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Desconocidas y Fascinantes: Adrienne Rich con Kika Fumero.

Adrienne Rich: lo personal es político con Kika Fumero.

De una sensibilidad militante, la poeta Adrienne Rich nunca tuvo pelos en la lengua. Su poesía es reivindicativa, revolucionaria y feminista por excelencia. Su tono poético-militante no deja inmune a ninguna mujer que la lea. Tanto sus poemas como sus ensayos son ejemplos de literatura comprometida. La poesía es un derecho humano – declaraba ella.

En la misma línea que su amiga Audre Lorde, Rich utilizó el arte para militar y reivindicar en voz alta. El silencio es un arma que actúa en nuestra contra. Como muy bien declara Mª Soledad Sánchez Gómez – traductora de dos de sus libros y, por tanto, gran conocedora de Adrienne-: “la obra de Rich pone de manifiesto la evidencia de que es posible exigir responsabilidad [social y moral] a la belleza”.

“Cuando una mujer dice la verdad, está creando la posibilidad de más verdad a su alrededor”. (RICH, ADRIENNE: Sobre mentiras, secretos y silencios, editorial Horas y Horas, 2011)

Adrienne Rich nació en Baltimore en plena crisis del 29 en el seno de una familia adinerada. A la temprana edad de 22 años publicó su primer libro de pomas, A change of world (“Un cambio de mundo”). Unos años más tarde se casó con el economista Alfred Conrad, padre de sus tres hijos. Fue madre por primera vez a los 26 años y a los 30 ya había dado vida a sus tres retoños. Hasta ese momento Adrienne, que se encontraba en una vida que ella misma definiría más tarde como de “domesticidad absoluta” y publicó una poesía no comprometida, que seguía las líneas patriarcales del mundo anglosajón. Pero no por mucho tiempo. Pronto se implicaría de lleno en los cambios políticos y sociales de EE.UU. y se dedicaría a investigar la relación del lenguaje y el poder: el lenguaje como arma de reivindicación, como una herramienta capaz de retransmitir la realidad en su estado puro (y duro), sin máscaras ni algodones. En esta época Rich comenzó a investigar los derechos de las minorías y se involucró en cuerpo y alma en el Movimiento de Liberación de la Mujer. Necessities of Life (Necesidades vitales, 1966), Leaflets (Folletos, 1969) y The Will to Change (La voluntad de cambiar, 1971) se convirtieron en testimonio de su convicción de que lo personal es político.

Poco tiempo después de la separación de su marido, éste se quita la vida trágicamente. Adrienne plasmó este fatídico suceso en los poemas de esta época. A partir de este momento, Rich se dedicó de lleno al feminismo y dio rienda suelta a su orientación sexual como lesbiana. En 1973 gana el premio National Book Award con la publicación de Diving into the Wreck (Buceando hacia el naufragio). Rich dedicó este reconocimiento a todas las mujeres.

Feminista, madre, lesbiana, luchadora, creadora, amante, reivindicativa, filósofa, revolucionaria, pensadora. Ésta era Adrienne Rich. Temas como la sexualidad, el racismo, el amor lésbico, las injusticias socio-económicas o los derechos de las mujeres son algunos de los que toman vida en su literatura. Su compañera de vida durante de 30 años fue la escritora Michelle Cliff.

Adrienne Rich tenía un carácter fuerte y las ideas muy claras. Estas dos virtudes le valieron para rechazar la Medalla Nacional de las Artes que Bill Clinton le concediera en 1997 porque, según, el arte era incompatible con la política cínica del gobierno americano. En su ensayo Por qué rechacé la medalla nacional de las artes, que es una carta dirigida al entonces presidente de los EE.UU., Adrienne Rich fue contundente:

En las últimas dos décadas he sido testigo del impacto, cada vez más brutal, de la injusticia racial y económica en nuestro país. No hay una simple fórmula que relacione el arte con la justicia, pero sé que el arte no significa nada si simplemente decora la mesa para la cena del poder que lo mantiene rehén. Las radicales disparidades de riqueza y poder en Norteamérica se están agrandando a una velocidad devastadora. Un Presidente no puede rendir honores significativamente a determinados artistas simbólicamente elegidos mientras la gente, en su mayor parte, está tan deshonrada […] Mi preocupación por mi país es inseparable de mis preocupaciones como artista. No podría participar en un ritual que me parece tan hipócrita.

Su trabajo no dejó de ser reconocido continuamente. Así, en 2004, obtuvo el premio Nacional del Círculo de Críticos Literarios en la categoría de poesía por su colección The School Among the Ruins.

El pasado 27 de marzo, la vida de esta magnífica mujer tocó su fin a los 82 años. La poeta norteamericana fue víctima de una artritis reumatoide que padecía desde hacía tiempo. Se encontraba en Santa Mónica (California).

Ella nos enseñó el espíritu de equipo, de grupo, para no sentir miedo, para no sentirnos solas. Este mes, desde MíraLes, dedicamos este espacio a la que fuera madre de las feministas.

Adrienne nos dejó un gran legado tras de sí y muchas semillas plantadas. Ojalá seamos capaces de recoger esos frutos con inteligencia. Aquí les dejo dos de sus poemas más conocidos, que se recogen en su libro de Veintiún poemas de amor y que hablan del amor lesbiano.

III

Porque ya no somos jóvenes, las semanas han de bastar

por los años sin conocernos. Sólo esa extraña curva

del tiempo me dice que ya no somos jóvenes.

Caminé acaso yo por las calles en la madrugada, a los veinte

con las piernas temblándome y los brazos en éxtasis más pleno?

Acaso me asomé por alguna ventana buscando la ciudad

atenta al futuro, como ahora aquí, esperando tu llamada?

Con el mismo ritmo tú te aproximaste a mí.

Son eternos tus ojos, verde destello

de hierba salvaje refrescada por la vertiente

Sí. A los veinte creíamos ser eternas.

A los cuarenta y cinco deseo conocer incluso nuestros límites.

Te acaricio ahora, y sé que no nacimos mañana,

y que de algún modo tú y yo nos ayudaremos a vivir,

y en algún lugar nos ayudaremos tú y yo a morir.

 

Poema emergente, sin número

Pase lo que pase, vivirá en mí

tu cuerpo. El ondeante ejercicio de tu amor,

sensible, frágil como la fronda apenas enroscada

del helecho en espiral en los bosques

recién dorados por el sol.

Amplios, tus muslos, viajeros nobles y generosos

donde mi rostro entero se hunde una y otra vez…

La sabiduría honda y la inocencia de esa morada

descubierta para mi lengua…En mis labios, el ritmo

tembloroso e insaciable de tus pechos…

Sentir tu mano en mí, firme, protectora,

descubriéndome, con la fuerza de tu lengua

y tus dedos finos llegando allí, donde te esperé siempre,

en mi fondo húmedo y rosa. Pase lo que pase,

ahí estarás tú.

 


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Desconocidas y Fascinantes: Audre Lorde, una amazona guerrera con Kika Fumero.

Desconocidas y Fascinantes: Audre Lorde, una amazona guerrera con Kika Fumero.

“A Isabel Franc, con todo mi cariño”

Mujer negra, lesbiana, madre, poeta, feminista: ésta era su carta de presentación personal. Le gustaba desplegar su múltiple identidad, y se anticipaba así, de algún modo, a la teoría queer. Lorde fue siempre “la otra” o “la rara” incluso en aquellos círculos a los que, por su condición sexual o ideológica, pertenecía. Un día el fantasma de la muerte se coló en su vida y la convirtió en una amazona guerrera. El cáncer de mama la tuvo 14 años en jaque. A lo largo de ese período, Lorde no cesó de darnos lecciones como mujer y de convertirse en todo un ejemplo para seguir.

En 1934, en Harlem, ciudad de Nueva York, nació una de las poetas y ensayistas más comprometidas en la historia del feminismo: Audrey Geraldine Lorde, hija de inmigrantes antillanos. La poesía fue un lenguaje innato para ella, su medio natural para comunicarse con los demás. Así nos lo narraba:

“Antes hablaba en verso. Leía poesías y las aprendía de memoria. Cuando me preguntaban: ¿qué te parece, Audre?, les recitaba una poesía. En otras palabras, me comunicaba literalmente por medio de la poesía. Y cuando no pude encontrar poemas que expresaran lo que sentía, entonces me puse a escribir lo míos; esto ocurrió cuando tenía doce o trece años”.

Desde su infancia, la rebeldía se hizo lugar en sus primeras decisiones. Como anécdota les contaré que su nombre real era Audrey, pero, cuando aprendió a escribirlo, decidió que el rabito de la “y” no le gustaba, y suprimió la letra. Chica lista: ¡Para qué complicarse la vida cuando la solución era tan fácil!

Tuvo amores lésbicos en su juventud y sufrió la homofobia en su propia piel al intentar adherirse al Harlemn Writers Guild (una asociación de escritores de la época) en los años 50. Pero ella no se rindió: frecuentó los círculos culturales gays de Greenwich Village, se graduó en Literatura y Filosofía, fue bibliotecaria, docente, activista social, cofundadora de The Kitchen Table-Women of Color Press (Editorial de mujeres de color La Mesa de Cocina), codirectora del periódico lésbico Chrysalis… ¡Qué decir! Hay niños que nacen con un pan bajo el brazo: Audre Lorde nació con un discurso activista perfectamente hilado bajo el suyo. Y digo “activista” en el más amplio sentido de la palabra. Como mujer negra y lesbiana, luchó contra el sexismo, el racismo y la homofobia. No había tiempo para la retaguardia: la vida no le daba tregua.

Lo más discreto que llegó a hacer fue casarse en 1962 con el abogado Edward Rollins, con quien tuvo a sus dos hijas. La pareja se divorció en 1970, dos años después de que Lorde conociera a quien fuera el amor de su vida: Frances Louis, la mujer que la acompañó en las duras batallas que como amazona tuvo que lidiar con la sociedad y con el cáncer de mama. Con ella compartiría 19 años de su vida.

Sus dos primeros libros de poesía, Las primeras ciudades y Cables hacia el odio (publicados en 1968 y 1979, respectivamente), no tienen contenido lésbico. Éste último estuvo marcado por la ira hacia el sexismo y el racismo que reinaban en aquella época en EE.UU. En 1971 leyó por primera vez un poema suyo que evocaba el amor entre dos mujeres: Martha. Dicho poema fue rechazado por su editor para incluirlo en su tercer volumen de poesía, De una tierra donde otras personas viven, que fue nominado para el Premio Nacional del libro. En él, Audre reflejaba ya con rebeldía y rabia la injusticia global.

Lo que no la mataba, la hacía más fuerte. Siempre fue “la diferente”: se sentía discriminada por los hombres por ser mujer, por las feministas blancas que no aceptaban su color de piel y por otras mujeres negras feministas que no aceptaban su orientación sexual. Lorde tenía todas las papeletas para ganarse la discriminación en cualquier lotería o circunstancia en que la vida la pusiera. Si bien es cierto que esto fue motivo constante de dolor, también es verdad que lo convirtió en fuente de energía. Estaba tan acostumbrada a la discriminación, que desarrolló un don especial para moverse en ella y, desde ella, batallar con las injusticias y actuar. En este sentido, la poesía era un canal perfecto en el que verter la rabia e impotencia que le asaltaban a lo largo del camino. Lean, si no, este poema suyo:

Quién dijo que era simple

Tiene tantas raíces el árbol de la rabia
que a veces las ramas se quiebran
antes de dar frutos.
Sentadas en Nedicks
las mujeres se reúnen antes de marchar
hablando de las problemáticas muchachas
que contratan para quedar libres.
Un empleado casi blanco posterga
a un hermano que espera para atenderlas primero
y las damas no advierten ni rechazan
los placeres más sutiles de su esclavitud.
Pero yo que estoy limitada por mi espejo
además de por mi cama
veo causas en el color
además de en el sexo
y me siento aquí preguntándome
cuál de mis yo sobrevivirá
a todas estas liberaciones.

Fue una mujer valiente, inteligente, luchadora, brillante. Sus principios y sus valores constituían la piel que vestía su cuerpo: imposible arrancárselos sin matarla. Combatió estoicamente y con audacia con tres frentes: la liberación afroamericana, la liberación de las mujeres y la liberación de lesbianas y gays. Su obra es una simbiosis del compromiso social y humano que corría por sus venas, así como del pacto con la verdad que le nacía desde el epicentro de su ser, un pacto cada vez más estrecho con el pasar de los años: “siento que tengo un deber de decir la verdad tal como la veo y compartir no solamente mis triunfos o aquello que se siente bien, sino también el dolor, el intenso, y muchas veces irreducible, dolor”.

Cuenta la leyenda que las amazonas de la mitología griega se mutilaban un pecho con el fin de usar mejor el arco y la flecha. Ellas eran amazonas por elección, pero Audre Lorde lo fue por imposición. Cuando tenía alrededor de 40 años le diagnosticaron un cáncer de mama. En sus Diarios de un cáncer, ella misma nos narra cómo su vida sufrió un alto y tuvo que pararse en seco. Su compromiso siguió dirigido a las mujeres y tenía la misma perspectiva, sólo que las armas de nuestra guerrera fueron otras a partir de entonces. Lorde se valió del cáncer para combatir el sexismo y el poder patriarcal tan imperioso que se mueve alrededor de esta enfermedad en general, y de la prótesis desde un punto moral, en particular. Se propone firmemente luchar contra el silencio y pasar al lenguaje y a la acción. Hagan un esfuerzo y escuchen sus palabras:

“La prótesis ofrece el consuelo vacío de ‘Nadie va a notar la diferencia’. Pero es precisamente esa diferencia la que yo quiero afirmar, porque la he vivido, y sobrevivido, y quiero compartir esa fortaleza con otras mujeres. Si vamos a traducir el silencio que rodea el cáncer de mama al lenguaje y la acción contra este mal, entonces el primer paso es que las mujeres con mastectomías se hagan visibles unas a otras. Porque el silencio y la invisibilidad van de la mano de la impotencia”.

Audre, por supuesto, no aceptó las prótesis, a pesar del enfado de las enfermeras y de la reprimenda de su médico, quien no pestañeó al aconsejarle que las prótesis eran fundamentales a la hora de reinsertarse en el mundo social y laboral. Sí, queridas lectoras, ¡ríanse ustedes! ¡Precisamente a ella venían a hablarle de discriminación! “Sugerir que la prótesis es una solución a la discriminación laboral es como decir que la forma de luchar contra el prejuicio racista es que los negros simulen ser blancos”. Ésta era Audre Lorde.

Tras más de 14 años de lucha y 3 años después de que su relación sentimental con Frances Louis, su compañera de vida, se disolviera, la vida de nuestra querida amazona tocó su fin. El 17 de noviembre de 1992, aquella guerrera amante de las mujeres que vivió por y para nosotras, jugó su última carta y abandonó la partida. Contaba con 54 años. A su lado estaba la mujer que la acompañó en sus últimos años: la profesora y activista Gloria I. Joseph.

En una ceremonia africana, antes de fallecer, Lorde tomó el nombre de Gambda Adisa, que significa “guerrera que hace saber su significado”. Sobran las palabras.

Y ahora les dejo con la lectura de dos de sus poemas más emblemáticos.

Mujer [pertenece a su séptimo libro de poemas, El unicornio negro, del que Adrienne Rich, íntima amiga de la poeta, dijo: "Audre Lorde se niega a circunscribirse a una única identidad simple. Escribe como mujer negra, como madre, como hija, como lesbiana, como feminista, como visionaria"]

Sueño con un lugar entre tus pechos
para construir mi casa como un refugio
donde siembro
en tu cuerpo
una cosecha infinita
donde la roca más común
es piedra de la luna y ópalo ébano
que da leche a todos mis deseos
y tu noche cae sobre mí
como una lluvia que nutre.

Afuera [pertenece también a su libro de poemas El unicornio negro]

En el centro de una ciudad cruel y fantasmal
todas las cosas naturales son extrañas.
Crecí en una confusión genuina
entre césped y maleza y flores
y lo que significaba de color
excepto la ropa que no se podía blanquear
y nadie me llamó negra de mierda
hasta que tuve trece.
Nadie linchó a mi mamá
pero lo que nunca había sido
había blanqueado su cara de todo
excepto de furias muy privadas
e hizo que los otros chicos
me llamaran agrandada en la escuela.

Y cuántas veces he vuelto a llamarme
a través de mis huesos confusión
negra
como médula queriendo decir carne
y cuántas veces me cortaste
e hiciste correr en las calles
mi propia sangre
quién creés que soy
que estás aterrorizado de transformarte
o qué ves en mi cara
que no hayas descartado ya
en tu propio espejo
qué cara ves en mis ojos
que algún día
vas a
reconocer como la tuya
A quién maldeciré por haber crecido
creyendo en la cara de mi madre
o por haber vivido temiendo la oscuridad potente
usando la forma de mi padre
ambos me marcaron
con su amor ciego y terrible
y ahora estoy lasciva por mi propio nombre.

Entre los cañones de sus terribles silencios
Madre brillante y padre marrón
busco ahora mis propias formas
porque nunca hablaron de mí
excepto como suya
y los pedazos con que tropiezo y me caigo
aún registro como prueba
de que soy hermosa
dos veces
bendecida con las imágenes
de quienes fueron
y quienes pensé alguna vez que eran
de lo que traslado
hacia y a través
y lo que necesito
dejar detrás de mí
más que nada
estoy bendecida en los seres que soy
que han venido a hacer de nuestras caras rotas
un todo.

Más información:

- Biografía de Audre Lord: http://es.wikipedia.org/wiki/Audre_Lorde

- Documental The edge of each other battle: the vision of Audre Lorde, realizado por Jennifer Abod.


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Desconocidas y Fascinantes: Victorina Duran con Carrie Romero.

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VICTORINA DURÁN. Una vida entre bastidores.

Dicen que su última residencia, en la Calle Escalinata de Madrid, era un santuario de recuerdos, cuadros, objetos y fotos de bellas mujeres (y es que no había duda del safismo de Victorina). Hasta allí se habían acercado personajes de la época tan emblemáticos como Rosa Chacel o Victoria Kent, íntimas amigas de Victorina desde la adolescencia.

Victorina Durán nació en Madrid en 1899, fue figurinista, escenógrafa y pintora, además de crítica de teatro. Y es que su vinculación con este arte se remonta a su primera infancia; su padre, militar de profesión, tenía el abono número 1 del Teatro Real y su madre era bailarina de puntas en ese mismo escenario (como lo había sido su abuela y su bisabuela). Así que Victorina aprendió a andar entre bailarinas, tutús, coristas, camerinos y ensayos.

Desde pequeña quiso ser actriz, pero a la familia paterna no les parecía “ni católico ni bien visto” así que se resignó y se dedicó al dibujo y a la pintura. Desde 1917 hasta 1926 estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde conoció a Rosa Chacel y tuvo compañeros tan ilustres como Salvador Dalí.

Se dedicó a la técnica del Batik -que proviene de la isla de Java y consiste en colorear telas aplicando varias capas de cera y de tinte-, con la que cosechó importantes premios tanto a nivel nacional como en el exterior y representó a España en la Gran Exposición de Artes Decorativas de París de 1925.

En 1926 un centenar de mujeres intelectuales y artistas se unieron para fundar el Lyceum Club de Madrid, un centro cultural inspirado en los Lyceum de Paris y de Londres, destinado a defender la igualdad y la plena incorporación de la mujer a la educación y al trabajo. Fue la primera organización femenina laica dedicada a las artes y ni su ideología ni sus actividades gustaron a los conservadores de la época que incluso reclamaron a la prensa la “reclusión (de las asociadas) como locas o criminales”. Victorina fue una de las socias del Lyceum Club y sus batiks formaron parte de la primera exposición que se organizó.

En 1929 ganó por concurso la cátedra de Indumentaria y Arte Escenográfico del Conservatorio Nacional de Madrid, siendo la primera mujer en conseguir este puesto. En la prensa apareció una noticia sobre el banquete de celebración, con asistentes de la talla de Victoria Kent y María de Maeztu, lo que muestra que la Durán era un personaje importante en la época.

En el Lyceum Club conoció a Margarita Xirgu una de las grandes actrices del momento, con la que entabló una gran amistad. A través de la Xirgu conoció a Rivas Chérif y a Federico García Lorca; quienes fueron pioneros en la dirección teatral de principios del S. XX. Victorina se unió al equipo encargándose de los decorados y los figurines. Trabajaron juntos en muchas obras de éxito, se puede destacar como anécdota que en la obra “Otra vez el diablo: un cuento de miedo en tres jornadas y un amanecer” Margarita Xirgu hizo de galán; y se pueden ver imágenes de los figurines que realizó Victorina para esta obra. También se sabe que durante las funciones Victorina dejaba lo que estuviese haciendo y se escapaba en los entreactos para estar con la actriz, y volvía en cuanto Margarita salía de nuevo a escena.

Además de su trabajo en la compañía de teatro, Victorina tenía una sección en el diario La Voz, de Madrid, titulada “Escenografía y vestuario”, en la que exponía toda una teoría propia del espacio dramático. Su trabajo supuso una auténtica revolución de la perspectiva escenográfica.

Con Federico García Lorca tuvo una relación muy corta y marcada por la complicidad de una sexualidad diferente. El poeta le contó a Victorina que, cuando fuera un autor teatral consagrado, escribiría un drama realista que denunciara la discriminación homosexual. Esto finalmente no fue posible, ya que, como sabemos, a Lorca lo fusilaron poco después, en la guerra Civil.

En 1937 se marchó a Buenos Aires. Victorina no tenía una ideología política concreta, así que aceptó la llamada insistente de la Xirgu desde Argentina, que tenía miedo de que le pasara lo mismo que a Lorca. En los años que estuvo en el exilio pintó escenografías y figurines y fue directora artística de los teatros Colón y Cervantes. También pintó y expuso en Uruguay, Brasil, Chile, Alemania, Francia, etc.

Desconocidas y Fascinantes: Victorina Duran, Una vida entre bastidores con Carrie Romero.

Regresó del exilio en 1949 para trabajar con Salvador Dalí en el Don Juan Tenorio que dirigió Luis Escobar en el Teatro Nacional. Desde ese momento viajó a menudo a París y a Madrid, hasta que volvió definitivamente a España y se instaló de nuevo en la capital en los años 80.

Victorina también escribió, es autora de varias obras inéditas, entre las que destacan sus memorias Sucedió y Así es. En Así es narra alguna de sus aventuras lésbicas. Empieza con la iniciación en 1921, cuando la baronesa de Alcalahí se encapricha de ella y le hace tomar conciencia de su identidad lésbica. El clímax se alcanza con el capítulo dedicado a Una actriz, a la que no menciona (utiliza para ella un nombre en clave), pero todo su entorno nos lleva a Margarita Xirgu. Dedica el capítulo a “todas las actrices que renunciaron a su relación íntima con el hombre. Tuvieron y tienen “amigas” y viven amores que nunca conocieron con ellos”. Victorina reconoce al final que su historia con Margarita fue un amor nunca consumado ya que “no hubo entrega ni posesión”.

En el manuscrito faltan páginas dedicadas a Otra actriz, pero en la introducción confiesa que “ha vestido a muchas mujeres…pero desnudado a pocas”.

Gracias a los datos encontrados en sus memorias se puede reconstruir el Círculo Sáfico de Madrid, con su década dorada desde la fundación del Lyceum Club hasta que estalló la guerra civil. Un lugar de encuentro y tertulia donde se reunirían mujeres como Carmen Conde, Irene Polo o Lucía Sánchez Saornil. Mujeres rebeldes, feministas y transgresoras, como Victorina Durán, que se atrevió a vivir abiertamente su lesbianismo en el contexto de una España rancia e intolerante.

Murió en 1994, y en su epitafio se puede leer: “No sé si habré dejado de amar por haber muerto o habré muerto por haber dejado de amar”.

à Para saber más:

- No ha sido fácil encontrar información sobre Victorina Durán, he consultado dos estudios:

  • Uno sobre su trabajo como escenógrafa, en el libro “Estudios de literatura española de los Siglos XIX y XX”
  • otro de Vicente Carretón, “Victorina Durán y el círculo sáfico de Madrid” publicado en la revista “El maquinista de la generación”, donde explica que los familiares de Victorina Durán le hicieron llegar los manuscritos y de ahí hemos sacado la mayor parte de la información.

- Sobre el círculo sáfico de Madrid, es muy interesante la entrevista a Angie Simonis en el País: http://www.elpais.com/articulo/pais/vasco/Tener/referentes/serios/lesbianas/elimina/estereotipos/elpepuesppvs/20071206elpvas_10/Tes

Es una estudiosa de la época, así que en su blog (http://amazonialibre.blogspot.com/) y en sus libros se encuentra mucha información.

- También se pueden ver algunas imágenes de los figurines pintados por Victorina, por internet se encuentran también algunos de los cuadros que pintó en el exilio.

 

 

 


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Desconocidas y Fascinantes: Luchadora y perdedora: Lucía Sánchez Saornil con Isabel Franc.

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Luchadora y perdedora: Lucía Sánchez Saornil con Isabel Franc.

Fue escritora, poeta y política destacada, pero su nombre no aparece ni en los libros de literatura ni en las antologías poéticas ni en los manuales de historia. Solo algunas estudiosas del feminismo anarquista han intentado rescatar su figura de un olvido voluntario del que no salió.

Madrileña, de familia pobre, nació en 1895. Tras la temprana muerte de su madre y de un hermano, tuvo que hacerse cargo de su padre y de su hermana pequeña. Compaginaba el trabajo de telefonista con los estudios en la Academia de Bellas Artes. Allí empezó a relacionase con la vanguardia literaria de la época. Fue pionera del ultraísmo -movimiento poético iniciado en 1918 que promulgaba la urgencia de una renovación radical del espíritu y de la técnica. Pionera de la exhibición del deseo lesbiano, sus poemas eróticos dedicados a la belleza femenina poseen una fuerza y una originalidad poco comunes.

Fue también la dirigente anarquista más singular de la Guerra Civil. Consideraba la Republica una farsa proveniente de la burguesía que, una vez conseguida, había que derribar. En 1933 fue nombrada secretaria de redacción de la CNT de Madrid. Su posición feminista se fue reafirmando con los años. Desde publicaciones como Tierra y Libertad, La Revista Blanco y Solidaridad Obrera, defendía que la lucha de la mujer no debía estar supeditada a la lucha de clases e instaba a sus compañeros a liberar a las mujeres de sus prejuicios en sus propias casas. A cambió, recibió el descrédito y la descalificación por parte de los y las dirigentes de la CNT y de la FAI, incluida Federica Montseny.

En 1936, antes de estallar la guerra, fundó, junto con Mercedes Comaposada y Amparo Poch, una sección femenina de la CNT conocida como “Mujeres Libres”. Pero, a pesar de contar con más de 20.000 afiliadas, lo único que pudieron hacer fue editar una revista con ese mismo nombre, de la que Lucía fue editora y redactora. Los propios anarquistas desplazaron a la organización de cualquier acción libertaria dentro del movimiento y solo les permitieron dedicarse a labores de intendencia. (más…)


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Desconocidas y Fascinantes: Mercedes Acosta, La amante de las estrellas con Thais Morales.

Greta y Mercedesmercedes

Mercedes de Acosta -La amante de las estrellas con Thais Morales.

A Mercedes de Acosta los paparazzi la acribillarían con sus flashes y los programas de TV le pagarían millones por entrevistarla y someterla a la máquina de la verdad. ¿Por qué? Pues porque, como dijo Alice B. Toklas, la compañera de Gertrude Stein, “Mercedes tuvo a las dos mujeres más importantes de Estados Unidos: Greta Garbo y Marlene Dietrich”.

Mercedes de Acosta, que creyó firmemente que era un niño hasta que tuvo 7 años, nació en Nueva York en marzo de 1893. Su padre era un acaudalado cubano, Ricardo de Acosta, y su madre, Micaela Hernández de Alba, una española, descendiente de los Duques de Alba. A pesar de aquel bagaje, esa joven, que flirteó con las filosofías orientales; que dijo, “Puedo conquistar a cualquier mujer que esté con un hombre”; que vestía siempre en blanco y negro, que puso de moda el pantalón entre las mujeres de Hollywood y que escribía poemas dedicados a la Divina Garbo con tinta de color violeta, no logró romper el maleficio que la siguió toda su vida: el de la lesbiana que no escondió su opción sexual en una época en la que el mundo no estaba preparado para ello (sí, estuvo casada 15 años con Abraham Poole, aunque es bien sabido que se llevó a una amiga a su luna de miel). Mercedes murió sola y pobre el 9 de mayo de 1968.

Pero antes de la tragedia, detengámonos en los alegres años 20, cuando una prometedora Mercedes deslumbró a todo el mundo con su poesía, sus guiones y sus novelas, entre ellas, “Until the day break”, que publicó en 1928 (el mismo año que “El pozo de la soledad”), y que hablaba, sí, del amor entre mujeres. “Siento más emociones hacia las mujeres… Me transmiten tal sentimiento de belleza… La gente no maldice a nadie por ser rubio o moreno… Han nacido así y se acepta. Pero por algo más profundo que el color de tus ojos o de tu cabello, te condenan”, dice en un pasaje de la novela Orlanda, su protagonista. Sin embargo, ni sus tres libros de poesía, ni sus guiones teatrales ni el musical que escribió, la consagraron como autora. La fama le llegó a través de sus memorias y, como ya hemos dicho, de sus amantes. (más…)


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Desconocidas y fascinantes: Ana María Martínez Sagi con Isabel Franc.

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Ana María Martínez Sagi: Entre la poesía y el deporte.

Un gorrito de marinero con un nombre de varón bordado en la cinta le hizo descubrir, con apenas tres años, la decepción que había causado en su familia por haber nacido mujer.

Poeta, feminista, reportera, republicana, deportista y conferenciante, nació en Barcelona en 1907. Hija de una familia de la alta burguesía, su madre la odió por haber contrariado sus designios de procrear un varón y más tarde por sublevarse contra el modelo femenino tradicional que pretendía inculcarle. Una forma de manifestar su rebeldía ante esa imposición fue la práctica del deporte a la que se entregó desde la pubertad. Practicó la natación, el esquí, el tenis y el remo; arbitró partidos de baloncesto y fue una especialista en lanzamiento de jabalina. (más…)


Desconocidas y Fascinantes: Adrienne Rich con Kika Fumero.

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