Desconocidas y Fascinantes: Isadora Ducan con Isabel Franc.
Isadora Duncan: Al ritmo de las olas o Arte y tragedia al son de la danza con Isabel Franc y Kika Fumero.
De Isadora Duncan impresionan tanto su vida, marcada por el éxito y la desgracia, como su cinematográfica muerte. A los cinco años anunció a su madre que sería bailarina y revolucionaria, y así fue. La danza de Isadora Duncan abró un nuevo concepto y una nueva filosofía dentro de este arte. Conoció el éxito gracias al movimiento armonioso y rítmico de todos sus órganos, excepto de uno: el del corazón.
Dora Angela Duncan nació el 27 de mayo de 1878 en San Francisco (California). Adoptó el nombre de Isadora influida por la educación clásica que recibió de su madre. La ausencia de su padre marcó su infancia. Su inclinación por la danza fue muy temprana. De niña solía practicar movimientos en la playa imitando el compás de las olas. A los diez años abandonó la escuela, porque en ella se sentía como en una cárcel, y continuó su aprendizaje en la casa materna. Pasaba la mayor parte del día escuchando a Shuman, Shubert o Mozart e imaginando coreografías con las que interpretar su música. Posteriormente recibió clases de una bibliotecaria que la introdujo en los grandes clásicos de la literatura y la filosofía.
En Chicago estudió danza clásica, pero un incendio arruinó el hogar y la familia tuvo que trasladarse a Nueva York donde trabajó en la compañía del dramaturgo Augustin Daly. A los 21 años viajó a Londres. Su estilo peculiar e innovador tuvo una gran acogida en Europa en un momento en el que las vanguardias artísticas estaban en auge. Su éxito, sin embargo, no estuvo exento de polémica. Algunas críticas rechazaban su provocativa forma de bailar descalza, con túnicas, sin maquillaje e interpretando músicas no estrictamente compuestas para la danza.
Fundó varias escuelas. La primera en Alemania, donde enseñaba a niñas pobres y las ayudaba económicamente, por lo que a sus alumnas se las conocía como las “Isadorables”; más tarde en Francia y en Rusia, allí tuvo como alumnas a Martha Graham y Mary Wigham. En 1902 compró una colina en Atenas para hacer realidad su proyecto de crear un templo de la danza, pero fracasó por motivos económicos.
Atea, bisexual, socialista y partidaria del amor libre, “La ninfa” –así se la conocía- tuvo gran número de amantes hombres y mujeres, entre ellas la guionista Mercedes de Acosta, la actriz italiana Eleonora Duse y la feminista Lina Poletti. Su primer amor duradero fue con un hombre, el estenógrafo inglés Edward Gordon con el que tuvo a su hija Deirdre. Con Paris Singer (heredero del imperio de las máquinas de coser Singer) tuvo a su segundo hijo, Patrick. En 1912 se casó con el poeta ruso Serguei Esenin, diecisiete años menor que ella y también bisexual. Ambos viajaron a estados Unidos donde fueron acusados de Bolcheviques y proseguidos duramente, por lo que decidieron regresar a Europa.
En 1913 la desgracia llegó de nuevo con más dureza que nunca. Su hijo y su hija murieron ahogados en el río Sena tras un accidente de coche. Isadora siempre dijo que había tenido una premonición y había hecho caso omiso de ella: al despedirse de sus hijos desde fuera del coche apoyó sus labios contra el cristal de la ventanilla a la misma altura en que tenían apoyada la boca, el frío del cristal impregnó sus labios y le hizo estremecerse. Ocho meses después de la tragedia tuvo otro hijo que murió en sus brazos a los 20 minutos de nacer. Se decía que en torno a ella existía un maleficio, que acercarse a Isadora era tentar a la propia muerte.
Isadora y Seguei se separaron, él regresó a Rusia, donde se suicidó en 1925. El dolor acumulado la alejó de los escenarios durante largo tiempo. Se instaló en Niza y allí continuó su carrera artística y su actividad como defensora de los derechos de la mujer, al tiempo que escribía su autobiografía y finalizaba su libro El arte de la danza, compendio de sus enseñanzas.
El 14 de septiembre de 1927 un absurdo accidente le arrebató la vida en unas circunstancias que contribuirían a consagrar su mito. Salió en su Bugatti, al parecer, al encuentro de una cita romántica. Sentada en el asiento del copiloto, su enorme fular ondeando al viento en el descapotable, se enredó en las yantas del automóvil y la estranguló. Más tarde, su amiga María Desti recordaría las últimas palabras de la bailarina antes de subirse al coche: “¡Adiós, amigos míos, me voy a la gloria!”.
Su vida bohemia y sus relaciones tormentosas y fugaces no fueron secreto para nadie. En su autobiografía, publicada al año siguiente de su muerte, escribió: “Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido del ritmo de las olas”
Para saber más:
- Mi vida, autobiografía de Isadora Duncan (varias ediciones Salvat, Debate y Losada)
- Película: Isadora (Karel Resz 1968) interpretado por Vanessa Redgrave. Música de Maurice Jarre
se ve el Bugatti y hay imágenes del cementerio Pere Lachese en París donde está enterrada.
Desconocidas y Fascinantes: Alla Nazimova, con Isabel Franc.


Alla Nazimova-De patito feo a cisne de la escena, con Isabel Franc.
De pequeña la apodaban “el oso” y “el barril” por su físico poco agraciado; era regordeta y de aspecto viril. Con el tiempo, Alla Nazimova transformó su rostro y su figura hasta conseguir que su largo cuello, sus ojos violetas y su voz de arpa irradiaran una fascinación irresistible.
Mariam Edez Adelaida Leventon nació en Yalta en 1879 en una caótica familia judía. A su madre le gustaba llamarla “Alla”, de ahí tomó su nombre artístico al que añadió Nazimova por un personaje literario (la heroína de la novela rusa Niños de las calles). Su infancia transcurrió en un ambiente de violencia. Cuando sus padres se divorciaron fue entregada a una familia Suiza y allí empezó a mostrar sus inquietudes artísticas. Tomó lecciones de violín, aprendió francés y alemán, pero tuvo que soportar las violaciones continuas de uno de sus hermanos. Posteriormente, su padre volvió a casarse y la llevó a Rusia donde recibió también el maltrato de su madrastra, que no soportaba su aspecto masculino.
A los 16 años estudió en el Teatro de Arte de Moscú bajo la dirección de Stanislavsky. Alla se había convertido ya en una joven estilizada y atractiva. Para pagarse los estudios se prostituía en las calles. Una noche vio a unas mujeres que lanzaban octavillas reclamando el sufragio universal. Ese fue su primer contacto con el movimiento feminista; asistió a algunos mítines y conoció a las que luego serían referentes del feminismo y el socialismo.
Decepcionada con Stanislavsky, que se había vuelto conservador, abandonó el Teatro del Arte. Por aquella época se casó con un estudiante llamado Sergei Golovin, para ocultar su apellido judío. Un año después, se incorporó a una compañía con la que hizo una gira por Europa y allí empezó a forjarse su fama como actriz.
En 1905 un grupo de actrices británicas organizó una obra benéfica para costear el traslado de la compañía de Alla a Nueva York. Sus interpretaciones de obras de Chéjov y de Ibsen fueron muy alabadas por la crítica estadounidense. Y el número de amistades feministas influyentes iba aumentando, sopranos, periodistas dos primas de Theodore Roosvelt, actrices, empresarias, etc. La traductora y manager de la compañía era Emma Goldman, una anarquista ruso-judía entusiasmada con Alla que, gracias a sus contactos con la prensa neoyorquina, consiguió convertirla en una auténtica estrella. Ambas iniciaron una relación amorosa, que años más tarde rompió Emma debido a las numerosas infidelidades de Alla con otras mujeres, entre ellas la famosa guionista Mercedes De Acosta.
Como actriz, Alla se estaba convirtiendo en un mito se dice que la rodeaba “una aureola fantasmagórica, revestida de noche y humo, se la veía en todas partes y no estaba en ninguna, como una diosa pagana.”
En 1906 firmó contrato con el productor Henry Millar y debutó en Brodway con gran éxito de crítica y público. Su popularidad se mantuvo durante años y siguió brillando en Broadway, pero Nazimova se dio cuenta pronto de la hipocresía estadounidense: se hablaba de libertad pero su sexualidad no era aceptada.
En 1917, firmó un contrato con la Metro en el que tenía derecho a elegir guión, protagonista masculino y director. En más de una ocasión impuso a dos amigas lesbianas como guionista y la bailarina y a una de sus amantes, en la dirección o en los decorados.
Su éxito le proporcionó notables ingresos con los que se compró una mansión de estilo español a la que llamaba “El jardín de Alla”; 14.000 metros cuadrados en un camino de tierra que, con el tiempo, se convertiría en el famoso Sunset Boulevard. Allí se reunía la elite de Hollywood y se celebraban fiestas donde el alcohol (ilegal a partir de 1919 por la “Ley Seca”), las drogas y las orgías lésbicas entre actrices estaban aseguradas.
Alla produjo y dirigió la película Afrodita, basada en la novela de Pierre Louys en la que se trataba abiertamente el sexo y las relaciones entre mujeres. Pero la censura prohibió el film y mandó destruir todas las copias haciendo que esta obra se perdiera para siempre.
Sus ideas revolucionarias y sus relaciones hicieron que su nombre se asociara al comunismo y al lesbianismo en un país donde la represión se acentuaba hasta el punto de encarcelar a actrices lesbianas en plena actuación. Para dar apariencia de normalidad a su vida organizó un “matrimonio blanco”, pero aún así, ningún estudio quiso financiar un film con ella, por lo que en 1923, escribió, produjo, dirigió y protagonizó una Salomé demasiado vanguardista y solo apta para una minoría culta. En la obra, las interpretaciones eran coreografiadas como una pantomima ralentizada (una formula que repetiría Lindsay Kemp 50 años más tarde en Flowers). No fue aceptada por el público estadounidense y la carrera cinematográfica de Nazimova se vino abajo. Tuvo que vender su mansión y viajó a París donde trabó amistad con Dolly Wilde. Su deseo habría sido quedarse en Europa pero solo podía aceptar papeles de extranjera.
Vivió sus últimos años junto a su compañera Doodie, interpretando pequeños papeles de anciana. Murió en California en 1945. Está enterrada en el cementerio Forest Lawn Cypress. En la lápida solo pone Nazimova y en su tumba nunca faltan violetas.
Para saber más: No nos consta que existan biografías en castellano. Información en:
Artículo en Internet:
Alla Nazimova: El áspid lésbico de Stanislavsky
http://www.pseudoghetto.com/allanazimovaaspidlesbico.htm
Nazimova la actriz más grande del mundo
http://mujeres-riot.webcindario.com/Alla_Nazimova.htm
En inglés tenéis: Alla Nazimova, My Aunt, Tragedienne: A Personal Memoir, de Lucy Olga Lewton. Minuteman Press, 1988; y Nazimova: A Biography de Gavin Lambert, Knopf, 1997.
Si queréis revisar la película Salomé, se puede comprar por Internet
Desconocidas y Fascinantes-Tórtola Valencia, con Paz Montalbán.



Tórtola Valencia: la bailarina de los pies sabios con Paz Montalbán.
Culta, libre, bella, moderna, autodidacta, viajera, desafiante, impulsiva, sensual, misteriosa, temperamental, cautivadora, contradictoria, ecléctica, precursora, exótica, políglota, insinuante, budista, vegetariana, coleccionista, republicana… En una palabra: legendaria.
Hablamos de la bailarina Tórtola Valencia una de las tres grandes de la danza de principios del s. XX.
Incomprendida en España en sus inicios para luego ser admirada en todos los escenarios. Fue musa de poetas y de intelectuales españoles ilustres. Aplaudida en países tan dispares como Alemania, Reino Unido, Francia, Austria, Dinamarca, Grecia, Estados Unidos, Rusia, Chile, Brasil, Cuba, Perú, Uruguay, México… En Hispanoamérica, donde tuvo un enorme éxito, conoció al amor de su vida: Ángeles Magret-Vilá.
También fue icono de la marca de cosméticos Myrurgia a la que prestó su imagen para “jabón la Maja”, fue retratada por pintores como Ignacio Zuloaga o Anglada Camarasa, entre otros.
Carmen Tórtola Valencia, nacida en Sevilla en el año 1882, de padre catalán y madre andaluza fue una mujer de dos caras: Carmen la mujer real y Tórtola Valencia, un personaje ficticio construido a conciencia, envuelto de historias sorprendentes -sobre todo en lo que se refiere a su vida amorosa o a su origen familiar- y con un halo misterioso que ella se encargaba de alimentar y que la hacían más fascinante -si cabe-.
Tórtola se educó en Londres en el seno de una familia de la alta burguesía que le proporcionó una formación muy amplia: cinco idiomas, estudios de danza, música y dibujo, ya que sus padres tuvieron que emigrar a México a buscar fortuna donde murieron al cabo de poco tiempo, dejándola huérfana. (más…)

