Desconocidas y Fascinantes: La Duquesa Roja con Thais Morales.


Desconocidas y Fascinantes: Duquesa roja, duquesa enamorada con Thais Morales.
“La mujer que quiere ser libre lo ha sido desde la Edad Media, pero esa libertad se conquista con la actitud, día a día”. Isabel Álvarez de Toledo.
Aparte de los conflictos con sus tres hijos, con los que la prensa se ha cebado en un claro intento por malignizar y estigmatizar a la duquesa roja, lo cierto es que esta mujer logró convertirse en una lesbiana visible, aristócrata, comprometida y enamorada, es decir en un extraño referente del siglo XXI que, no hay duda, tenemos que revisar desde el estudio de radio de D&F.
Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, la duquesa de Medina Sidonia, que tiene nombre como de grupo de música culta y contemporánea, nació en Estoril el 18 de agosto de 1936. Para entender el grado de aristocracia de esta mujer, vale la pena recordar que Luisa Isabel se vistió de largo al lado de la hermana del rey Juan Carlos, la infanta Pilar. Era, sin duda, un buen partido. Huérfana de madre desde los 10 años, en 1955, sólo unos meses después de haberse casado con José Leoncio González de Gregorio y Martí, murió también su padre convirtiéndose en la depositaria de una larga lista de títulos nobiliarios. En total, once títulos en Italia y seis en España, tres de ellos con categoría de Grandeza: el marquesado de Villafranca del Bierzo, el marquesado de los Vélez y el ducado de Medina Sidonia, sin duda la joya de la casa por ser el más antiguo del país, ya que fue concedido en 1445. Luisa era, además, biznieta del eminente político Antonio Maura, que fue cinco veces presidente del Gobierno.
Luisa Isabel compaginaba todos estos títulos, condados y marquesados con su militancia republicana. Sin embargo esta militancia no garantizaba la coherencia personal de la Duquesa Roja, una mujer que se movía entre contradicciones que la hacían tan imperfecta como humana y tanto podía arremeter contra los privilegios del rey como contra Santiago Carrillo, y mientras siempre criticó las religiones, responsabilizando a los dioses de los grandes conflictos de la humanidad, en su lecho de muerte acabó pidiendo la extremaunción. En medio de estas incoherencias, la duquesa tuvo tres hijos antes de separarse, Leoncio, Pilar y Gabriel, que no entendieron ni los compromisos –participó en la defensa de los agricultores que exigían indemnizaciones tras el accidente nuclear de Palomares en 1966 y fue encarcelada por ello- ni las posturas de su madre, que se exilió en 1969 en Francia, dejándolos al cuidado de su abuela. La publicación de un libro, ‘La huelga’, la obligó a cruzar los Pirineos para evitar de nuevo la cárcel. En ‘La huelga’, la duquesa Medina Sidonia criticaba sin tapujos a la sociedad franquista y retrataba el caciquismo, el paro, el hambre, los abusos y la persecución que soportaban los agricultores andaluces. Cuando el Tribunal de Orden Público emitió sentencia condenatoria, ella ya estaba en Francia. Regresó tras la muerte de Franco, en 1976, para instalarse en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, donde vivió hasta su muerte en marzo de 2008. Y en todo este tiempo, se encargó de modo absoluto y apasionado, de ir descubriendo y organizando los documentos históricos que habían ido reuniendo sus ancestros -el más antiguo data de 1128- hasta sumar un fondo de seis millones de títulos y ser el archivo privado más voluminoso de Europa.
Sólo con el mayor de sus hijos logró limar asperezas antes de morir. A Pilar y a Gabriel, en cambio, les prohibió que entraran en su residencia. “A mis hijos siempre les dejé clara dos cosas”, explicó la duquesa en una entrevista. “Una, que la gente ha de ser honrada y vivir de su trabajo; y dos, que tener título es peligroso porque corres el riesgo de creerte el cuento y convertirte en cuentista”. En la mala relación con sus hijos tuvo que ver su huida a Francia y también su lesbianismo, especialmente su relación de más de veinte años con Liliane María Dahlmann, su viuda.
La duquesa de Medina Sidonia y Liliane se conocieron el 12 de diciembre de 1983, en la boda del hijo mayor de la aristócrata, Leoncio. El primer encuentro fue suficiente para que las dos mujeres, a pesar de la diferencia de edad, se enamoraran sin remedio. Liliane -entonces una historiadora veinteañera, de origen alemán, que vivía en Cataluña- salió de la celebración fascinada por aquella mujer de 47 años, que reunía tres adjetivos cuya combinación es evidentemente seductora: culta, rebelde y elegante. Liliane admiraba a la duquesa y desde el día en que se conocieron ambas trabajaron codo con codo por un sueño común: crear una Fundación -la Fundación Casa Medina Sidonia, que instituyeron en 1990- que protegiera el inmenso patrimonio documental familiar.
Rebelde hasta el final, tres días antes de morir, la duquesa de Medina Sidonia hizo llamar a un juez para casarse con Liliane, su secretaria y su compañera desde hacía más de dos décadas. Aunque se ha especulado acerca de esta boda (se dijo que se celebró para que Liliane quedara en una buena situación), lo cierto es que las dos mujeres contrajeron matrimonio por amor. Si no se hubiesen casado, Liliane, secretaria vitalicia de la entidad, iba a heredar igualmente la presidencia de la Fundación porque así queda recogido en los Estatutos.
Dahlmann fue una especie de alter ego de la duquesa, por lo que es imposible entender sus vidas, sus artículos y sus trabajos por separado. Fue Liliane -y no sus hijos- quien veló a la duquesa y quien, ahora, cuatro años después de aquella despedida, sigue manteniéndose en un segundo plano, evitando que su vida privada pueda afectar los intereses de la Fundación que con tanto esfuerzo e ilusión, creó junto a la duquesa. Una prueba más de su amor. De una historia de lesbianas, duquesas y rojas.
Bibliografía
‘El caso Medina Sidonia’. Iñigo Ramírez de Haro. La esfera de los libros.
Desconocidas y Fascinantes: Adrienne Monnier con Virginia Garzón.



Adrienne Monnier, la conciencia de los libros (1892 – 1955)
Aviones militares sobrevolando la ciudad, soldados alemanes patrullando las calles, sirenas de aviso de bombas, disparos, detenciones, deportaciones, hambre y enfermedades. París víctima de dos guerras mundiales. Y, en un local de una pequeña calle de la Orilla Izquierda, gente sonriente y viva que va y viene con un libro bajo el brazo. Salen o entran en una librería llamada La maison des amis des livres. En su interior, su propietaria, Adrienne Monnier, una mujer gruesa, con las mejillas rosadas, tirando a rubia, pelo corto, muy comunicativa y vistiendo una larga falda de lana cruda “hablando de la forma más natural e íntima de gente muy conocida”. La frecuentaron numerosos escritores y escritoras de la época, como Joyce, Beckett, Rilke, Prévert, Hemingway, Proust, Breton, Gide, Simone de Beauvoir, etc. De todos ellos, Adrienne destacó dos como fundamentales: Léon-Paul Fargue, el mejor amigo de la casa al acudir todos los días en el atardecer, y Jules Romains, quien se convirtió en su maestro personal, su gurú, al introducirla en el mundo del unanimismo[1].
En el nº7 de la Rue de l’Odéon, “se abrían, se cambiaban, se diseminaban o se marchitaban las ideas en total libertad, en total hostilidad, en total promiscuidad, en total complejidad” y su propietaria, “sonriente, inquieta y vehemente, hablaba de lo que le gustaba: la literatura. Y por eso, al pasar porla Rue de l’Odéon, muchos entraban, como por su casa, la casa de ella, la casa de los libros.”(Jacques Prévert).
Adrienne Monnier nació el 26 de abril de 1892 en París. El padre era cartero y viajaba bastante a menudo y la madre compensaba ese vacío llevándosela cada noche junto a su hermana menor al teatro, lo que hizo que se convirtiera en su pasatiempo favorito. También la lectura ocupó un lugar importante en su vida. Para ella los libros eran “pequeños vehículos inmateriales que nos transportaban al reino de la mente. Los céntimos que nos costaban no eran en realidad un gasto, sino un óbolo lanzado con alegría a las puertas de un templo”.
Tras finalizar sus estudios superiores a los 18 años, se marchó a Londres, en teoría para estudiar inglés, aunque, según confiesa ella misma, se desvivía por disfrutar en directo las pinturas prerrafaelitas. Allí permaneció 9 meses y se enamoró de Suzanne, una compañera de estudios, pero no fue correspondida. Decidió entonces dedicarse a su gran amor, el arte, y buscó consuelo entre las paredes de los innumerables museos de la capital inglesa.
A su regreso, tomó clases de estenodactilografía para aspirar a un puesto de secretaria literaria. Dos años después pasó a trabajar para Ivonne Sarcey, fundadora de la Univeristé des Annales, donde permanecería tres años. Sin embargo “como cualquier joven, era absoluta y me parecía estar traicionando la mismísima causa de la literatura al quedarme con los triunfadores, cuando había tanta buena faena que hacer enla Orilla Izquierda”.
Soñaba con abrir su propia librería y la vida, consciente de su talento, quiso ponérselo fácil: ayudada por su padre, quien debido a un accidente de trabajo cobró una sustanciosa indemnización, y favorecida por la guerra, que dejó vacíos numerosos locales y rebajó de forma notable el precio de los alquileres, consiguió inaugurar con sólo 23 años la que se convertiría en la librería de referencia para los amantes de la literatura contemporánea francesa.
Abrió sus puertas en noviembre de 1915 con 3.000 volúmenes. Vendía libros nuevos y de ocasión. Cada uno estaba envuelto con delicadeza en papel cristal y Adrienne conversaba con todas las personas que visitaban la librería sobre las obras que ofrecía. Conocedora de todas ellas, pudo permitirse aumentar la colección a medida que se generaban beneficios, alcanzando en 1926 las 18.400 unidades.
Pero La maison des amis des livres no era una librería cualquiera: también ejercía de biblioteca mediante el préstamo: “resulta casi inconcebible comprar una obra sin conocerla. Expreso un sentimiento general cuando afirmo que toda persona de cierta cultura experimenta la necesidad de tener una biblioteca particular compuesta por libros que le gusten, que tiene por amigos buenos y fieles. ¿Cómo introducir en ese círculo de amigos probados a inoportunos o indiferentes?” Además, durantela Segunda Guerra Mundial, Adrienne incluso enviaba libros a los soldados que estaban en el frente.
Con el tiempo se añadirían otras actividades, como la edición de obras (en 1929 publicó la primera traducción al francés de Ulises, de James Joyce), los gabinetes de lectura o la creación de las revistas de vanguardia: Comerce (1924), Navire d’Argent (1925) y Mesures (1932). Adrienne también era escritora: publicó dos volúmenes de poesía anticonformista: La Figure en 1923 y Les Vetus en 1928, y en 1932, bajo el seudónimo de J.M.Sollier, apellido de su abuela materna, Fableaux.
Ahora bien, nuestra protagonista fue siempre justa de dinero y le costaba llegar a fin de mes. Incluso tuvo que vender con gran tristeza su biblioteca personal para afrontar las deudas que generó Navire d’Argent. A pesar de todo, afirmaba que “en el oficio de librera las cargas las compensan las visitas hermosas: las de los autores y los aficionados versados. En esos momentos la vida brilla en todo su esplendor, la conversación se tornasola y más de un vez nos deja ebrios y jadeantes”.
Con todo lo narrado, queda claro que Adrienne fue una pieza clave en la promoción de la cultura literaria en su país: librera, editora, escritora, poetisa, bibliotecaria, organizadora de veladas y encuentros literarios. Aunque, cabe señalar que junto a ella destacaba otra gran mujer: dos años después de abrir la librería, una norteamericana también librera supo de su existencia. Se acercó, miró el escaparate y entró. Era Sylvia Beach. A partir de ese momento se harían grandes amigas y amantes. Adrienne confiesa en sus memorias que “esta joven estadounidense lucía un rostro original, de lo más atractivo. (…) Sus hallazgos solían ser tan felices, tan divertidos, que no tardaban en pasar al uso como si siempre hubiesen existido. (…) era el humor en persona”.
Sylvia enseguida congenió con en el círculo de amistades de Adrienne y en 1919 abriría otra librería especializada en literatura inglesa que se ubicaría justo en frente, en el número 12 dela Rue de l’Odéon. Y así, esa calle se convirtió en la parada imprescindible para amantes de los libros y para las nuevas corrientes literarias.
En 1951, y tras 36 años de intensa actividad, La Maison des Amis des Livres se vio obligada a cerrar sus puertas porque Adrienne padecía la enfermedad de Ménière y se veía incapaz de proseguir. Agotada física y psicológicamente por no responder a ningún tratamiento, y fiel a su condición de mujer valiente, se quitó la vida el 18 de junio de 1955. Sylvia permaneció con ella hasta el final.
Para saber más:
Rue de l’Odéon, Adrienne Monnier; Gallo Nero Ediciones, España, 2011.
[1] Intentaba crear una literatura que representase el alma total de las masas, considerándolas una personalidad y vida propia, y no pensar ni sentir al individuo sino con referencia a todos los demás. Asimismo intentó llegar a un término medio entre Simbolismo y Surrealismo; tuvo unos cuantos seguidores en Francia y unos pocos en el resto del mundo. Uno de los fundadores fue Jules Romains (1885-1972).
Desconocidas y Fascinantes: Maria van Antwerpen con Isabel Franc.


Maria van Antwerpen y las mujeres soldado con Isabel Franc.
En la Edad Moderna (s. XV al XVIII) hacerse pasar por hombre era una posibilidad real y viable para mujeres que habían caído en desgracia y luchaban por superar circunstancias difíciles. Las razones para el travestismo eran múltiples: Huir de la pobreza o de la prostitución, protegerse (en un viaje o al ir por las calles), delinquir, salir de juerga, ir a la guerra (bien por patriotismo, bien por seguir al marido o al amante), o evitar ser violadas. Para no ser descubiertas tenían que estar siempre en guardia, sobre todo al lavarse, vestirse y orinar. A menudo las pillaban al caer enfermas o heridas; el espacio privado era excepcional en aquel tiempo y el riesgo muy alto para un soldado. Casi todas las mujeres travestidas procedían de clases bajas. La mayoría eran huérfanas.
El caso mejor documentado es el de Maria van Antwerpen, quien fue soldado, marido e incluso padre.
Nació en la guarnición de Breda en 1719. Era hija de un destilador de coñac, que agobiado por la carga de una familia numerosa, se arruinó y tuvo que ganarse la vida como estibador. María perdió a su madre a los once años y a su padre a los doce. La adoptó una tía con la que fue muy desdichada, siempre se quejó de sus malos tratos, decía que no había “llevado la vida de un perro, para qué hablar de la de una niña”. En cuanto pudo, se colocó de sirvienta y trabajó de criada para distintos patronos. Decidió hacerse soldado cuando la despidieron. Era pleno invierno, no tenía medios para subsistir y no quería recurrir a su familia. ¿Había otra salida para una muchacha indigente que se negaba a ser prostituta y deseaba seguir siendo virgen, casta y pura? Una vez transformada en hombre lo natural era casarse para no despertar sospechas.
MvA declaró que su travestismo estaba predestinado por Dios, la naturaleza y el destino: “Sin la divina Providencia —dijo—, de no tomar las armas habría caído en la prostitucion”. Ella tenía que haber sido el séptimo hijo de la familia y restituir la buena fortuna que tanto necesitaban. Se sentía mujer en apariencia pero hombre en esencia: “La madre naturaleza —afirmó— me ha tratado con gran dureza, contra mis inclinaciones y pasiones” y manifestó su convencimiento de tener a Dios de su parte, ya que había pedido al cielo que bendijera su plan y su éxito probaba que le había otorgado tal bendición. Esto era algo importante para ella ya que siguió siendo católica devota y no renunció a su religión ni siquiera al casarse con una protestante.
En 1746 se alistó como soldado bajo el nombre de Jan van Ant (cuenta en su autobiografía que escogió de forma deliberada el nombre de pila de su padre) y un año después se casó oficialmente con una mujer que ignoraba su verdadero sexo. María aseguró que la vida militar habría sido perfecta para ella “si la natural modestia de nuestro sexo no se viera agraviada por palabrotas diversas; sobre todo en mis primeras guardias, me hacían perder por completo el decoro”. Para no llamar la atención Maria se puso a la par de “blasfemos y deslenguados” y como “el hábito acaba por volverse una segunda naturaleza” –ella misma lo dijo-, llegó a ser bastante convincente.
En 1751, cuando la unidad militar de la que formaba parte se acuarteló en Breda, Maria fue reconocida y delatada. Su arresto causó gran revuelo: la noticia salió en la prensa, su historia dio lugar a una canción, que se hizo muy popular, e incluso apareció, antes de su condena, una “autobiografía” titulada La heroína de Breda. En realidad la escribió Franciscus Lievens Kersteman, pero según su introducción, se basa en las palabras de la propia Maria (dato que ha sido verificado).
Al ser condenada al exilio, Maria se fue a vivir a Gouda, donde unos años después una mujer la persuadió para que volviera a su vida de hombre y se casara con ella. Era Cornelia Swartsenberg que estaba embarazada y necesitada de marido. El matrimonio se celebró en 1762 y Maria volvió a alistarse en el Ejército, en esta ocasión huyendo de la pobreza, ya que al casarse con una mujer que esperaba un bebé debía ganar dinero para mantener a la familia.
Esta segunda vez, bajo el nombre de Machiel van Antwerpen su carrera militar fue corta, durante una visita a Gouda, alguien la reconoció y fue arrestada. Se la sometió a un exhaustivo interrogatorio, transcrito en un texto de 43 folios. El tribunal también solicitó información a otras ciudades, por lo que estos documentos constituyen una importante fuente que corrobora y completa gran parte de lo que Maria contó a Kersteman en 1751. Ante el tribunal militar que la juzgaba aseguró que se había alistado en el ejército por patriotismo: “por amor, afecto y pura pasión por la patria”. Volvieron a desterrarla y lo único que se sabe de su vida posterior es que murió en Breda en 1781.
MvA vivió como hombre 13 años. Rebatió la acusación de haber desposado a otra mujer contra las leyes divinas alegando que “había tomado [a la novia] solo por hermana”. Temía la pena de muerte, pero, a pesar de estar prescrita para las tríbadas en el código penal, las relaciones amorosas entre mujeres rara vez se consideraron graves en ningún lugar de Europa. La sexualidad tenía tal orientación fálico-genital que el abrazo entre dos mujerres se contemplaba como una acto inocente. Eso, con toda seguridad, la salvó de la horca.
Para saber más:
- Dekker, Rudolf M.; Van de Pol, Lotte. La doncella quiso ser marinero. Travestismo femenino en Europa (s. XVII-XVIII). Siglo XXI.
- La mujer pirata. Jacques Tourneur. 1951 El personaje del capitán Providence, que encarna Jean Peters se basa en una verdadera pirata, Anne Bonny, que junto con Mary Read fue una de las dos mujeres piratas más famosas del siglo XVIII.
- Reinas de los mares. Las muferes piratas alrededor del mundo. Jane Yolen. (para público joven, muy ilustrado) descubre la historia secreta de las mujeres pirata, desde Artemisia, la primera pirata y reina almirante.
Andre Rieu - Toque de silêncio (IL SILENZIO) Melissa Venema Holandesa 1995
Desconocidas y Fascinantes: Enheduanna, la primera poetisa con Virginia Garzón.


Enheduanna, la primera poetisa (siglo XXIV a.C) con Virginia Garzón.
Érase una vez una princesa que permaneció dormida más de 4.200 años bajo el peso de la arena del desierto. Hasta que, en 1927, el británico Sir Leonard Woolley la descubrió. Con ocasión de unas excavaciones, a cargo del Museo Británico y dela Universidadde Pensilvania, en el templo de Ur, al sur del actual Irak, este arqueólogo encontró un disco de alabastro de25,6 cmde diámetro que desvelaría la existencia de una poetisa mil setecientos años antes de Safo.
El disco pertenece a un periodo de la historia antigua de Sumeria, situada entre los ríos Tigris y Éufrates. Se considera que esta región de Oriente Medio fue la cuna de la civilización y a ella se atribuye la aparición de la escritura, además de numerosos conocimientos matemáticos y astronómicos. El disco corresponde al imperio acadio que, fundado por el rey Sargón de Acad, fue el primero de la historia. Hasta su descubrimiento no se sabía si el legendario Sargón era un mito o un personaje histórico real. Tampoco se tenía constancia de su hija, Enheduanna. Descendiente de la reina Tashlultum, nació en Acad hacia el año2.300 A.C. Fue educada en la corte y nombrada Suma Sacerdotisa del dios dela Luna, Nanna.
La importancia del disco no radica solo en ser una prueba histórica de la existencia de Enheduanna, sino que también ofrece un retrato suyo tallado, realizando un ritual para su amada Inanna. Tras este hallazgo, las excavaciones arqueológicas continuaron y se encontraron tablillas de arcilla con 48 poemas dela Suma Sacerdotisa, alcanzando 4.200 líneas, todos ellos firmados por ella misma, con lo que fue la primera autora de la historia. Empezó a escribir apenas 350 años después de que la escritura estuviera constituida por completo.
Dado el mal estado de estos descubrimientos y la dificultad añadida de que estaban escritos en sumerio y acadio, lenguas entonces todavía por descifrar, se tardó bastantes años en conocer su contenido. No fue hasta la década de los sesenta (del siglo XX), gracias a William W. Hallo y J.J. A Van Dijk, que pudimos conocer la obra literaria de esta autora compuesta por 42 himnos a templos,3 aNanna y3 aInanna.
Leyendo estos documentos, se escucha la voz de Enheduanna hablándonos a través de los siglos y dejando testimonio del derrocamiento de su padre, del destierro de la familia real, incluida ella misma, así como de la recuperación posterior del trono usurpado. También dejó constancia del asesinato de su hermano y de su tío, ambos sucesores al trono, así como de un terrible terremoto que asoló el reino. Por lo tanto, fue también la primera cronista de la que se tiene constancia.
Los poemas dedicados a Inanna son de alto interés por sus aportaciones en el campo de la teología y la psicología. En ellos trata cuestiones tan variadas como la existencia de una deidad única, la facultad de las emociones para arruinar relaciones, el poder de destrucción de la naturaleza, cómo superar la pérdida de forma integra, cómo vencer la dependencia o incluso un tema tan actual cómo el transgénero. Pero, además, en sus escritos encontramos historias muy parecidas a las que bastantes años después se recogerían enla Biblia, como el Jardín del Edén o el Génesis.
Por si fuera poco, destaca una pasión desbordante hacia la diosa Inanna. Si bien el padre de Enheduanna respetó la tradición al destinarla al dios Nanna, ella se decantó con descaro por la hija de éste, diosa del amor, de la guerra y protectora de la ciudad de Uruk. La situó en lo más alto de la jerarquía divina y llegó incluso a designarla como la única deidad existente.
La influencia de Enheduanna abarcaba todo el imperio y usó su situación para crear y promover su visión del mundo. Si tenemos en cuenta que los templos eran el centro no sólo de la vida religiosa, sino también de la económica y social, podemos imaginar el poder e impacto que tuvo su obra. Sus textos la sobrevivieron, dado que se han encontrado copias hechas en escuelas de escribas de hasta casi quinientos años después de su muerte.
Roberta Binkley, profesora enla Universidaddel Estado de Arizona y especialista en su obra afirma que el proceso creativo de Enheduanna parece resultar de la intima interacción con la diosa, de su amor apasionado y consumidor por ella.
Enheduanna ha fascinado también a Judy Grahn, historiadora y escritora norteamericana especializada en temas feministas y de cultura homosexual, quien hace una lectura lesbiana del amor de la suma sacerdotisa por Innana. Para ello, se basa en la sensual exaltación de la belleza que refleja en sus cantos sobre la diosa, a la que incluso se refiere como “esposa”.
Rictor Norton, investigador estadounidense de la historia de la literatura y la cultura, en especial de la gay, le da la razón. En efecto, considera muy probable que Enheduanna fuera lesbiana. Destaca las descripciones sensuales y exaltadas que hace de la belleza física de Inanna, el amor por su ferocidad, la completa ausencia de referencias heterosexuales en sus escritos y sus relatos sobre la diosa celebrando uniones homosexuales.
Señora del Corazón Más Grande
Señora
eres espléndida
(…)
TÚ amante de los poderes del paraíso
TÚ sin igual en la tierra
TÚ exaltada por tu cuenta
ni el paraíso ni la tierra pueden frenar tu fama
(…)
Reina
Amante
Eres sublime
Eres venerable
Inanna
Eres sublime
Eres venerable
Mi señora
He mostrado tu grandeza resplandeciente
Restaura tu corazón para mí
Para saber más
Inanna, Lady of Largest Heart: poems of the Sumerian High Priestess Enheduanna. Betty De Shong Meador,University ofTexas Press, Estados Unidos, 2002.
El libro recoge y contextualiza los tres poemas de Enheduanna a su diosa, actualizando su lenguaje para hacerlo más comprensible. Lectura imprescindible si se quiere profundizar en su figura.
Roberta Binkley : http://www.public.asu.edu/~rbinkle/vita.htm y http://www.angelfire.com/mi/enheduanna/museum.html
Another mother tongue: gay words, gay worlds. Judy Grahn, Gay, Lesbian, and Gender Studies, Beacon Press, 1990.
Mujeres eternas, de Rodrigo Quesada Monge. Revista virtual Escáner Cultural, Número 23, Santiago de Chile, 2000.
Desconocidas y Fascinantes: Jennifer Quiles con Isabel Franc.



Jennifer Quiles :Sin pelos en la lengua con Isabel Franc.
Lo más injusto en la muerte de Jennifer Quiles fue la rapidez, la prontitud. Porque todas nos iremos algún día, pero que a los 37 años se vaya alguien con tanta alegría, tanta actividad y tantas ganas de vivir… hace que una pierde la fe en todo.
A pesar de ello, seguiremos su ejemplo y no dejaremos que la tragedia nos hunda. Jennifer Quiles nació en Londres en 1968. De familia española, se trasladó a Barcelona a los dos años de edad. Era periodista, escritora y activista lesbiana.
Se licenció en periodismo por la UAB y, poco después, realizó estudios de filología hispánica en la UB. Su carrera como periodista empezó en una televisión local de BCN y en los periódicos Avui y La Vanguardia. En 1992 entró a formar parte de la plantilla de Mundo Deportivo, publicación en la que trabajó hasta que fundó y dirigió la revista Dos.Dos más o menos un año y medio antes de su muerte. Antes de ello, había sido jefa de redacción de la revista Nosotras hasta el año 2001, publicación de la que fue despedida por una portada en que aparecía una famosa cantante catalana y la cita “Los gays y lesbianas tenemos que reivindicar la indiferencia”. Al parecer a la cantautora no le agradó el párrafo elegido, se quejó a la dirección de la revista y esta se deshizo de su redactora jefe.
Como escritora hay que destacar su primer libro, que fue todo un hito en la vida de muchas mujeres. Nos referimos a Más que amigas, publicado en la primavera de 2002, que es el primer manual de autoayuda para lesbianas y bisexuales publicado en el estado español y en lengua castellana (si la información no nos falla). Editado por Plaza y Janés, se convirtió en seguida en un éxito editorial. Jenny publicó también algunos cuentos en las revistas ya mencionadas y participó en el colectivo de relatos Otras voces (Egales 2002) con un cuento titulado Bajo las buganvillas, tan atrevido y gamberro como ella misma. La enfermedad la pillo en plena elaboración de su primera novela Rápida infernal, un western lésbico que se interrumpe en la página 442 con la frase: “…solo eran admitidos los más fuertes. De forma voluntaria o no”. Y así lo publicó Egales en 2006 como homenaje a esta autora que iniciaba una brillante carrera.
Como activista, se interesó desde muy joven por el movimiento homosexual. Formó parte de la Coordinadora Gai Lesbiana de Barcelona y participó en las Primeras Jornadas Lésbicas de la FELGT celebradas en Madrid 2003. Más adelante, decidió continuar trabajando pero de forma independiente. Su visibilidad y su activismo contribuyeron a dar una imagen de las lesbianas fuera de los cánones de oscurantismo a los que estamos habituadas.
Como persona era una bomba. Tenía una personalidad arrolladora. Era vital, activa, generosa, cercana y algo garrula (ella misma lo admitía), con un impresionante sentido del humor, una curiosidad innata y muchas ganas de hacer cosas. Era además una gran aficionada a Xena, la princesa guerrera y otras series por el estilo.
La última etapa de su vida está llena de incógnitas para quien redacta estas líneas y tuvo el privilegio de ser su amiga. Dejó su trabajo en Mundo Deportivo para dedicarse de lleno a la nueva publicación Dos.Dos de la que solo se editaron tres números. Las razones por las que la revista se creó y se esfumó tan rápido son oscuras. Contaba con un presupuesto importante, en sus portadas aparecieron personajes de la talla de Soledad Jiménez o Boris Izaquirre, pero no se consolidó aunque todo hacía predecir que iba a convertirse en una de las publicaciones LGTB más importantes del país. Jenny desapareció del mapa. La mayoría pensábamos que se debía al “fracaso” del proyecto y a su situación profesional, hasta que supimos que el motivo era un cáncer fulminante que se la llevó el 21 de marzo de 2005 con 37 años recién cumplidos.
Desde 2007 se convocan los premios Lesbianas visibles Jennifer Quiles, que nacen con el objetivo de fomentar la visibilidad lésbica y llevan su nombre como un pequeño homenaje “por su calidez humana y por su coherencia y valentía a la hora de defender su identidad lésbica”. Con esa calidez y esa valentía llevamos en el corazón a la que, sin duda, se ha convertido en una referente para la comunidad lésbica y cuyo recuerdo queremos siempre vivo.
Para saber más:
Hay poca información sobre esta autora, solo la de algunas páginas de Internet y no es mucho más profunda que la que ya damos aquí.
- Mª Ángeles Toda Iglesia tiene un artículo en Ellas y Nosotras de Elina Norandi (Egales 2009), titulado Dos cabalgan juntas: reescritura y militancia en la narrativa de Jennifer Quiles.
- La FLGT le dedicó este vídeo de homenaje
Párrafo final del texto que hizo Isabel Franc para su despedida, titulado De Jenny en el paraíso.
Ante una desaparición tan incomprensible y tan injusta, las creyentes tienen una enorme ventaja sobre agnósticas y ateas. Es igual en lo que crean, la muerte para ellas no es un punto final sino un punto y aparte. Por una vez, quiero apuntarme a eso que llaman fe e imaginar a Jennifer Quiles haciendo de las suyas en el limbo de las justas, tomándose carajillos de Baileys con las colegas, organizando sesiones de autoayuda para mártires lesbianas, introduciendo a las vírgenes en las sáficas artes amatorias y riéndose de la pluma que tienen los ángeles. Seguro que ya ha montado una publicación periódica, está reivindicando el purgatorio como zona de ambiente y escribe ácidos artículos protestando por la situación de homofobia reinante en el edén. Porque Jenny se ha ido al cielo, no tengo dudas, hay demasiadas cosas que arreglar allí y eso la tiene todo el día atareada. Por las noches, sin perder las buenas costumbres, cuando el paraíso duerme, baja a los infiernos a tomarse unas copas.
Así quiero imaginarla.
Desconocidas y Fascinantes: Chavela Vargas con Kika Fumero.




Hasta siempre Chavela con Kika Fumero.
El pasado 5 de agosto se apagó la vida de una de nuestras referentes lésbicas más queridas. “Me voy. Les dejo de herencia mi libertad, que es lo más preciado del ser humano” - dijo en una entrevista en Madrid para la revista Letras Libres en el año 2003. Duraría casi una década más, con tanto por compartir y regalarnos. El mes pasado la muerte acudió a buscarla. Vámonos, donde nadie nos juzgue, donde nadie nos diga que hacemos mal; vámonos, alejados del mundo, donde no haya justicia, ni leyes, ni nada, nomás nuestro amor - le diría. Y ella aceptó. Isabel Vargas Lizano, más conocida por todas nosotras como Chavela Vargas, tenía 93 años.
Nació el 17 de abril de 1919 en Costa Rica, país en el que vivió tal vez los peores 17 años de su vida. Sufrió el abandono de unos padres divorciados que la dejaron a cargo de unos tíos. De aquella época recuerda a unos abuelos a los que apenas conoció, a unos padres a los que conoció demasiado y a unos tíos “a los que Dios tenga en el infierno”- confesaría en una entrevista concedida a El País hace apenas dos años. A los 17 años partió sola hacia México, ese país que la acogería en su seno y la abrigaría como a una más de la propia tierra. Allí sintió que estaba su sitio y allí se quedó. Tardó poco en obtener la nacionalidad mexicana quien fuera la reina de las rancheras.
Mujer fuerte, tierna, valiente, sabia. Chavela brillaba con luz propia, y allí donde pisaba dejaba huella. Luchó por el respeto y la aceptación sin avergonzarse en ningún momento de su condición sexual. Fue criticada por ser lesbiana, así como por su manera de vestir, demasiado masculina a los ojos de algunos. Era el precio de quien elegía ser libre, solía decir, de quien optaba por vivir desde la libertad.
Yo he tenido que luchar para ser yo y que se me respete, y llevar ese estigma, para mí, es un orgullo. Llevar el nombre de lesbiana. No voy presumiendo, no lo voy pregonando, pero no lo niego. He tenido que enfrentarme con la sociedad, con la Iglesia, que dice que malditos los homosexuales. Es absurdo. Cómo vas a juzgar a un ser que ha nacido así. Yo no estudié para ser lesbiana. Ni me enseñaron a ser así. Yo nací así. Desde que abrí los ojos al mundo. Yo nunca me he acostado con un señor. Nunca. Fíjate qué pureza, yo no tengo de qué avergonzarme. Mis dioses me hicieron así.
Su voz poderosa nos ha acompañado y seducido durante décadas y ha sido cómplice de muchas generaciones. Quién no ha tarareado alguna vez La llorona, o no se ha visto reflejada en algún momento de su vida en No volveré. A quién le es indiferente Piensa en mí o Macorina.
Agosto ha sido un mes triste, porque todas llevamos a Chavela dentro, porque su música ha sido testiga en numerosas ocasiones de nuestras dichas y nuestras desdichas, de nuestros amores y desamores. Y es que su voz poderosa, ese torrente de fuerza que emanaba de su alma, se colaba en nuestros hogares y se quedaba a vivir en ellos.
Heroína, mito, leyenda. Chavela Vargas murió viviendo hasta el último día. Una vida plena que vivió a su antojo. Por su corazón y su cama pasaron mujeres de la talla de Frida Kahlo.
Soy lesbiana, fui borracha, fumé mucho y tengo la cabeza llena de recuerdos que van pasando como una película, pero he sido feliz con mis amores y mis desamores - confesó la chamana en una entrevista meses antes de fallecer. Casi un siglo de historia se ha llevado con ella: secretos, anécdotas, llantos, amores…
Nos quedará eternamente su música a través de sus casi 30 trabajos discográficos. Y si aún nos queda morriña y ganas de seguir empapándonos de esta gran mujer, podemos disfrutarla en vídeos o en sus apariciones en películas tales como Kika, La Flor de mi secreto, Carne Trémula…
Luna grande fue su último disco, un homenaje a García Lorca que vino a presentar en su último viaje a España. El esfuerzo fue tan grande que le costó el ingreso de unos días en el hospital y una conversación de tú a tú con la muerte. Ésta le concedió el privilegio de volver a México, su tierra adoptiva, para despedirse de los suyos antes de partir.
La periodista y biógrafa María Cortina fue la última mujer con la que Chavela compartió techo, amor y complicidades. Se forjó a fuego ese carácter duro y tierno que la caracterizaba y la hacía peculiar. Con él supo hacer frente a las adversidades de la vida y gozar de esos detalles sencillos que te colman de felicidad.
Ya lo dijo Joaquín Sabina: quién pudiera reír como llora ella, y es que “las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas”.
Y hasta aquí el homenaje que desde InOutRadio brindamos a nuestra querida chamana. Terminamos esta botella y brindamos por ti en nuestro último trago: ¡Hasta siempre, Chavela!
Más información:
- ISABEL VARGAS LIZANO. Y si quieres saber de mi pasado. Editorial Aguilar, 2002.
Desconocidas y Fascinantes: Mireille Havet con Paz Montalbán




Mireille Havet; La chica perdida del París Sáfico, con Paz Montalbán.
Si existiera una máquina del tiempo, hay un período histórico al que muchas lesbianas les gustaría viajar. Por supuesto, nos referimos al París de Entreguerras, los años que concentran la Belle Époque (finales del s. XIX, hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial 1914) y los Felices Años 20, hasta llegar al inicio de la devastadora Segunda Guerra Mundial (en el año 1939).
En esos años, quién sabe si durante la agitada vida nocturna de esta ciudad, nos habríamos fijado en un mujer solitaria, seductora, promiscua, vertiginosa, que lucía el pelo corto, de forma estrafalaria y que vestía trajes de hombre con corbata. Si entabláramos una charla con ella, no se nos escaparía que ese cuerpo menudo y frágil, encerraba un alma torturada, perdida y libre, enemiga de las máscaras, que vivía con desenfreno y sin complejos el lesbianismo, en las mismas entrañas del París sáfico.
Nos referimos a Mireille Havet, nacida el 4 de octubre de 1898 en Médan (Francia). Una estrella fugaz e incandescente por su corta y extremada vida.
Esta “chica rara”, era hija de Henri Havet, pintor post-impresionista, y de Léoncine Havet. Una pareja que formaba parte de la burguesía, cultivada, amante de los libros y de las artes, que se relacionaba con artistas, poetas, feministas e intelectuales. Su padre le transmitió el gusto estético simbolista y decadente, que fue una de sus grandes influencias como escritora. Mireille, además era una lectora precoz de Baudelaire, Pierre Louÿs, Renée Vivien, André Gide, Colette, Paul Claudel, Walt Whitman y Oscar Wilde (al que veneraba de forma especial).
Los padres de Mireille, tenían unos amigos, que resultaron clave para nuestra protagonista: Philippe et Hélène Berthelot, regentaban un destacable salón político-artístico, donde se relacionó con Guillaume Apollinaire, André Gide, Jean Cocteau y Colette. Gracias a esta última y al matrimonio Berthelot, conoció a Natalie Clifford Barney y frecuentó su célebre salón de la rue Jacob, así como el de Romaine Brooks. Asistió a ellos con fervor y con cinismo, ya que veía a esas americanas ricas que vivían abiertamente su lesbianismo en París como unas niñas de papá.
Guillaume Apollinaire, mentor y amigo suyo, le publicó en el año 1913, en su revista “Soirées de Paris”, unos poemas y un cuento, que fueron editados en 1917 con un prefacio de la escritora Colette. El poeta surrealista la apodó “la pequeña poeta”, hecho que la catapultó como una niña prodigio de la literatura.
A la temprana edad de 15 años Mireille pierde a su padre, según parece, a causa de un suicidio, lo que le provoca el primer desgarro emocional destacable. En 1918 sufre un nuevo golpe al perder a su amigo de infancia y protector, Apollinaire. Pese a tantas adversidades, publica en 1923 “Carnaval”, una novela que será aclamada por André Gide.
París celebra el Armisticio con júbilo, la gente sale a la calle mostrando su alegría, en contraposición con el sufrimiento terrible y la soledad de Mireille, que ha perdido el deseo, las ganas de vivir y de amar, a causa de la muerte de varios de sus amigos en la Primera Guerra Mundial.
A partir de entonces “la pequeña poeta” interrumpe sus estudios y escoge un modo de vida dedicado a los placeres terrenales, rechaza buscar trabajo para ayudar a su madre a sostener las necesidades de la familia, se deja mantener por sus amantes adineradas - tal y como confiesa en su Diario - mientras tiene una relación sentimental con su amiga Reine Bénard. Se convierte entonces en una chica perdida, que encarna la cara patética de los Felices Años 20, detesta su propia imagen de poeta prodigio, pero también la utiliza a su favor para flirtear en los salones parisinos, llenos de libertad y promiscuidad sexual.
En 1995 se descubre el Journal de Mireille Havet, que abarca los años 1913 a 1929. En este diario íntimo describe su sexualidad sin reparos y sin complejos, tal y como se desprende de él. Mireille estaba atrapada de forma tenaz por el deseo hacia las mujeres. Es la primera vez que una mujer sale del armario para expresar en palabras llenas de deseo su pasión lésbica, sin vergüenza, sin pena, sin traumas. Su relato es fruto de sus vivencias íntimas, no escribe para un hombre a para un público determinado, por esta razón no existe la autocensura o maneras subliminales para expresar su pasión y complacer a ese público destinatario.
Su Diario es como un lamento inacabable, lleno de un lirismo desolado, sustentado por el desarraigo de una joven mujer, en busca de lo absoluto por el laberinto de una infancia perdida. En él hay una mezcla de ingenuidad, madurez, romanticismo y cinismo.
Mireille Havet muere en 1932 a los 34 años, pobre y enferma de tuberculosis, en un sanatorio suizo situado en Montana, en donde estaba hospitalizada para una última cura de desintoxicación.
Esta chica perdida fue una oveja descarriada que quiso devorar el universo, pero la insatisfacción permanente e inconsolable, la condujeron a las drogas duras para poder evadirse de ella.
En 2009 la ciudad de París le dedicó una plaza con su nombre en el 11ème arrondissement.
Para saber más:
- “Mireille Havet. L’enfant terrible”, Emmanuelle Retaillaud-Bajac, ed. Grasset, París (2008).
- “Journal 1919-1924″, Editions Claire Paulhan, Paris (2003).
- “Journal 1924-1927″, Editions Claire Paulhan, Paris (2005).
- “Journal 1927-1928″, Editions Claire Paulhan, Paris (2010).
Desconocidas y Fascinantes: Djuna Barnes con Thais Morales.



Djuna Barnes, desamor en París con Thais Morales.
Como bien apunta Isabel Franc en la introducción de ‘El almanaque de las mujeres’, Djuna Barnes decía de sí misma que era “la escritora desconocida más famosa del mundo”. Es cierto. Djuna fue una figura clave en la literatura modernista del siglo XX y fue una de las protagonistas del París de los años 30.
Djuna Barnes nació en 1892 en una excéntrica familia en Cornwall-on-Hudson, en el estado de Nueva York. Su padre, Wald Barnes, fue un artista fracasado y, aunque estaba casado con Elizabeth Barnes, defendió a ultranza la poligamia. De hecho, cuando Djuna tenía cinco años la amante de su padre, Fanny Clark, se mudó a vivir con ellos.
Djuna nunca fue a la escuela. Su padre creía que la enseñanza pública era una influencia demasiado burguesa y, por tanto, innecesaria. El mismo Wald y también la abuela de Djuna, un personaje fundamental en su vida, Zadel Turner Barnes, escritora, periodista y sufragista, se encargaron de la educación de la joven.
En esa época, cuando tenía 16 años, Djuna vivió una experiencia traumática. Todos los indicios apuntan a que fue violada por un vecino con el consentimiento de su padre o por su propio padre. A este trauma se refirió en su primera novela, ‘Ryder’, y también en su última obra, ‘Antífona’. Como le decía su amiga, la escritora Emily Coleman: “Das belleza al horror, ese es tu mayor talento”.A partir de esta premisa, Djuna logró convertir en arte cada uno de sus sentimientos oscuros: carencias afectivas, la sensación de abandono, la violación y hasta el incesto.
Todas estas sombras están en sus libros y aparecen una y otra vez en su vida. En su búsqueda del amor, Djuna reconoció sus grandes carencias al decir: “Podría ser cualquier cosa. Si me amara un caballo, incluso sería eso”.
Cuando tenía 20 años empezó a trabajar como periodista en Nueva York, escribiendo para el Brooklyn Journal bajo el seudónimo de Lydia Steptoe. En 1915 publicó su primer libro de poemas, ‘El libro de las mujeres repulsivas’, y empezó a colaborar en revistas como Vanity Fair y The New Yorker.
En 1919 Djuna decidió irse a París, comenzando una etapa de viajes –geográficos y literarios- que acabaría con su exilio del mundo, voluntario y buscado, durante los últimos cuarenta años de su vida en su casa de Patchin Place, en Nueva York.
Su primera noche en París la pasó en el Hotel d’Anglaterre, el mismo en el que conoció en 1921 a su gran amor, la escultora Thelma Woods, y lugar al que regresó ocho años después de su primer encuentro con la artista para llorar y beber cuando Thelma la abandonó. En la capital francesa, Djuna entró a formar parte del famoso y celebérrimo círculo de la Amazona, Natalie Barney, que alardeaba de haber sido amante de la Barnes, a pesar de que ésta última siempre lo negó. No obstante, en su testamento, la Amazona le dejó a Djuna, que le sobrevivió diez años, una renta anual.
En el salón literario de Natalie, en la Rue Jacob, Djuna tomaba notas y apuntes de todas las mujeres, artistas, literatas, pintoras, bon vivants, jet set y travestidas que entraban y salíande la casa, y con aquellos esbozos en mente escribió en 1928 una de sus obras más importantes y destacadas: ‘El almanaque de las mujeres’, un libreto underground, escrito en inglés isabelino, que inmortalizó a las lesbianas de la Rive Gauche. En esta obra, aparece Natalie convertida en Evangeline Musset, una insaciable conquistadora que muere a los 99 años causando estupor entre sus seguidoras. Transgresora, precursora y osada a la vez, Djuna escribe que tras enterarse de la muerte de Evangeline, cuarenta mujeres se afeitaron la cabeza y tras un rito funerario que duró varios días, quemaron su cuerpo, excepto la lengua, que trasladaron en una urna al Templo del Amor, es decir el Templo de la Amistad de Natalie, en la Rue Jacob. Figuran también en esta obra Dolly Wilde, como Doll Furious (Muñeca salvaje), Janet Flanner y su amante Solita Solano, como Nip y Tuck; Romaine Brooks, como Cynic Sal, y Radclyffe Hall y su compañera Una Trowbridge, como Lady Buck and Balck (Salto y Brinco) y lady Tilly Tweed and Blood (Lady Tweed y sangre).
El mismo año, Djuna publicó en Estados Unidos su primera novela, ‘Ryder’, un best-seller que, a diferencia de ‘El almanaque de las mujeres’ iba destinado a un público heterosexual y en el que,como hemos dicho, trataba de forma indirecta el tema de la violación. Después publicó más libros, entre ellos un libro de relatos, ‘A night among the horses’, pero, sin duda la obra maestra de Djuna Barnes, aquella que inevitablemente va unida a su nombre es ‘El bosque de la noche’, que acabó de escribir en 1936. Esta obra, una de las más importantes de la literatura norteamericana, relata el atormentado amor de Nora Flood, una pintora, y la amoral Robin Vote.
El objetivo fundamental de Djuna al escribir ‘El bosque de la noche’ fue aceptar la pérdida de Thelma, que la dejó por otra mujer, Henriette McCrea Metcalf. El título de esta obra en inglés, ‘Nightwood’, contiene el apellido de Thelma (Wood) y sus protagonistas están basadas en ella misma (que es Nora Flood) y en Thelma (Robin, que es, como la escultora, una mujer alta, guapa, de gran atractivo sexual y que bebía mucho). En un momento del texto, Nora describe su propio lesbianismo de la siguiente manera: “Un hombre es otra persona, una mujer, en cambio, eres tú; cuando la besas a ella es tu boca la que estás besando”.
La historia de amor destructivo en la que se basa la novela comenzó en la vida real en 1921. Djuna tenía 29 años; Thelma, de 19, vivía entonces con la fotógrafa Berenice Abbott y quería ser escultora. Cuando se separaron en 1929, tras una relación llena de altibajos y conflictos, el dolor de Djuna Barnes dio como fruto su obra maestra, un recorrido por la parte oscura del alma humana, por la cara salvaje del amor. De nuevo la frase de su amiga Emily Coleman, se cumple a la perfección. Y a esta frase se le une la que dijo a propia autora respecto a la literatura como reflejo de la vida y, sobre todo, de las emociones: “No concibo la idea de dedicar años a escribir novelas, cosas inventadas totalmente y sin ninguna base emocional”. Ella expresaba su vida a través de su escritura.
Nunca volvió a escribir una obra tan poderosa como aquélla, y se justificaba diciendo que ‘El bosque de la noche’ había agotado su energía creativa. Empezó a beber y tuvo que ser hospitalizada varias veces en Nueva York, Paris y Londres. Regresó a Estados Unidos con el estallido de la II Guerra Mundial y vivió sola, en Patchin Place, en el Greenwich, los siguientes cuarenta años, hasta su muerte en 1982.
PARA ACABAR, UNA RECOMENDACIÓN
Si vais a ir a París en vacaciones no dejéis de visitar el hotel Recamier. ¿Que por qué?
Pues porque en él está situada parte de la acción de ‘El bosque de la noche’, y porque, como la propia autora le explicó a su amiga Emily Coleman, el 3 de marzo de 1939: “Quiero vivir en el hotel Recamier, donde vivía Robin en la novela, aunque en la vida real Thelma nunca puso un pie allí. Ahora paseo por la plaza de Saint Sulpice porque es uno de los escenarios del libro, como si mi vida hubiera estado realmente allí. Amo lo que inventé tanto como lo que me dio el destino y eso supone un gran peligro para el escritor; tal vez amo más mi invención porque así podré dejar a un lado a Thelma, porque ella ya no es Robin”.
OBRA DE DJUNA BARNES EN CASTELLANO
El bosque de la noche. Booket
La pasión y otros relatos. Plaza &Janés
Perfiles. Anagrama
El vertedero. Plaza & Janés
Humo. Anagrama
El almanaque de las mujeres. Egales (con introducción de Isabel Franc)
Djuna Barnes. Phillip Herring. Circe. 1997
WEBS DE DJUNA
www.queertheory.com/histories/bisexuals/bisexuals_djuna (inglés)
www.studiocleo.com/librarie/barnes/djunabarnes.html (inglés)



