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Broken Hard – Reanimación

Maniobra de reanimación cardíaca de primeros axilios.

(intro Satchi)

Una semana más, como hacemos siempre en el espacio BROKEN HARD, hablamos de rupturas. Y si algo está claro es que poner fin a una relación implica un riesgo para la salud. Ya vimos en su día que aquella frase que solemos decir “me ha roto el corazón” no es cierta, porque el corazón no puede romperse… ¡Pero sí puede pararse! Es que el corazón… El corazón es un órgano muy raro, un músculo incomprensible para nuestro cerebro, el pobre, que va loco perdido intentando controlarlo, pero no puede… El corazón puede pararse por la pérdida de la mujer amada, sí, pero también por otras causas, como por ejemplo un flechazo o un orgasmo de campeonato, y en todos los casos es necesario revivirlo cuanto antes con ejercicios de reanimación…

(texto Polli)

 

Ejercicios de reanimación

Reanimar un corazón, en el fondo, tampoco es tan difícil. El problema es que no puedes hacerlo tú misma, necesitas a alguien que lo haga por ti. No tiene que ser amiga tuya, ni siquiera conocida. ¿No te ocurre a veces que vas por la calle y pasa una mujer por tu lado, y te mira fugazmente, y tú la miras, y se te acelera el corazón? Pues eso es una “reanimación momentánea a distancia”, que funciona muy bien para alegrarte el día y no requiere contacto físico ni compromiso emocional de ningún tipo.

Luego está la que llamamos “reanimación física”, la que se lleva a cabo en las distancias cortas y sí requiere, claro, cierto acercamiento. En estos casos necesitas cierta confianza con la chica que te reanime. Puedes contactar con ella de diversas maneras: por Facebook, por correo electrónico, por chat, en un bar de mujeres… Allá cada una con sus estrategias.

Una vez establecido el contacto, y después de unas cuantas copas y un poco de conversación, la chica voluntaria puede hacerte la reanimación de dos maneras. Por una parte, puede poner en práctica la famosa Maniobra de Heimlich, que consiste en que te abrace por la espalda estando tú de pie. En esta posición, la chica empieza por ejercer presión sobre tu abdomen y tu estómago, justo por encima del ombligo, con una mano cerrada y la otra encima. A partir de esta posición inicial, la Maniobra de Heimlich puede evolucionar de mil maneras distintas para completar la reanimación con éxito, así que lo dejaremos a la imaginación de cada una…

Y por otra parte, tenemos la reanimación cardíaca típica, la de toda la vida, la que se practica en los primeros auxilios y que consiste en que la chica te insufle aire por la boca y luego ejerza presión sobre tu esternón con ambas manos, justo en el punto equidistante entre tus pechos. Si alguna vez te hacen este tipo de reanimación, procura apartar tu lengua cuando ella te insufle aire, porque si no, bloquearás el paso del aire hacia tus pulmones y tu corazón no conseguirá latir de nuevo con normalidad. Así que relaja tu lengua y deja que la suya lo haga todo.

Ambos tipos de reanimación cardíaca suelen dar excelentes resultados. Optar por uno o por otro depende, casi siempre, de la chica que te reanime, del momento y del lugar que escojáis para llevar a cabo tan delicada maniobra. Pero lo que sí es seguro es que, con estos ejercicios, tu corazón volverá a latir como si nunca se hubiera parado…


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Broken Hard – Colada de corazón

Tiempo atrás, cuando iniciamos la sección BROKEN HARD, dijimos que el corazón no se rompe, pero que sí puede sufrir y enfermar por causas muy diversas: desengaños, discriminación, malos amores… Hoy retomamos aquella idea inicial para proponeros una manera de recomponer corazones maltrechos, esperando que os resulte de utilidad en algún momento de vuestra vida…

 

Colada de corazón

Ante todo, no os pongáis nerviosas, porque los nervios atacan directamente al corazón, pueden provocar arritmias y taquicardias. Y no queremos eso, ¿verdad que no? Y menos aún si estamos mal.

Lo segundo, muy importante: hay que reconocer las causas y asumirlas. ¿Y cómo se hace eso? Fácil: preguntaos por qué estáis mal, por qué vuestro corazón late desacompasado. Solo es posible encontrar el remedio si se conocen las causas de la enfermedad. Sobre todo, no os mintáis a vosotras mismas, aunque os duela. Pensad en ello en los momentos en que os sintáis medio bien, nunca cuando estéis de bajón. Tened en cuenta que vuestro cerebro tampoco funciona a pleno gas, porque un mal bombeo del corazón suele provocar desequilibrios importantes en todo el organismo, como por ejemplo falta de oxígeno en la sangre y riego cerebral insuficiente. Si no podéis pensar con claridad, mejor que no penséis y lo dejéis para otro rato.

Una vez que estéis tranquilas, hayáis descubierto y asumido las causas, podéis pasar a la acción. Cogéis el corazón y lo dejáis en remojo unos días en un barreño con agua destilada, con Viakal y Vanish a partes iguales. El primero acabará con las calcificaciones, es decir, con esas relaciones tóxicas enquistadas que parecen no terminar nunca; el segundo es ideal para eliminar todo tipo de manchas en forma de malos recuerdos y experiencias traumáticas.

Pasados unos días, que pueden ser más o menos dependiendo del estado de cada corazón, podéis pasarlo a la lavadora. Para los casos más leves bastará con agua fría y ciclo corto; para los más graves, ciclo largo a 40 grados. Y para los graves de verdad, programa con centrifugado. ¡Ojo! No os paséis con la temperatura del agua o vuestro corazón podría encoger y nunca volveríais a ser las mismas. Podríais amar de nuevo, pero menos. Una vez terminado el proceso, dejad que el corazón se seque al aire antes de recolocarlo en su sitio.

NOTA IMPORTANTE: durante los días de colada os sentiréis vacías e incapaces de amar. Es normal, no se puede amar sin corazón. Pero tampoco se puede amar con un corazón sucio y maltrecho.

(vídeo de Youtube: Retomemos – “Corazón roto”)

Imagen de previsualización de YouTube

La Polli-Carme Pollina

 


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Broken Hard –Ya no te quiero.

(intro Satchi)

Sólo hay una frase más difícil de pronunciar que “te quiero”, y es la siguiente: “ya no te quiero”. Y sólo hay una cosa peor que tener que pronunciarla, que es, claro, tener que escucharla. Cuando dices “ya no te quiero”, o cuando te lo dicen a ti, lo mismo da al fin y al cabo, se rompen muchas cosas de golpe y tu mundo parece pararse en seco. Ponerlo en marcha de nuevo es un proceso largo y a menudo penoso que empieza exactamente después de que esas cuatro palabras malditas corten el aire y hasta tu respiración: “ya no te quiero”… “ya no te quiero”… “ya no te quiero”… Pero a veces, más de una y de uno prefieren hacer oídos sordos, y en estos casos, lo mejor puede ser intentar tomárselo con un tanto humor como sea posible…

 

(texto Polli)

 

Ya no te quiero

Acabas de decirle que ya no la quieres, ¿y qué te ha contestado ella?: “Vale, cariño, no te preocupes, nos puede pasar a todas. ¿Comprarás tú el pan mañana?”. Y tú, extrañada y hasta un poco contrariada porque el breve discurso que te ha costado días, incluso meses, preparar, parece haber caído en saco roto, no te ves con ánimos para hacer otra cosa más que darte la vuelta en la cama, pensando que quizá ella está medio dormida y te ha contestado en sueños sin saber lo que decía. Decides que volverás a intentarlo por la mañana. Y lo intentas: “Oye, creo que ya no te quiero”. Y ella: “¿Ah, no? ¿Y cómo lo sabes? Anda, no seas absurda y no te olvides de comprar el pan”. Te da un beso y sale disparada hacia el trabajo, sin darte tiempo a réplica.

A media mañana, te llama al móvil y quedáis para comer juntas en el centro. Piensas que esta vez será la definitiva, así que, a la hora y en el lugar convenidos, entre dos cucharadas de una excelente sopa miso, vas y le sueltas: “¿Y si te dijera que a lo mejor ya no te quiero?” A lo que ella contesta, imperturbable y sin dejar de devorar sus nigiris de salmón: “Anda, termina de comer, yo me voy, tengo reunión a las tres y media y ya llego tarde. Nos vemos en casa. No hagas nada, me toca a mí preparar una buena cena”. Y se va.

Por la noche, después de cenar, tiradas las dos en el sofá viendo Gran Hermano en la tele, te armas de valor otra vez para un nuevo intento, el último:

—Cariño, a lo mejor algún día dejo de quererte, ¿vale? —le dices, mientras le acaricias el pelo. Pero ella te corta casi sin dejarte terminar la frase.

—Cállate, por favor, no oigo la tele.

—Vale, me callo, pero, ¿has oído lo que te he dicho?

Y ella te contesta, por fin, sin dejar de mirar hacia la pantalla panorámica de leds de última generación.

—Que sí, pesada, llevo desde ayer por la noche oyendo lo mismo, que no me quieres. Bueno, ¿y qué? Yo tampoco te quiero a ti, ¿y te digo yo algo? ¿Verdad que no? Pues sigue acariciándome el pelo en silencio y déjame ver el programa, que está muy interesante… Los de Gran Hermano son la pera, se dicen cosas tremendas los unos a los otros y nada, hacen ver que no va con ellos y siguen con sus vidas… Es que me parto, vamos…

Conclusión (si es que la hay): es muy triste no querer, pero más triste es fingir que se quiere.

Y no quiero terminar hoy sin parafrasear una expresión de la Satchi, porque me gusta dar la vuelta a las palabras —y más a las suyas— para encontrarles nuevos sentidos y significados: “un beso para todas, muchos besos para una”…

(vídeo de Youtube: “Amores circulares”, corto de César Vallejo) La calidad es bastante mala, pero el vídeo está muy bien…

La Polli-Carme Pollina


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Broken Hard – Fiesta Broken

(intro Polli)

Lo comentábamos no hace mucho, y es que en InOutRadio estamos convencidas de la necesidad de celebrar no sólo el amor sino también el desamor. Si una boda es todo un acontecimiento, un divorcio o una separación deberían serlo también, como una terapia mental que ayudaría, sin duda, a superar lo negativo del momento. Por eso, hoy os explicamos la historia de Victoria, quien decidió en su día celebrar su ruptura con una fiesta que acabamos de inventarnos hoy y aquí: la “Fiesta Broken”.

 

(texto Satchi)

 

Fiesta Broken

Victoria sale de casa hacia las once y media. Esta noche se ha vestido con sus mejores galas, porque esta noche es muy importante en la vida de Victoria. Es su primera Fiesta Broken en el Hard, el único local de chicas de la ciudad especializado en rupturas sentimentales. Al principio, Victoria no quería hacerlo, fue su amiga Paula quien la convenció, después de ver con sus propios ojos el cambio espectacular que Paula experimentó a partir del día que celebró su Fiesta Broken para superar su ruptura con Teresa. Pero de aquello hace ya un año y medio, y hoy le toca a ella, a Victoria, dejar atrás su pasado para poder seguir adelante. Victoria sabe que no podrá empezar de cero, porque de cero solo se empieza una vez, pero está dispuesta a empezar desde donde sea con todo el bagaje que lleva a sus espaldas, y para ello tiene que librarse primero de Gloria.

Al entrar en el Hard, las luces se apagan, y Victoria queda iluminada por un potente haz de luz blanca proyectado desde un cañón suspendido en una de las esquinas del local. Nadie le explicó cómo sería la fiesta, lo único que le pidieron fue que llegara puntual y que siguiera las instrucciones. Y eso es exactamente lo que trata de hacer, a pesar de no ver nada porque la luz del cañón la está cegando.

Una voz de mujer le da la bienvenida.

—Hola, Victoria. Gracias por tu puntualidad. Tu circuito Broken Hard está a punto de empezar. ¿Estás preparada?

Victoria contesta con poca convicción.

—Creo que sí.

—Entonces… ¡Que pasen las invitadas! —exclama la voz, al más puro estilo de las galas televisivas. El local se ilumina y Victoria se encuentra de pronto rodeada por una multitud de chicas, todas amigas y conocidas suyas, que han venido a celebrar su fiesta de ruptura. Y Victoria, que no sabe si reírse o echar a correr, decide quedarse, a pesar de todo.

A su izquierda, una máquina de dardos con la foto de Gloria, su ex, en el centro. Sus amigas hace rato que juegan a darle a Gloria en la frente, y a Victoria parece que le gusta la idea, porque en sus labios se dibuja una sonrisa. A su derecha, una chimenea encendida, y frente a ella, una enorme pila de objetos personales de Gloria esperando a ser quemados. Ahora entiende por qué las responsables del Hard le pidieron días atrás que les hiciera llegar todo lo que le quedara de su ex en casa. ¡Para quemarlo hoy, en la Fiesta Broken!

Por un momento, Victoria cree ver visiones. Juraría que acaba de ver a Gloria a lo lejos, en la parte del fondo del local. Pero inmediatamente piensa que no puede ser, que la organización de la fiesta, de su fiesta, nunca permitiría tal cosa. Al acercarse a la parte más profunda y oscura del local se da cuenta de su error: no es Gloria sino un muñeco de tamaño natural, hecho a imagen y semejanza de Gloria utilizando retales de ropa. Incluso el pelo es igual al de Gloria. Antes de que pueda darse media vuelta, una de las camareras entrega a Victoria una aguja larga y afilada, de las de hacer calceta, y le pregunta si desea empezar por el vudú, por la quema de objetos personales o por los dardos. Y Victoria contesta, empuñando la aguja.

—Me da igual. El vudú servirá para empezar.

Y sin decir más, Victoria clava la aguja en el muñeco, justo a la altura del corazón, exhalando un suspiro de alivio. Después de la primera estocada, Victoria ya se siente mucho mejor.

—¿Me pasas otra, por favor? —pregunta a la camarera, y añade— creo que voy a divertirme como nunca esta noche.

Vídeo de Youtube: “ruptura a la chilena”


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Broken Hard: Reencuentros.

(intro Polli)

Para muchas personas, la Navidad no es tiempo de alegría y felicidad, sino todo lo contrario. Si no se está en un buen momento personal, estas fechas pueden llegar a ser asfixiantes y nada beneficiosas para la salud mental, especialmente en casos de ruptura o problemas sentimentales. Y si, para más inri, coincides con tu ex pareja en el lugar y el momento menos pensados, se pueden crear situaciones rocambolescas. Porque los reencuentros no siempre son deseados…

 

(texto Satchi)

 

Armando el Belén

Belén ha llegado antes de hora, no puede evitarlo, es una costumbre que le inculcaron de pequeña y hoy, a sus treinta y cinco años, sigue anticipándose a todo. Será porque es un poco ansiosa, o porque tiene miedo de perderse cosas si llega tarde, o a lo mejor lo que le pasa es que tiene prisa por alcanzar algo o a alguien, pero no sabe qué ni a quién. Por culpa de sus prisas la dejó Elvira, su última novia. Elvira siempre se quejaba de que se corría demasiado rápido, de que no la dejaba disfrutar de su cuerpo como ella deseaba. El día que Elvira la besó buscando sexo y Belén tuvo un orgasmo inmediato se colmó el vaso. Elvira recogió sus pertenencias y se fue. Ocurrió el 15 de noviembre.

Hoy, 20 de diciembre, Belén espera a las demás chicas tomando un café en la barra del local social. Se ha apuntado a participar en el pesebre viviente que organiza la agrupación de lesbianas de su barrio, más que nada para distraer la mente. Le parece bien la idea de montar un belén sólo de mujeres, en el que incluso las Reinas Magas cabalgan a lomos de camellas y San José es María José, la alcaldesa de distrito. Sí, hay mucha bollera en el barrio de Belén, y por eso le gusta vivir en él, entre otras cosas. Pero también tiene un problema, y es que muchas de sus ex son también sus vecinas, y claro, como la mayoría de sus relaciones terminan mal, se pasa los días cambiando de acera para esquivar antiguos amores.

A la hora en punto llega María José, que también es la encargada de la coordinación. Belén le da dos besos antes de que la salude y se da cuenta de que ha vuelto a anticiparse. Y María José, que conoce su fama de orgásmica precoz, se ríe entre dientes, mientras Belén piensa de sí misma que es idiota y que quizá necesita terapia, como tantas y tantas veces le advirtió Elvira.

A medida que van llegando las demás y se van repartiendo los papeles, Belén saluda desde lejos a algunas de las chicas, aunque la mayoría no le devuelven el saludo, pero no le importa, ya está acostumbrada. Lo que peor le sienta es que ha visto entrar a Elvira, si llega a saber que ella estaría aquí, no se apunta a la tontería esta del pesebre. Y encima, Elvira hará de María y a ella le toca hacer de ángela, así que tendrá que acercarse a su ex más reciente para anunciarle mediante gestos que será madre por obra de la Espírita Santa. Piensa que, por una vez, la historia es cierta, porque si María espera que María José la deje embarazada, va lista.

La coordinadora pide silencio, va a dar las instrucciones para montar la escena.

—A ver, chicas, colocaos según vuestro papel. María, María José y Jesusa, en el centro. Las Reinas Magas, a la derecha; las pastorcillas, a la izquierda; y tú, la caganera, al rincón. El primer pase empieza dentro de quince minutos, así que… ¡A desnudarse todas!

A Belén le da un vuelco el corazón. Nadie le había hablado de desnudarse, aunque, ahora que lo piensa, nadie le había hablado tampoco de disfrazarse. Se acerca disimuladamente a la puerta del local, donde está colgado el cartel que anuncia el pesebre, y se da cuenta de que la culpa es suya porque ahí se dice bien clarito: “Navidad 2010. Pesebre viviente lésbico”. Y más abajo, en letra pequeña: “sin ropa, en reivindicación del espíritu navideño más humilde”.

Si pudiera, Belén se iría a su casa ahora mismo. Lo último que le apetece es desnudarse frente a muchas de sus ex parejas. Pero no puede, su sentido de la responsabilidad se lo impide. Cuando Belén se compromete a hacer algo, lo cumple hasta el final sin importarle las consecuencias. Así que vuelve a su posición inicial, junto a Elvira, que ya está desnuda y con Jesusita en brazos representando a la Virgen, y empieza a quitarse la ropa. Elvira se vuelve hacia ella.

—Nena, ¿y esos pezones? —le pregunta.

—Cállate —contesta Belén, tajante—, ya sabes que yo me pongo muy rápido. Y deja de hablar, en los pesebres vivientes no se habla.

Empieza el pase. En la primera escena, la ángela tiene que posar su mano sobre el hombro de María, y al hacerlo, Belén siente que se le eriza el vello de todo el cuerpo. Y Elvira sonríe, porque lo sabe. Luego, en otra escena, le toca acercarse a las pastorcillas para indicarles el camino hacia el portal, y al hacerlo, descubre entre el grupo a Verónica, otra de sus ex, con quien siempre disfrutó de un sexo fenomenal. Verónica la mira, y a Belén le sube el rubor a las mejillas.

Así, empitonada y ruborizada, Belén se dirige hacia las Reinas Magas en una de las últimas escenas del pesebre, para cumplir con su misión anunciadora. Y allí está Ivonne en su papel de Baltasara, una imponente mujer negra que llegó a España de vacaciones y se quedó porque sintió que Barcelona le gustaba más que los Estados Unidos. Ivonne y Belén fueron pareja durante poco más de un año. Al verla, el sexo de Belén se incendia sin remedio. Por fortuna para Belén, el pase está a punto de terminar.

Con los últimos aplausos del público entregado, Belén empieza a vestirse a toda prisa. Quiere alejarse de allí lo antes posible, huir de su pasado. Ha decidido que no volverá mañana ni ningún otro día, y así se lo hace saber a la coordinadora, quien le dice que la echarán en falta pero que no se preocupe, que ya se las apañarán.

Pocos minutos después, Belén se dirige a su casa, dos calles más abajo, pero cambia de acera para evitar a Rosa, que sube en dirección contraria.

—Tengo que cambiar de barrio —se dice.

La Polli-Carme Pollina

[email protected]


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Broken Hard: Prueba de Amor.

Prueba de amor

 

A veces, una relación se acaba por sí sola, porque se desvanece el encanto, se rompe la magia, se muere la atracción… Pero otras veces somos nosotras mismas quienes nos buscamos la ruina haciendo estupideces propias de la raza humana, y mucho más las lesbianas, porque, en el fondo, nos encanta complicarnos la vida, sobre todo en esos días previos a la hecatombe menstrual, cuando, como dice la Satchi, las hormonas se desbordan y nos hacen salir de nuestras casillas para… ¿buscar otras casillas?…

Por eso es necesario a veces poner a prueba nuestra relación, aunque hay que andarse con mucho cuidado porque el resultado puede ser muy diferente del esperado…

¡Mucho ojito con poner a prueba a la pareja!

La Polli-Carme Pollina


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Broken Hard: La Bollera Solitaria.

En el primer capítulo de “La lesbiana y la luna” vimos y entendimos por qué, después de una ruptura, el noventa y nueve por ciento de las lesbianas son readmitidas en su manada de origen. Pero… ¿qué ocurre con ese uno por ciento que son rechazadas? ¿Cómo se las apañan? ¿Cómo rehacen su vida en solitario?

 

 

La bollera solitaria

 

La bollera solitaria cabalga a sus anchas por extensas llanuras desoladas, por estepas despobladas y paisajes inhóspitos. La bollera solitaria es el resultado de una cadena de errores fatales: primero no supo —o no quiso— retener a su pareja y lo pagó con la soledad; luego no acertó a reinsertarse en su manada de origen y lo pagó con la indiferencia de sus congéneres, con el desdén, con el más cruel destierro…

Pero, lejos de achicarse ante tanta desgracia, la bollera solitaria se crece ante la adversidad, se lía la manta a la cabeza y decide emprender una vida de bandida, de mala mujer, de robanovias… Se hace la dura, la pobrecilla, sin saber que está viviendo una ilusión, un espejismo, y que, pasados unos meses de loca aventura y de vagar sin rumbo, terminará acodada cada sábado en la barra del mismo bar de ambiente, para ver qué pilla. U opositará a bibliotecaria o a carcelera y terminará sus días espiando a las chicas entre libros o entre rejas. En otros casos se hará monja sin haber sentido la llamada de Dios, por el mero placer de vivir rodeada de mujeres supuestamente inmaculadas, esperando que alguna hermana se deje macular… Aunque algunas, las menos, consiguen ir de duras toda su vida, se hacen llamar Shane y emigran a los Estados Unidos para dedicarse a la farándula.

No, la bollera solitaria no abunda, pero existe, y no hay que menospreciar su potencial ni sus cualidades.

La Polli-Carme Pollina


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Broken Hard –Hechizos (Lola)

(intro Polli)

Nuestra amiga Lola ha captado a la perfección el mensaje que intentábamos explicar en el capítulo “Hechizos” y hoy nos cuenta su experiencia personal en amores insanos. Entre otras cosas, Lola deja muy claro que, a veces, hay que saber decir ¡basta!, sobre todo cuando una relación nos hace olvidar nuestras prioridades, con el riesgo de torcer nuestra vida. Hay amores que, más que amores, parecen verdaderos hechizos de magia negra… ¿Queréis contarnos vosotras también vuestras experiencias? Hacedlo a través de [email protected]

 

(texto Satchi)

 

Los hechizos, según Lola

Dice Lola:

A mí me ha pasado…

Me enamoré hasta tal punto que me olvidé de mí. Vivía por y para ella. Mi vida giraba a su alrededor. Habría llegado hasta los confines de la vida de no haberme dado cuenta de que el amor duele cuando dos personas no están preparadas para vivirlo, no juntas, sino por separado, es decir, amarse a una misma. Para tener un amor pleno, sano, grato (en todos los sentidos), una debe estar comprometida con una misma: con el sentir, con el saber, con el aceptarse. Tener claras cuáles son sus prioridades. Es mucho más que importante tenerlo claro. De no ser así, caeremos en el abismo de amar hasta consumirnos. Creía que estando con ella era exactamente igual, pero mejor. Sin embargo, cuando una deja de lado todo lo que la rodea, como amigas, familia, proyectos, etc., no puede de ninguna manera ser mejor.

Nos ciega esa pasión desmesurada. Y es en ese preciso instante, cuando debemos abrir los ojos para darnos cuenta de que existe un problema interno, propio, que debemos solventar.

También sentí que, estando con ella, los problemas que tenía iban desapareciendo o que se volvían cada vez más insignificantes. Pensaba entonces que esos problemas no eran del todo reales, que antes de enamorarme no era feliz, y esto me llevaba a comportarme de una manera histriónica. Pasó que se acabó la relación y me encontré de nuevo con esos problemas sin resolver, que sí existían, pero estaba tan ciega con ese amor/pasión/obsesión que, en vez de solucionarlos, los dejé atrás.

Quererse tiene que ser un placer pleno. Si no es así, nos conducirá a una situación hostil en la que una simple discusión sin sentido romperá esa fina línea que separa la cordura de la locura, la felicidad de la más ingrata infelicidad. Quererse no es obsesionarse.

¿Cómo saber si estás obsesionada? Es fácil. Pregúntate cuántas veces al día miras el móvil, esperando con ansia recibir un mensaje, un email, una llamada… ¿Cuántos planes has anulado para poder estar con ella? ¿O cuántos has dejado pasar, simplemente, por si ella tiene un ratito para ti? ¿Has llenado la nevera con cosas que te gustan a ti o has comprado sus caprichos preferidos?

¿Sorprendidas? Pues dejad que os diga que mi nevera quedó repleta de productos caducados, porque, después de acabar la relación, esperé varias semanas a que volviera.

Hasta que desperté. Sí, despertar. Porque vivía de cuerpo presente, muerta en alma y en espíritu. Cabizbaja, quemando la suela de mis zapatos por las calles de Barcelona. Mientras sentía que había perdido una parte de mí, como si su querer fuese una extensión de lo que yo soy. Como si fuéramos amores simbióticos…

Pero, queridas, se nos cortó el cordón umbilical al nacer, separándonos así de la única simbiosis que vivimos a lo largo de nuestra vida (excepto las que se reproduzcan, claro).

Tomemos nota:

PRIMERO: Aceptarse, conocerse, entenderse. Os aseguro que nadie más lo va a hacer por vosotras. Si no os conocéis a vosotras mismas, no esperéis que otras lo hagan.

SEGUNDO: Tened claras las prioridades. Si no las tenéis, no os sumerjáis en un amor, pues os ahogaréis.

TERCERO: Poned límites (puede que sea lo más importante). Con los límites no me refiero a exponer claramente cuál es vuestro lado de la cama, sino a dejaros claro a vosotras mismas hasta dónde vais a llegar por amor.

CUARTO: Que la honestidad esté por encima de todo. No os reprimáis. En realidad no lo hacéis por ella sino por vosotras mismas. Parece contradictorio, lo sé. Pero a eso se le llama egoísmo pasivo. Y además, es realmente destructivo. Cedemos para no hacer daño, y esa satisfacción de sentir “qué buena soy” solo dura unos segundos. Convierte el estado de placer en ira, que más adelante usaremos para echar algo en cara. Entonces tiraremos de nuestro orgullo de la forma más aberrante.

QUINTO: Se puede vivir sin pareja. Si podéis compaginar vuestros proyectos con una relación, adelante. Puede ser de lo más satisfactorio. Si no, no os encabezonéis. Valorad las posibilidades. Personalmente, no tengo tiempo para una relación si pretendo cumplir o alcanzar todas mis metas o proyectos. Y además, me queda mucho por hacer conmigo misma.

Un amor insano es un amor vacío.

Lola.

(vídeo de Youtube: Natalia Oreiro “Tu veneno”)

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Broken Hard – Reanimación

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