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Desconocidas & Fascinantes

Publicado el junio 29th, 2018 | por InOutRadio

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Desconocidas & Fascinantes. Alberta Lucille-Alan Hart: El primer caso documentado de un hombre transgénero en EEUU por Thais Morales

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Alberta Lucille Hart. ¿Alguien la conoce? No, porque en realidad no era Alberta, sino Alan. Y esta es su historia.

Alberta Lucille Hart nació el 4 de octubre de 1890 en Halls Summit, Kansas. Hijo de Albert L. Hart y Edna Bamford, cuando su padre murió, se mudó a la granja que tenía la familia de su madre y allí vivió los momentos más felices de su vida: podía vestirse, jugar como lo que era, un chico, y aliarse con su abuelo, que aceptaba su identidad sin problemas ni prejuicios, a diferencia de su madre, que pensaba que aquel rasgo de la persona a la que ella seguía llamando hija, era un síntoma de locura.

En una época en la que la identidad de las personas era la que dictaba el cuerpo y en la que aún no existían, para el común de los mortales, palabras para poder expresar y verbalizar la identidad trans, Alan le rogaba a su familia que le cortara el pelo y que le dejara llevar pantalones. Odiaba las muñecas pero le gustaba jugar a médicos. Aborrecía las tareas típicas femeninas y prefería el trabajo de la granja.

Cuando tenía 12 años, su madre se volvió a casar y la familia se mudó a Albany, Oregón, donde, en un entorno urbano, le obligaron a vestirse de niña. Se acabó lo que se daba. Hart empezó a estudiar en el Instituto de Albany y fue obligado a reprimir e ignorar su sexo sentido. A pesar de ello, se graduó en 1912 y, cinco años después, se licenció en Medicina por la Universidad de Oregón siendo, a nivel institucional, que no real, «la única mujer» de su promoción que obtuvo honores académicos.

Poco después de licenciarse, trabajó en el hospital de la Cruz Roja en Filadelfia y fue en aquella época cuando decidió buscar la manera de poder ser quien era acudiendo a un psiquiatra. De hecho, el suyo es el primer caso documentado de un hombre transgénero en Estados Unidos. Hasta entonces, las intervenciones de reasignación de sexo se habían llevado a cabo sobre todo en Alemania, donde el célebre doctor Magnus Hirschfeld, había realizado algunas operaciones. Cuentan que fue un caso alemán, el de Karl M. Baer, cuya reasignación se produjo en 1906 con el consenso psiquiátrico, legal y quirúrgico, el que se usó como referente para Alan.

En 1917, empezó a ver al psiquiatra Joshua Gilbert, de la universidad de Oregón, y le pidió someterse a una intervención para eliminar la menstruación. Al principio, Gilbert se mostró reacio, pero acabó aceptando porque, tras estudiar a fondo a su paciente, se dio cuenta de que  Hart era “una persona inteligente, sin ninguna enfermedad mental, pero afectada por un misterioso desorden para el que yo no tengo ninguna explicación”. En una serie de notas publicadas en el Journal of Nervous and Mental Disorders, de 1920, Gilbert escribió: “Desde un punto de vista psicológico y sociológico, H es un hombre y por eso vivir como uno de ellos es la única posibilidad que tiene de ser feliz”. Hart fue el primer caso en América en el que un psiquiatra recomendó extirpar un órgano sano basándose exclusivamente en la identificación de género del individuo.

La intervención quirúrgica de Hart -una histerectomía- se llevó a cabo en las vacaciones de invierno de 1917 en el hospital de la universidad de Oregón y, a partir de entonces, Alan pudo vivir de acuerdo a su sexo sentido. Casado con Inez Starck, empezó a ejercer de médico en el suroeste de Oregón, en el hospital Gardiner. Allí, según el Dr. Gilbert, Hart tuvo la mala suerte de ser reconocido por un antiguo compañero de la universidad que tardó poco en explicar su historia, iniciando así un proceso continuo de acoso y derribo contra él.

Su trabajo en el hospital Gardiner duró menos de seis meses, y entre 1919 y 1920 ejerció la medicina en Montana, “hasta que la crisis económica que se desencadenó en el otoño de 1920 llevó a la quiebra a la mayoría de granjeros y ganaderos de Montana y a mí con ellos”. Cuando al fin pudo conseguir trabajo, ocupó puestos públicos principalmente en departamentos de radiología. Trabajó en sanatorios de tuberculosos y clínicas de rayos-x en Nuevo México, Illinois, Washington (Spokane, Tacoma y Seattle), y Idaho y consiguió un máster en radiología por la universidad de Pennsylvania en 1930 y otro en salud pública por la universidad de Yale en 1948. La aportación de Hart en este ámbito médico fue fundamental, ya que se convirtió en el pionero en la aplicación de los rayos-x para el diagnóstico de la tuberculosis. Y en los últimos 16 años de su vida dirigió programas y proyectos de radiología para el departamento de Salud de Connecticut. Incluso llegó a plasmar en un libro y en numerosos artículos sus conocimientos médicos.

En la novela 'The undaunted’, de 1936, Hart , que había empezado  escribir para soportar la tensión, el odio y la discriminación que sufría, dice de su protagonista: “Había ido de ciudad en ciudad, de trabajo en trabajo durante quince años a causa de algo que era tan imposible de cambiar como el color de sus ojos. Los rumores y el escándalo siempre le acompañaban. No era bueno vivir solo, tener unas pocas relaciones pero ninguna de verdad, profunda e íntima; tarde o temprano  alguien acababa por reconocerle. Y entonces tenía que dimitir e irse de nuevo y después de esto idear una historia creíble que explicara su dimisión y la terrible experiencia de buscar otro trabajo sin poder explicar exactamente por qué había dejado el último.  Cada vez que tenía que pasar por todas estas humillaciones, su autoestima se partía en dos y acababa por hundirse”.

Su esposa, Inez, abandonó a Hart en 1923 y se divorciaron en 1925. Ese mismo año, volvió a casarse, con Edna Ruddick, una profesora de escuela que se convirtió en asistenta social y administrativa y que fue su compañera hasta el fin de sus días. Durante la depresión de los años 30, después del crack del 29, Alan y Edna vivieron en Seattle, donde él por su condición de transgénero tuvo serios problemas para encontrar trabajo a tiempo completo. Escribió entonces: “Estoy seguro de que habría hecho algo terrible si no hubiera recurrido a la literatura”. Por suerte, lo hizo. El resultado fueron cuatro novelas que se publicaron entre 1935 y 1942, que constituyen un cuerpo significativo de ficción y exponen y explican la envidia y los prejuicios que existían en la profesión médica. A este respecto, su opinión era clara y contundente: “Lo peor que uno se encuentra en el mundo de la medicina es resultado de la falsedad de la sociedad como un todo, es fruto de nuestra típica preocupación americana de pensar únicamente en el éxito y el dinero, y es consecuencia de nuestra dedicación y esfuerzo para producir más cosas y no para usarlas con el objetivo de conseguir una vida humana plena. En tanto que la gente de América esté dominada por el espíritu de ‘Voy a conseguir lo mío y no me importa a qué precio’  y este sentimiento se cuele en todas las profesiones, los médicos estarán afectados por estos ideales de la misma manera que lo está todo el mundo”.

Después de la Segunda Guerra Mundial se produjo una novedad importante en el campo de la transexualidad: las hormonas sintéticas masculinas empezaron a estar disponibles. Aquello significó que Hart se dejara barba y comenzara a afeitarse; además, su voz se hizo más grave y él se sentía más seguro en sus apariciones en público.

Hart y Edna fueron un matrimonio muy activo en la comunidad y en la Iglesia Unitaria, de la que eran seguidores, y vivieron juntos hasta que Alan murió de una afección coronaria, el 1 de julio de 1962. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas esparcidas en Port Angeles, en Washington.  En su testamento pedía que no se erigiera ninguna lápida en su honor y que se quemaran ciertas cartas y fotografías que guardaba en la caja de seguridad de un banco y en una caja fuerte que tenía en su casa.

Para saber más:

Alberta Lucille Hart / Dr. Alan L. Hart: An Oregon Pioneer. Oregon Cultural Heritage Commission. Booth, Brian (2000).

http://en.wikipedia.org/wiki/Alan_L._Hart

Gay American History: Lesbians and Gay Men in the U.S.A. (New York City: Thomas Y. Crowell, 1976). Jonathan Katz

Doctor Mallory (W.W. Norton & Company, Inc.). Alan Hart

The Undaunted (W.W. Norton & Company, Inc.)  Alan Hart

In the Lives of Men (W.W. Norton & Company, Inc.) Alan Hart

Doctor Finlay Sees it Through (Harper & Brothers) Alan Hart

NOVELAS

Doctor Mallory (W.W. Norton & Company, Inc.)

The Undaunted (W.W. Norton & Company, Inc.)

In the Lives of Men (W.W. Norton & Company, Inc.)

Doctor Finlay Sees it Through (Harper & Brothers)

REFERENCIAS

Booth, Brian (2000). "Alberta Lucille Hart / Dr. Alan L. Hart: An Oregon "Pioneer""Oregon Cultural Heritage Commission.

http://en.wikipedia.org/wiki/Alan_L._Hart

Jonathan Katz, Gay American History: Lesbians and Gay Men in the U.S.A. (New York City: Thomas Y. Crowell, 1976).

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Acerca de la autora

Somos la radio sáfica. Un equipo intergeneracional de mujeres sáficas con intereses culturales que trata de acercarte la actualidad LBT buscando referentes en la literatura, los cómics, las series, el cine y la música para que siempre encuentres el podcast que más se adecúe a tus intereses. Queremos llenar tus horas con noticias, tertulias, humor, entrevistas y análisis desde una realidad que es la tuya. La nuestra.



3 respuestas a Desconocidas & Fascinantes. Alberta Lucille-Alan Hart: El primer caso documentado de un hombre transgénero en EEUU por Thais Morales

  1. Sergio says:

    Creo que hacéis muy mal en hablar de una persona trans en femenino. Ser trans no es igual a transformarse en otra persona . Tenéis que entender , y no solo quien redacte estas cosas tan erróneas, que ser una persona trans no es un cambio de sexo, es reconocer abiertamente quien eres sin condicionar en absoluto los genitales . Esto no lo dice alguien que no sepa de lo que habla , ya que soy un hombre trans y además activista . No promulgáis la transexualidad erróneamente , gracias .

  2. Ana says:

    Por favor, haced referencia a las personas trans como se debe y se merecen. Alan siempre fue Alan, un hombre brillante y se le debe retratar y recordar como tal. Y no solo eso, sino que muchos hombres trans buscan un referente como Alan L. Hart en la historia y se lo estáis arrebatando, además de creando confusión. Ruego que rectifiquéis el artículo, muchas gracias.

    • Thais says:

      Es cierto. Sergio y Ana, tenéis toda la razón. Escribí este articulo hace algunos años. Posteriormente hice un reportaje sobre menores transexuales y hablando con sus padres, y organizaciones como Chrysallis, pude entender la importancia del tratamiento que en este artículo faltaba. Aquí dejo al texto revisado a la esera de que pueda actualizarse en la web de InOut radio.
      Pido disculpas. Y gracias.

      Alberta Lucille Hart. ¿Alguien la conoce? No, porque en realidad no era Alberta, sino Alan. Y esta es su historia.

      Alberta Lucille Hart nació el 4 de octubre de 1890 en Halls Summit, Kansas. Hijo de Albert L. Hart y Edna Bamford, cuando su padre murió, se mudó a la granja que tenía la familia de su madre y allí vivió los momentos más felices de su vida: podía vestirse, jugar como lo que era, un chico, y aliarse con su abuelo, que aceptaba su identidad sin problemas ni prejuicios, a diferencia de su madre, que pensaba que aquel rasgo de la persona a la que ella seguía llamando hija, era un síntoma de locura.
      En una época en la que la identidad de las personas era la que dictaba el cuerpo y en la que aún no existían, para el común de los mortales, palabras para poder expresar y verbalizar la identidad trans, Alan le rogaba a su familia que le cortara el pelo y que le dejara llevar pantalones. Odiaba las muñecas pero le gustaba jugar a médicos. Aborrecía las tareas típicas femeninas y prefería el trabajo de la granja.
      Cuando tenía 12 años, su madre se volvió a casar y la familia se mudó a Albany, Oregón, donde, en un entorno urbano, le obligaron a vestirse de niña. Se acabó lo que se daba. Hart empezó a estudiar en el Instituto de Albany y fue obligado a reprimir e ignorar su sexo sentido. A pesar de ello, se graduó en 1912 y, cinco años después, se licenció en Medicina por la Universidad de Oregón siendo, a nivel institucional, que no real, «la única mujer» de su promoción que obtuvo honores académicos.

      Poco después de licenciarse, trabajó en el hospital de la Cruz Roja en Filadelfia y fue en aquella época cuando decidió buscar la manera de poder ser quien era acudiendo a un psiquiatra. De hecho, el suyo es el primer caso documentado de un hombre transgénero en Estados Unidos. Hasta entonces, las intervenciones de reasignación de sexo se habían llevado a cabo sobre todo en Alemania, donde el célebre doctor Magnus Hirschfeld, había realizado algunas operaciones. Cuentan que fue un caso alemán, el de Karl M. Baer, cuya reasignación se produjo en 1906 con el consenso psiquiátrico, legal y quirúrgico, el que se usó como referente para Alan.

      En 1917, empezó a ver al psiquiatra Joshua Gilbert, de la universidad de Oregón, y le pidió someterse a una intervención para eliminar la menstruación. Al principio, Gilbert se mostró reacio, pero acabó aceptando porque, tras estudiar a fondo a su paciente, se dio cuenta de que Hart era “una persona inteligente, sin ninguna enfermedad mental, pero afectada por un misterioso desorden para el que yo no tengo ninguna explicación”. En una serie de notas publicadas en el Journal of Nervous and Mental Disorders, de 1920, Gilbert escribió: “Desde un punto de vista psicológico y sociológico, H es un hombre y por eso vivir como uno de ellos es la única posibilidad que tiene de ser feliz”. Hart fue el primer caso en América en el que un psiquiatra recomendó extirpar un órgano sano basándose exclusivamente en la identificación de género del individuo.

      La intervención quirúrgica de Hart -una histerectomía- se llevó a cabo en las vacaciones de invierno de 1917 en el hospital de la universidad de Oregón y, a partir de entonces, Alan pudo vivir de acuerdo a su sexo sentido. Casado con Inez Starck, empezó a ejercer de médico en el suroeste de Oregón, en el hospital Gardiner. Allí, según el Dr. Gilbert, Hart tuvo la mala suerte de ser reconocido por un antiguo compañero de la universidad que tardó poco en explicar su historia, iniciando así un proceso continuo de acoso y derribo contra él.
      Su trabajo en el hospital Gardiner duró menos de seis meses, y entre 1919 y 1920 ejerció la medicina en Montana, “hasta que la crisis económica que se desencadenó en el otoño de 1920 llevó a la quiebra a la mayoría de granjeros y ganaderos de Montana y a mí con ellos”. Cuando al fin pudo conseguir trabajo, ocupó puestos públicos principalmente en departamentos de radiología. Trabajó en sanatorios de tuberculosos y clínicas de rayos-x en Nuevo México, Illinois, Washington (Spokane, Tacoma y Seattle), y Idaho y consiguió un máster en radiología por la universidad de Pennsylvania en 1930 y otro en salud pública por la universidad de Yale en 1948. La aportación de Hart en este ámbito médico fue fundamental, ya que se convirtió en el pionero en la aplicación de los rayos-x para el diagnóstico de la tuberculosis. Y en los últimos 16 años de su vida dirigió programas y proyectos de radiología para el departamento de Salud de Connecticut. Incluso llegó a plasmar en un libro y en numerosos artículos sus conocimientos médicos.

      En la novela 'The undaunted’, de 1936, Hart , que había empezado escribir para soportar la tensión, el odio y la discriminación que sufría, dice de su protagonista: “Había ido de ciudad en ciudad, de trabajo en trabajo durante quince años a causa de algo que era tan imposible de cambiar como el color de sus ojos. Los rumores y el escándalo siempre le acompañaban. No era bueno vivir solo, tener unas pocas relaciones pero ninguna de verdad, profunda e íntima; tarde o temprano alguien acababa por reconocerle. Y entonces tenía que dimitir e irse de nuevo y después de esto idear una historia creíble que explicara su dimisión y la terrible experiencia de buscar otro trabajo sin poder explicar exactamente por qué había dejado el último. Cada vez que tenía que pasar por todas estas humillaciones, su autoestima se partía en dos y acababa por hundirse”.
      Su esposa, Inez, abandonó a Hart en 1923 y se divorciaron en 1925. Ese mismo año, volvió a casarse, con Edna Ruddick, una profesora de escuela que se convirtió en asistenta social y administrativa y que fue su compañera hasta el fin de sus días. Durante la depresión de los años 30, después del crack del 29, Alan y Edna vivieron en Seattle, donde él por su condición de transgénero tuvo serios problemas para encontrar trabajo a tiempo completo. Escribió entonces: “Estoy seguro de que habría hecho algo terrible si no hubiera recurrido a la literatura”. Por suerte, lo hizo. El resultado fueron cuatro novelas que se publicaron entre 1935 y 1942, que constituyen un cuerpo significativo de ficción y exponen y explican la envidia y los prejuicios que existían en la profesión médica. A este respecto, su opinión era clara y contundente: “Lo peor que uno se encuentra en el mundo de la medicina es resultado de la falsedad de la sociedad como un todo, es fruto de nuestra típica preocupación americana de pensar únicamente en el éxito y el dinero, y es consecuencia de nuestra dedicación y esfuerzo para producir más cosas y no para usarlas con el objetivo de conseguir una vida humana plena. En tanto que la gente de América esté dominada por el espíritu de ‘Voy a conseguir lo mío y no me importa a qué precio’ y este sentimiento se cuele en todas las profesiones, los médicos estarán afectados por estos ideales de la misma manera que lo está todo el mundo”.

      Después de la Segunda Guerra Mundial se produjo una novedad importante en el campo de la transexualidad: las hormonas sintéticas masculinas empezaron a estar disponibles. Aquello significó que Hart se dejara barba y comenzara a afeitarse; además, su voz se hizo más grave y él se sentía más seguro en sus apariciones en público.

      Hart y Edna fueron un matrimonio muy activo en la comunidad y en la Iglesia Unitaria, de la que eran seguidores, y vivieron juntos hasta que Alan murió de una afección coronaria, el 1 de julio de 1962. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas esparcidas en Port Angeles, en Washington. En su testamento pedía que no se erigiera ninguna lápida en su honor y que se quemaran ciertas cartas y fotografías que guardaba en la caja de seguridad de un banco y en una caja fuerte que tenía en su casa.

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