Broken Hard: Rupturas de verano
Rupturas de verano
Llegan las vacaciones de verano y no siempre son fantásticas. Está comprobado que en esta época se produce el mayor número de rupturas entre parejas, ya sean homosexuales o heterosexuales, durante las vacaciones o bien después. En los últimos tiempos, septiembre es el mes de las separaciones, las rupturas y los divorcios… ¡Mucho ojito con el verano! Algunas webs incluso ofrecen soluciones para evitar conflictos:
1. Diseñar las vacaciones según las preferencias de ambas.
2. Tratar de desconectar de las dificultades cotidianas.
3. Fomentar la comunicación.
4. Dedicar tiempo tanto a la pareja como a una misma.
5. Incentivar la imaginación durante las relaciones íntimas.
Se han quedado calvas con los consejos… ¡Esto lo sabe todo el mundo! No nos parecen muy buenos consejos, la verdad, así que aquí, en InOutRadio, vamos a proponer otros:
CONSEJOS INOUTRADIO PARA EVITAR RUPTURAS EN VACACIONES
1. Si no queréis romper con la novia/pareja/amante durante las vacaciones de verano, no veraneéis con ella. Cada una por su lado, y tan felices. Cuando os reencontréis, tendréis más cosas que contaros, y también algunas cosas que quizá será mejor no contar…
2. Si, a pesar de todo, queréis ir juntas de vacaciones pero no os ponéis de acuerdo en el destino, buscad un término medio: si una quiere montaña y la otra quiere playa, pues os quedáis las dos en casita, mirando a las musarañas. ¿Veis qué fácil?
3. No habléis, así no discutiréis.
4. No folléis, así no os daréis cuenta de que habéis caído en la rutina.
5. Ocupad vuestro tiempo en mil y una tareas para no tener que pasar tiempo juntas. Puede resultar muy duro convivir con alguien a quien habéis visto muy poco a lo largo del año a causa del trabajo o por otras causas ajenas a vuestra voluntad… El roce hace el cariño, sí, pero también provoca roces.Felices vacaciones, chicas!
FOTO: Mujer Chilena
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Broken Hard –Explota mi corazón
Explota mi corazón
Las bomberas acudieron enseguida, alertadas por la llamada angustiada de una vecina.
—Estaba durmiendo, tan tranquila, y me despertó la explosión hacia las tres y media, más o menos, no recuerdo la hora exacta. Estoy muy nerviosa.
La jefa de brigada trata de tranquilizar a la testiga. El incendio ya ha sido sofocado y es hora de recoger la máxima información posible para tratar de aclarar los hechos.
—No se preocupe, señora, le agradecemos su aportación. Deje que la policía haga su trabajo y procure reponerse. En la ambulancia la atenderán.
La jefa de brigada se reúne con la inspectora y la forense en la escena de los hechos. En el suelo, el cadáver, cubierto; en las manos de la forense, unas gafas; en las de la inspectora, una nota.
—Suicidio —concluye la inspectora.
—Sin duda alguna —confirma la forense.
—Entonces, ¿caso cerrado? —pregunta la jefa.
—Un cadáver con gafas podría ser el resultado de un asesinato —aclara la inspectora— pero si las gafas aparecen al lado del cuerpo, se trata de suicidio. La mayoría de suicidas se las quitan antes. Por lo visto, nadie quiere llegar miope al Más Allá. Y luego está la nota, claro. Lo que no entiendo es por qué el cadáver está tan perfecto, aparte del boquete en el pecho.
La forense toma el relevo para explicar las causas de la muerte.
—A mí también me ha sorprendido. Jamás había visto un caso semejante. Un cuerpo en perfecto estado pero un corazón hecho añicos. Es como si le hubiera explotado el corazón en el pecho. La pobre ha muerto fulminada, de eso no hay duda. ¿Conocemos el origen del incendio?
—Sí —responde la jefa de brigada— ahí mismo, donde el cadáver. Si se confirma que le explotó el corazón, entonces debemos concluir que las llamas consumieron con avidez la vivienda pero no calcinaron el cuerpo. Se han dado otros casos en incendios causados por explosiones violentas. La onda expansiva lo arrasa todo excepto el epicentro. ¿Puedo ver la nota?
La inspectora se la entrega.
“Me sonrojo si me miras. Te acercas y me enciendo. Me abraso cuando me abrazas.
Solo tu boca de incendios me sofoca, y de mis cenizas renace tu deseo.”
Con mano temblorosa, la jefa de bomberas se agacha para descubrir el rostro de la víctima después de leer sus últimas palabras. Ni siquiera sabía dónde vivía Sara. De haberlo sabido, habría pasado el caso a otra brigada.
Raffaella Carrá – En el amor todo es empezar
FOTO: gaelx
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Broken Hard – Salir después de romper
Salir después de romper
Después de una ruptura, una de las cosas quizá más difíciles de hacer es volver a salir en plan solteras, sin pareja, y cuanto más larga es la relación que se ha acabado, más puede costar ponernos de nuevo “en circulación”, por dos motivos principales: la pereza y la mala conciencia.
Comentamos lo de la pereza por aquello que se dice de las lesbianas que viven en pareja, que tienden a salir poco y a llevar una vida más bien casera. Y quizá sea verdad, hasta cierto punto, aunque no siempre.
Luego está la mala conciencia, que, como mujeres, suele machacarnos más de lo debido. ¿Será por educación? ¿Por cultura? ¿Por falta de autoestima? ¿Por malos rollos mentales? Sea por lo que sea, a veces nos cuesta salir por ahí sin remordimientos, y en los casos más graves puede ser que aparezca incluso una pizca de sentimiento de infidelidad hacia una pareja que ya ni siquiera tenemos.
La edad también influye en lo de salir después de una ruptura. No es lo mismo ir de fiesta a los 25 que a los 45, aunque todo depende, claro, del carácter y la jovialidad de cada una. Pero, en el fondo, lo que nos frena de verdad quizá no sea la edad, ni la mala conciencia, ni la pereza, sino otra cosa más seria: el miedo. Miedo a haber perdido la práctica del ligoteo. Miedo a volver a empezar. Miedo a fracasar de nuevo…
En principio, tener miedo no es bueno ni malo en sí. El miedo es una emoción más, y todas nuestras emociones sirven para algo. Por eso, el miedo puede ser bueno si nos sirve para avanzar; lo que hay que evitar es que el miedo nos paralice, y si lo hace, que sea durante el menor tiempo posible.
Pues eso, después de una ruptura, a seguir viviendo, a seguir saliendo y a ver qué pasa… Y sobre todo, si se nos permite parodiar una frase muy común en las series policíacas, “tened mucho cuidado ahí fuera”.
¿Qué opináis vosotras? ¿Os habéis visto alguna vez en una situación similar a la que hemos descrito? ¿Cómo habéis actuado? ¿No estáis de acuerdo con lo que se dice aquí? Si queréis contarnos vuestra experiencia, podéis hacerlo a través de [email protected].
Mónica Naranjo – “Miedo”
FOTO: pulguita
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Broken Hard-Mi corazón en tus manitas.
Mi corazón en tus manitas
Me amaba tanto que me dio su corazón. Lo puso en mis manos una tarde lluviosa de junio. Le gustaban mis manos, decía que eran grandes y sinceras, que su corazón estaría a buen recaudo mientras yo lo sostuviera, lo protegiera y lo llevara siempre conmigo.
Yo la creí, a pesar de mis inseguridades. Nunca pensé que una mujer como ella, tan guapa, tan culta, tan perfecta, podría enamorarse de una mujer como yo, tan estándar, tan normal, tan del montón.
La amaba tanto que quise parecerme a ella, ser como ella, ser ella, para sostener su corazón con la cabeza bien alta. Me esforcé por ser más culta, más esbelta, me empeñé en engordar mi cerebro, en adelgazar mi cuerpo. Odiaba mis anchas caderas, luchaba contra las pistoleras. Un día, en plena lucha, advertí que mis manos no eran las mismas, habían menguado, tanto que no podían ya resguardar su corazón. Quizá por eso se sintió insegura y me lo pidió de vuelta. Quizá por eso buscó otras manos, más grandes, como lo fueron antaño las mías.
Quizá no me amaba tanto.
Cuando se fue, las manitas me quedaron vacías. Lloré, desesperé de angustia, apretando los puñitos juré que pronto volvería a ser yo misma. Aquella noche no masajeé las pistoleras con el potingue anticelulítico, no veía por qué si no tenía para quién.
A la mañana siguiente me pareció que mis manos habían ganado algún milímetro.
FOTO: Xanetia
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Broken Hard – Corazón contento
Corazón contento
Abro la puerta de la tienda sin demasiada convicción. No acabo de creerme lo que he visto en Internet: “Corazonada.com, punto de encuentro para corazones perdidos”. Me suena a tongo, pero la curiosidad me puede. Y además, por probar que no quede, cualquier cosa me parece mejor que seguir viviendo así.
La campanilla de la puerta avisa de mi entrada a la dependienta.
—Buenos días y bienvenida a Corazonada. ¿En qué puedo ayudarte? —pregunta, solícita. Y yo dudo un poco antes de exponerle mi problema.
—Verás, es que necesito un corazón. El mío me lo arrancaron ayer.
Mientras le cuento que Esther se fue el día anterior sin previo aviso, me desabrocho la blusa para mostrar a la dependienta el efecto devastador de mi abandono.
—Como te decía, necesito un corazón con urgencia para tapar este vacío. Desde ayer no siento nada, y además, me estoy quedando helada.
La dependienta no se inmuta al ver el enorme boquete en mi pecho, justo donde debería estar mi corazón. Mete la mano por él, juguetona, y me atraviesa el pecho de parte a parte sin problema.
—Ya veo —comenta— no me extraña lo del frío, con semejante agujero. Se nota que eres persona de gran corazón. Veamos qué puedo ofrecerte. Justo ayer me llegaron algunas piezas nuevas e interesantes.
En pocos segundos, la dependienta despliega sobre el mostrador una colección completa de corazones de todos los tamaños y diseños. Coge uno al azar y me lo alarga con la mano.
—Prueba con este, a ver si encaja.
Pero no encaja. Los bordes de ese corazón no casan con la silueta de mi agujero pectoral. Hago un poco de presión con ambas manos para ver si entra, pero nada.
—Toma este otro, aunque lo veo un poco pequeño.
En efecto, el segundo corazón tampoco me vale, sus dimensiones no llegan a cubrir todo el espacio disponible. Y además, no me gusta su latir. Empiezo a perder la esperanza, y entonces la dependienta deja un momento el mostrador para ir a la trastienda. Al cabo de nada, vuelve con una caja dorada. En su interior, envuelto en terciopelo azul, un corazón enorme palpita a toda máquina. A primera vista, me encanta, me gusta tanto que tengo miedo de probármelo, por si no me cabe.
—Nunca digas de este agua no beberé, este cura no es mi padre o este dildo no me cabe —sentencia la dependienta—. Anda, pruébatelo, es la única manera de salir de dudas. Ven, yo te lo coloco.
Una leve maniobra basta para insertar el corazón en el boquete. El acoplamiento es perfecto, y el latir acompasado y sereno de mi nuevo órgano me hace sentir bien, muy bien.
—¿Qué tal? —pregunta la dependienta, sonriendo—, yo lo veo genial.
—Es mucho más que eso —respondo— es perfecto, como si fuera mío.
—Bueno, ahora lo es, y dentro de unos días, cuando los tejidos se hayan fusionado, te sentirás mejor aún. ¿Estás contenta?
—Mucho, de verdad, como hacía tiempo que no me sentía. ¿Cómo te pago, en efectivo o con tarjeta?
—El amor, con amor se paga. Sal a la calle y usa tu nuevo corazón con tino y sabiduría, ama todo lo que puedas, y sobre todo, no dejes que nadie vuelva a llevarse lo que es tuyo. Con eso y con no volver a verte por aquí me doy por bien pagada. ¿Te lo envuelvo?
—No, gracias, me lo llevo puesto.
Marisol – Corazón contento
FOTO: yankara
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Broken Hard – Deportes para el corazón
<strong>Deportes para el corazón</strong>De todos los deportes a nuestro alcance, algunos son más indicados que otros para mantener en forma el corazón. Vamos a conocerlos.
CORRER: Amar corriendo y deprisa puede ser un rollo, pero también tiene su qué con la compañera adecuada. Y si, además, os va el exhibicionismo y el riesgo de ser pilladas, nada mejor que los probadores de una tienda de ropa.
CICLISMO: Aunque la técnica es difícil, con un poco de práctica conseguiréis desenvolveros con soltura sobre la bici. Seguro que aprenderéis posturas inimaginables y descubriréis nuevos alicientes combinando velocidad y equilibrio sobre dos ruedas.
NATACIÓN: El agua siempre es un buen aliado. Todo fluye y resbala mejor en el medio acuático, los líquidos se mezclan y el silencio absoluto bajo el agua invita a soñar. Si sois capaces de controlar la respiración, el buceo puede ser un complemento ideal.
PILATES: Muy de moda, pero mucho cuidado con las posturitas si no estáis acostumbradas. Hay que estar mucho más en forma de lo que parece para practicar esta disciplina con un mínimo de dignidad.
AEROBIC: También necesita su práctica, de lo contrario os quedaréis sin aliento a las primeras de cambio. Con tanto movimiento, la sincronización es primordial. Podéis usar calentadores, pero las expertas de verdad no los necesitan, saben muy bien cómo calentarse.
CULTURISMO: Muy recomendable, siempre que lo practiquéis de buen rollo. Recordad que el culturismo os aporta una fuerza considerable y que tanto músculo por parte de las dos puede resultar peligroso en caso de pelea o falta de entendimiento durante vuestros encuentros.
TRIATLÓN: Solo para súper mujeres… A ver quién es la guapa que es capaz de follar después de correr, pedalear y nadar la tira de kilómetros.
TAI CHI: Muy placentero, pero no apto para ansiosas. Si os puede el arrebato, mejor que os abstengáis, porque tanta lentitud podrá con vuestro sistema nervioso. Ahora bien, si os va el rollo tantra, esta es, sin duda, vuestra disciplina.
Conclusión: El corazón es un músculo, y como todo músculo necesita ejercitarse. Como habéis visto, hay mil maneras de conseguirlo. No importa cuál escojáis, lo importante es que la practiquéis con regularidad.FUENTE: http://www.frecuencia-cardiaca.com/deportes-corazon.php
“The Firm Stability Ball Workout”
FOTO: Airín - <a href=”http://www.flickr.com/photos/airin/5669846146/sizes/m/in/photostream/” target=”_blank”>http://www.flickr.com/photos/airin/5669846146/sizes/m/in/photostream/</a>
Broken Hard
BROKEN HARD
Las relaciones, sean largas o cortas, pueden terminarse de muchas maneras y por infinitos motivos. Pero todas tienen algo en común, en toda ruptura se repite una frase, unas veces la dice una, otras veces la dice otra, pero siempre es la misma: “Me ha roto el corazón”. Y aunque no sea cierta —porque, si lo pensamos bien, nos daremos cuenta de que en realidad nadie puede rompernos el corazón—, es una frase que aparentemente nos reconforta pero que, en realidad, nos hace más fuertes, más duras… ¡Bienvenidas a Broken Hard!
Broken Hard - Trasplante
Trasplante
Cuando volvió en sí apenas recordaba nada. Le llevó unos segundos reconocer a su madre durmiendo en el butacón a la derecha de su cama. Quiso llamarla, pero no pudo, demasiada sequedad en la garganta, y en el pecho, mucha angustia. Al cabo de nada fue su madre, que acababa de despertarse de un salto, quien se dirigió a ella con voz esperanzada y lágrimas en los ojos, abalanzándose sobre la cama:
—Hija mía, lo has conseguido. Bienvenida.
Telma apretó la mano de su madre, una mujer entrada en años y en carnes que no se había apartado de su lado durante los últimos veinticinco días, casi un mes que Telma pasó debatiéndose entre la vida, la muerte y una vigilia espesa inducida por un cóctel de pastillas y sedantes. Píldoras para evitar un posible rechazo; drogas para mantenerla inconsciente frente a tal posibilidad.
—¿Qué ha pasado, mamá? —balbuceó Telma.
—Ha pasado que tu nuevo corazón late por sí solo, mi niña, y eso es bueno, muy bueno —contestó la madre mientras apretaba el botón para llamar al personal médico. En menos de un minuto la doctora Preciado apareció por la puerta, sonriente.
—Bueno, Telma, esperábamos que salieras del coma inducido pronto, pero no tanto. Que hayas despertado hoy es buena señal —sentenció la doctora mientras controlaba las constantes vitales de la paciente a través del monitor.
Telma hizo un gesto con la mano para preguntar si podía beber agua. Seguía con la boca seca y le dolía mucho la garganta cada vez que intentaba hablar. La doctora asintió con la cabeza y le alcanzó un vaso de plástico con agua. Entre sorbo y sorbo, Telma recibía información sobre su nueva situación por boca de la doctora que había llevado su caso desde el principio. Fue ella misma quien la operó para reemplazar su corazón enfermo por otro compatible que había pertenecido a una mujer joven fallecida en accidente de tráfico.
—Bueno, Telma, de momento estás bien y has superado la fase crítica. Dentro de una semana, más o menos, te trasladaremos a planta, donde te tendremos en observación durante otros quince días más. Tenemos que asegurarnos de que todo está en orden y de que el corazón funciona con total normalidad.
Telma esbozó una tímida sonrisa antes de preguntar por el temido rechazo.
—Ah, el rechazo, claro —contestó la doctora, y añadió— no voy a negar que es una posibilidad, pero de momento no debe preocuparnos, todos tus niveles están bien.
Telma insistía.
—Pero tenga en cuenta, doctora, que fue el rechazo lo que me ha llevado hasta aquí. Cuando Aurora me dijo que no quería saber nada de mí, sentí que mi corazón se paraba en seco. Desde ese preciso instante empezó a fallarme y yo caí enferma.
La doctora Preciado ojeaba el historial de Telma.
—Tienes razón, Telma, el tuyo es un caso claro de trasplante por plante. Pero puedes estar tranquila, la rehabilitación que vas a seguir incluye sesiones de coaching que te ayudarán a manejarte mejor en las situaciones de rechazo. Debes entender que el rechazo forma parte de la vida, no puedes permitir que tu corazón se colapse cada vez que alguien te dice que no. No te preocupes, en pocas sesiones aprenderás a sobreponerte al rechazo puntual para evitar el rechazo crónico. Solo así podrás completar con éxito tu ciclo médico P-T-P.
—¿P-T-P, doctora? ¿Qué significa eso? —pregunta Telma.
—¡Pero bueno! ¿No lo sabes aún? —exclama la doctora en tono jocoso—. No puedo creer que no conozcas el proceso de tu enfermedad, y menos ahora que ya has superado dos de los tres estadios. P-T-P es la manera abreviada de referirnos a los tres estadios de tu dolencia: PLANTE-TRASPLANTE-PA’LANTE, ¿entendido?
Telma contestó sonriendo.
—Sí, doctora, no se preocupe, no pienso desperdiciar el corazón que me ha sido donado. Puede estar segura de que pondré todo mi empeño en la última fase… ¡Pa’lante!
Relato dedicado a Núria, fallecida el 7 de mayo de 2011 a causa de un cuadro de rechazo crónico tras un trasplante bipulmonar.
Mala Rodríguez – Un corazón

