Broken Hard-Consejos.
Broken Hard – Consejos
Consejos
Si estás pasando por una ruptura… ¡Tranquila! Solo tienes que navegar cinco minutos por la Red para encontrar miles de consejos que te ayudarán en tu situación. En serio. Prueba a gogglear “ruptura de pareja” y aparecerán en la pantalla de tu ordenador cientos de webs y blogs que te reconfortarán y te darán las claves para superar este duro momento. Por ejemplo, fijémonos en los sabios consejos que hemos encontrado en el Canal Mujer de Terra para superar una ruptura:
1. Mantén una actitud positiva
Es decir, no utilices frases en negativo, destierra el NO de tu vocabulario. En lugar de pensar o decir “mi pareja NO me quiere porque NO sirvo para nada”, debes pensar o decir “mi pareja me ha dejado porque soy una mierda”.
2. Evita los pensamientos destructivos
Eso, no pienses en matarla. Hazlo.
3. No la llames
No la llames “cariño” ni “amor” nunca más. A partir de ahora, llámala “cerda”, “asquerosa” o cualquier otro apelativo por el estilo.
4. Habla con alguien
¿Y con quién vas a hablar si te habías centrado solamente en ella, dejando de lado a todas tus amistades? Y además, el consejo 3 decía que no la llamaras. Entonces, ¿en qué quedamos?
5. Compórtate con normalidad
Sí, ante todo, normalidad. Sigue haciendo exactamente lo mismo que hacías antes de la ruptura: dúchate con ella, vete con ella de camping el fin de semana, ve a buscarla a la salida del trabajo y sorpréndela con una cena romántica… Son solo ejemplos, claro, cada persona es un mundo.
6. Aprovecha para hacer lo que te gusta
Eso, y si te gusta follar te aguantas, porque quizá no podrás hacerlo durante algún tiempo, al menos en pareja. Si te apañas sola es otro cantar.
7. No busques desesperadamente una sustituta
No, nada de sustitutas. Si encontraras a otra muy parecida a ella la historia podría repetirse. Mejor que busques a alguien mejor.
8. Come sano, haz ejercicio y descansa
O lo que es lo mismo: sal a cenar, fóllate a alguna y vete a dormir.
Y recuerda que, como dice la canción, “(…) El amor es un viento que igual viene que va (…) Si me enamoro algún día, me desenamoraré para tener la alegría de enamorarme otra vez (…) Tú no llores por eso, que el cariño es así”.
http://mujer.terra.es/muj/articulo/html/mu22518.htm
Vídeo Youtube - “La Sonora Dinamita: El desamor”
FOTO: CdePaz
http://www.flickr.com/photos/cdepaz/3969605206/sizes/m/in/photostream/
La Polli-Carme Pollina
Broken Hard-Te Dejo
Te dejo
Siempre hablamos aquí de corazones rotos que se hacen más fuertes por haber sido abandonados. Pero, por una vez, vamos a situarnos hoy en el punto de vista opuesto. ¿Qué piensa la persona que decide dejar una relación? ¿Qué mecanismos internos —o externos— la llevan a tomar tal decisión? ¿Es fácil dejar a la pareja? ¿Es posible hacerlo de un día para otro o bien se necesita un tiempo previo de reflexión? Cada pareja y cada persona son distintas, pero por muchos rodeos que quiera darse al asunto, por muchas palabras que se busquen, el mensaje final siempre es el mismo: “Te dejo”. “Te dejo”. Dos palabras tan sencillas como profundas, punzantes, desgarradoras, aterradoras… Y lo más sorprendente es que suele ser tan doloroso pronunciarlas como escucharlas. Antes de pronunciarlas, hay que estar muy segura de la capacidad de una misma para enfrentarse a las consecuencias. Quien dice “te dejo” se convierte automáticamente en la mala de la película, una perra desalmada y perversa, lo peor de lo peor, un fiasco de la sociedad, una escoria. En ese mismo instante, la que es dejada adquiere también un nuevo estatus: la dejada es vista siempre como un residuo, reciclable o no, eso ya se verá. Y ahí empieza una feroz batalla entre las amigas de una y las amigas de otra, dos bandos enfrentados no se sabe bien por qué razón. Al fin y al cabo, aquella pelea no va con ellas, pero aún así las amigas meten siempre baza. ¡Ay de las amigas que no toman partido! Corren el riesgo de encontrarse en el infierno con las de la facción contraria, desterradas por sus propias colegas. Y mientras tanto, entre batalla y batalla, nadie parece darse cuenta de que en la guerra del amor y el desamor no hay ganadoras. Todas pierden por igual. Las amigas comunes pierden porque dejan de verse, aunque se llevaran estupendamente. Las dos partes de la pareja rota pierden por igual, porque ese “te dejo” es un arma de doble filo. Al principio, todas se quedan más solas, paseando por las calles vacías de Tedejo (pequeño núcleo del municipio leonés de Folgoso de la Ribera). Y al final, pasado un tiempo, todas vuelven a reunirse, como antiguas amigas o nuevas parejas, antiguas parejas o nuevas amigas, qué más da…
Vídeo Youtube: Tedejo FOTO: grimborg
http://www.flickr.com/photos/galifardeu/3378264308/sizes/m/in/photostream/
Broken Hard – Dejar a un hombre por una mujer
Dejar a un hombre por una mujer
En el mundo heterosexual, cuando alguien es dejado siempre se siente mucho peor si la causa del abandono es una persona del mismo sexo que quien abandona la relación. Para entendernos: una mujer heterosexual lo pasará peor si su marido corta la relación porque éste se ha enamorado de otro hombre. En nuestro mundo, en cambio, lo normal es sufrir pérdidas por enamoramiento de otra persona del mismo sexo, y lo que nos sentaría mal de verdad sería que nuestra amante/esposa/pareja nos abandonara por un hombre. Hasta aquí, no hemos descubierto nada nuevo, solamente acabamos de confirmar, una vez más, que las esferas de lo heterosexual y lo homosexual suelen funcionar al revés, y no solo en temas de sexo y amor sino también en todo lo demás.
En esta tesitura, y si se nos permite frivolizar, podemos atrevernos a decir que el hombre homosexual es quien lleva mejor las rupturas, en primer lugar porque parece del todo imposible que un hombre gay deje a su pareja por una mujer, aunque algún caso debe haber (pocos). Sea como sea, una visita a una sauna, cuatro contactos sexuales a través de iPhone y todo solucionado, el ego gay-masculino vuelve a estar en su sitio. Para las mujeres lesbianas, las rupturas suelen conllevar una carga de sufrimiento mucho mayor. Como es bien sabido, a las bolleras nos va la tragedia, nos revolcamos en el drama, y las rupturas de pareja son terreno abonado para la práctica de tan malsanos ejercicios, tanto si nos dejan por otra mujer como si el culpable de nuestra miseria es un hombre. A pesar de todo, al cabo de unos meses y de asistir a infinidad de cursillos, talleres y seminarios (de lo que sea con tal de no pensar), conseguimos volver a la normalidad.
¿Cómo actúan las mujeres heterosexuales abandonadas? ¡Fatal! Mucho peor que las lesbianas, especialmente cuando su pareja masculina se enamora de otro hombre. Quizá sienten que pierden a un hombre y a un padre, quizá se sienten desamparadas y desprotegidas, no lo sabemos, pero se quedan fatal. Sin embargo, quien parece llevarse la peor parte en todo esto son los hombres heterosexuales abandonados por mujeres que se enamoran de otras mujeres. Y aquí, si alguna se siente identificada, que no se culpe. Todo el mundo sabe que, de lesbianas auténticas que no hayan catado varón, existen más bien pocas. En la mayoría de estos casos, el ego masculino no puede soportar que su mujer prefiera a otra mujer, porque, al fin y al cabo, ¿qué es una mujer para ellos? Alguien sin pene. Y, puesto que ellos no pueden vivir sin su pene, tienden a pensar que nadie más puede hacerlo. En fin, en estos casos la testosterona se dispara, la mala leche se desborda y el mundo parece llegar a su fin.
Pues van listos, porque cada vez son más los casos de mujeres teóricamente heterosexuales que se enamoran de mujeres y deciden abandonarlo todo para vivir su vida siguiendo sus pasiones lésbicas. Debe ser por eso que también abundan más cada día los hombres cabreados. Por lo visto, está ocurriendo en todo el mundo y, sobre todo, en Zaragoza…
Vídeo Youtube - “Capítulo 1: Hitler y las bolleras de Zaragoza”
FOTO: simenon
http://www.flickr.com/photos/simenon/3333419816/sizes/m/in/photostream/
Broken Hard – Anticiparse a la ruptura
Anticiparse a la ruptura
Nunca sabemos cuándo se va a romper nuestra relación… ¿O sí lo sabemos pero no queremos darnos cuenta? ¿Lo intuimos acaso, pero seguimos como si tal cosa, esperando que la otra parte dé el primer paso? ¡Mal hecho! Ante la amenaza de ruptura, hay que anticiparse, de otro modo nuestro ego quedará más maltrecho aún de lo habitual.
Nadie quiere ser dejada; en todo caso, todas queremos ser dejadoras. Eso no significa que queramos romper, se trata solamente de una opción escogida como mal menor, ¿no? Pues eso, si queréis ser dejadoras en lugar de dejadas, estad atentas a las pistas.
Hay que anticiparse desde el primer indicio de posible ruptura. ¿Cuántas veces habéis oído aquello de “cariño, tenemos que hablar”? ¿Y qué ha venido inmediatamente después? Una ruptura, ¿a que sí? Veamos qué podemos hacer en estos casos. Para aprender a anticiparos, podéis usar el diálogo siguiente como modelo:
Diálogo modelo para aprendizas de Dejadoras:
DEJADORA INICIAL (la otra): “Cariño, tenemos que hablar”.
DEJADA INICIAL (tú): “Es verdad, hablemos. Quiero dejarlo”.
Fijaos que, en este punto, la dejadora inicial (la otra) se ha convertido en dejada de manera automática, gracias a que os habéis anticipado. Ya no sois las dejadas, ahora sois las dejadoras, es decir, las ganadoras.
Lo que pase a partir de ahora depende del nivel de mente retorcida que posea cada una. El desenlace puede ser muy fácil o muy difícil, podéis ganar o perder. No dejéis de estar concentradas en ningún momento y pensad muy bien lo que decís, de ello depende vuestra felicidad.
Ejemplo 1:
DEJADA POSTERIOR (la otra): “Vale, pues lo dejamos”.
DEJADORA POSTERIOR (tú): “No, no lo dejamos, soy yo quien te deja”.
Este ejemplo muestra el mejor escenario posible, porque demuestra que, aun siendo la otra quien tenía intención de dejarte, has conseguido ser tú quien la deja a ella. ¡Bravo!
Ejemplo 2:
DEJADA POSTERIOR (la otra): “¿Dejarlo? Pero si yo solo quería hablar de las
vacaciones, para cuadrar agendas y eso…”
DEJADORA POSTERIOR (tú): “Pues llegas tarde, te dejo”.
En cambio, este ejemplo describe el peor escenario de todos: ella no quería dejarte. De haber contestado tú algo distinto, quizá se habrían arreglado las cosas, pero a veces el orgullo desmesurado y el afán por anticiparse cuando no toca pueden jugar malas pasadas. Acabas de quedarte sin novia. ¿Quién te arropará ahora por las noches? ¿Quién saciará tu pasión? ¿Quién te cortará las uñas de los pies?
CONCLUSIÓN: Anticiparse cuando las cosas pintan mal, sí. Anticiparse por anticiparse, no. Puedes quedarte compuesta y sin novia…
FOTO: Daquella manera
http://www.flickr.com/photos/daquellamanera/2680030018/sizes/m/in/photostream/
Broken Hard: Como superar una ruptura en 3 días.
Cómo superar una ruptura en 3 días
Te ja dejado, o tú la has dejado a ella, no importa. Lo que importa es que ha ocurrido. Seguro que te preguntas si algún día podrás superarlo. Yo creo que sí, y creo, además, que puedes hacerlo en tan sólo tres días. ¿Cómo? Siguiendo estos sencillos pasos:
DÍA 1 – HIPERACTIVIDAD
Para sobrevivir al primer día sin ella, nada mejor que mantenerte ocupada haciendo lo que sea, para no pensar. Haz horas extra en el trabajo, aunque no te las paguen, y avisa de que no irás los dos días siguientes. Si practicas deporte habitualmente, prográmate una sesión doble, o triple, que te deje exhausta. Si te masturbas, mastúrbate mucho, ¡muuuucho! Y si no lo haces, hoy es el día perfecto para empezar. Limpia tu casa a fondo. Si tienes perro, sácalo a pasear al menos diez veces, aunque el animal no tenga pipí ni caca. Y, sobre todo, cocina mucho, todo lo que se te ocurra. Prepárate mucha comida y guárdala en tuppers en la nevera. Si la cocina no es lo tuyo, compra platos precocinados y guárdalos. Vas a necesitar toda la comida que puedas acumular. Y prepara también una infusión de manzanilla, pero no te la bebas, guárdala también. Tira todos los cuchillos, las cuchillas y otros objetos cortantes que tengas en casa. Durante este primer día, puedes hacer tantas cosas como quieras, menos una: LLORAR. No puedes llorar, hoy no.
DÍA 2 – LLORERA
Hoy sí, hoy toca llorar. Si quieres, no hace falta que te levantes de la cama o, si lo prefieres, puedes alternar la cama y el sofá. No te duches ni te vistas, así darás más pena. Tampoco comas, no te lo mereces. Sólo llora. Llama a todas tus ex y a tus amigas y cuéntales lo que ha pasado entre sollozos. Desahógate con ellas, pero no con tu familia, no vaya a ser que te digan: “ya te lo advertí” o “¿por qué no te buscas un buen chico y te casas con él?”. Si tienes perro, no lo saques a la calle en todo el día. Si se caga o se mea en tu salón, mucho mejor, así te sentirás más como una mierda. Escucha canciones tristes, de las de cortarse las venas, del tipo Anthony & The Johnsons o Rodrigo Leao. Los fados van muy bien en estos casos, pero te recomiendo sobre todo que escuches Un año de amor cantada por Luz Casal. Como no te quedan objetos cortantes en casa, no hay peligro de que te hagas daño a ti misma. Si quieres, puedes seguir llorando durante toda la noche.
DÍA 3 – REMONTADA
Cuando te despiertes, no podrás abrir los ojos, los tendrás pegados por las legañas. Es hora de enjuagarlos con la infusión de manzanilla, sólo así conseguirás abrirlos. Como tendrás un hambre atroz, cómete todas las reservas que acumulaste durante el primer día. Tómate un baño relajante y vístete con tus mejores galas. Envía un correo electrónico a tu ex con la canción de La Lupe titulada Puro teatro y sal a la calle. Tu nuevo amor te está esperando.
Broken Hard – Piezas perdidas
(intro Polli)
A veces, parece que la vida nos causa cansancio, que vamos perdiendo piezas por el camino. Nos sentimos agotadas, al límite de nuestra resistencia física y mental, sin fuerzas para nada. Miramos hacia atrás y no termina de gustarnos lo que vemos; y entonces miramos hacia delante esperando ver cambios en positivo. El secreto está en no perder la fe en nosotras mismas y en tener muy claro que no pesan los años sino los desengaños…
(texto Satchi)
Piezas perdidas
Le arrancaron el primer pedazo a los quince. Ocurrió cuando su compañera de pupitre, de quien se había enamorado con locura, empezó a salir con el chulito fornido de clase. Duraron poco, pero aún así no volvió a intentarlo; le había quedado muy claro que esa chica nunca se fijaría en ella. Ese mismo curso le detectaron una leve arritmia que la obligó a saltarse las clases de gimnasia.
Siguió perdiendo piezas hasta la mitad de la treintena, unas veces por culpa de su indecisión y otras por enamorarse de mujeres equivocadas. Y siempre se decía: “ya llegará quien me recomponga”. Era optimista, de eso no había duda, pero no contaba con el desgaste que el paso de los años había causado en su corazón. El último diagnóstico médico había revelado una lesión coronaria grave con riesgo de infarto por pérdida de masa muscular. El especialista que la trataba no se explicaba por qué su corazón era más pequeño y pesaba menos de lo normal.
Un día, a punto de cumplir los cuarenta, se sintió mal en plena calle. Respiraba con dificultad y notaba una fuerte opresión en el pecho. Se sentó en un banco y esperó a que cesaran los mareos. Mientras se secaba la frente con una toallita perfumada, una mujer se sentó a su lado, y ella se sintió mucho mejor de repente. El dolor había desaparecido por completo y su corazón latía como nunca, perfectamente acompasado. Pocos minutos después, cuando la mujer se levantó y siguió su camino, volvieron a atacarla los mareos, la arritmia y los sudores fríos.
El día siguiente fue horroroso. Estaba tan débil que no tuvo fuerzas para ir al trabajo. Su jefa, que conocía su delicado estado de salud, le dijo que no se preocupara y que se tomara unos días de descanso, que ya se las apañarían. Ella se lo agradeció y pasó la mañana entera en la cama. Por la tarde, un poco más recuperada, bajó a la panadería en busca de bollos y se topó de nuevo con la mujer del banco. Al cruzarse en la acera, ambas se miraron unos instantes con alivio, y ella sintió que revivía otra vez. Estaba claro que aquella mujer ejercía un extraño poder terapéutico sobre ella. Tenía que decírselo.
—Perdona —le dijo posando la mano sobre su brazo para detenerla. La mujer exhaló un suspiro profundo mientras abría los ojos como si viera el mundo por primera vez.
—¡Entonces eres tú! —exclamó con una sonrisa franca y dos lágrimas a punto de caer. Ella comprendió enseguida.
—¿A ti también te ocurre? ¿Te sientes mejor cuando pasas por mi lado?
—Sí —contestó la mujer—. Tengo ceguera progresiva, pero cada vez que me cruzo contigo lo veo todo más claro que nunca, con una nitidez que ya no recordaba. ¿Quién eres?
—Me llamo Clara. Trabajo en la óptica del barrio y mi corazón delicado recobra brío cada vez que te acercas.
—Encantada de conocerte, Clara. Yo soy Cory, de Corazón.
—Por supuesto, no podía ser de otra manera. ¿Qué haces en la vida, Cory?
—Soy diseñadora. Creo piezas para puzles.
Broken Hard – Donuts
Supongo que os sorprende un título como éste, “Donuts, de dos en dos”, en una sección como ésta, “Broken Hard”, en la que se supone que hablamos de temas relacionados con amores y desamores. La explicación es muy sencilla, si nos atenemos a otro de los dichos que suelen asociarse a las lesbianas. Se dice de nosotras que siempre vamos de dos en dos, en pareja, ¿no? Cuando se trata de lesbianas, una de tres: o en manada, o de dos en dos, o bollera solitaria. No hay más. Pues por eso lo de los Donuts, porque muchas veces, aunque no siempre, cuando estamos en pareja, más que dos mujeres compartiendo vida parecemos dos Donuts compartiendo caja. Vamos juntas a todas partes, utilizamos el mismo perfume, nos intercambiamos ropa… Incluso a veces decimos las mismas cosas al mismo tiempo, ¡como si cantáramos a dúo! En principio, eso es algo bonito, aunque puede llegar a ser excesivo…
Por eso, si os encontráis en un momento de ruptura, igual os consuela pensar que, como mínimo, habéis mejorado en algo vuestro estatus, porque habéis dejado de ser un Donut para volver a ser persona. Ya nadie volverá a morderos en la barra de cualquier bar sin preguntar primero, ni querrá mojaros en su café con leche de la mañana, ni os clavará un dedo en el antebrazo para ver si sois del día, ni os mirará de pies a cabeza, por delante y por detrás, buscando la fecha de caducidad… ¡Todo eso se acabó! Ahora os tratarán como a verdaderos seres humanos…
Aunque, claro, también hay casos en que una parte de la pareja no quiere darse cuenta de que se ha quedado sola y cree que continúa siendo un Donut. Y por mucho que las demás la traten como una persona, ella sigue echándose azúcar y chocolate por encima a la mínima ocasión. En estos casos, es recomendable acudir a alguna clase de terapia. Y si la terapia falla, entonces sólo queda una solución: cambiar de packaging, buscar un envase de Donut individual e instalarse a vivir en él, pero sin tirar el envase doble, nunca se sabe cuándo te vas a enamorar de nuevo…
Foto: http://www.flickr.com/photos/37475039@N04/4940189371/ Phil Denton.
Broken Hard: La poda de final de verano
La poda de final de verano
¡Qué bonitos los amores de verano! ¡Y qué poquito duran! Lo que duran los calores, claro, salvo honrosas excepciones. ¿Y lo mal que acaban a veces? Siempre por lo mismo, la culpa la tiene el follaje…
Todo crece al calor del verano: las emociones, las expectativas, las enredaderas del corazón… Y poco a poco nos liamos, nos dejamos mecer por el frondoso ramaje del sexo, que solemos confundir con amor… Y al final, cuando se acaba, nos quedamos mustias, sin vida, no sabemos por qué y tampoco sabemos qué debemos hacer. Tranquilas, he aquí la solución.
LA PODA DE FINAL DE VERANO
Dicen las personas entendidas que es necesario podar al final del verano, para eliminar el follaje excesivo y descargarnos de toda la materia inútil. ¿Y por qué? ¿Cuál es el objetivo? El objetivo no es otro que renacer en otoño, florecer con más fuerza y energía, sin malgastarla en ramas y flores secas fruto de esplendores pasados. Por lo visto, esta poda de mantenimiento es imprescindible para afrontar con éxito la nueva temporada.
Claro, ahora se entiende la falta de energía general que nos asalta en las últimas semanas de agosto… Demasiado follaje superfluo alrededor de nuestro corazón, empeñado en atarnos al pasado. Lo pasado, pasado está, hay que eliminar lo que ya no nos sirve, lo que nos ata y nos impide continuar creciendo, lo que un día nació y vivió con esplendor. Todo lo que nace muere, sobre todo en verano.
Se acaba el verano… ¡Vamos a podarnos! Eso sí, siempre cortando por lo sano, nunca arrancando de raíz. Es bueno guardar algo para el recuerdo…
Jardinería fácil: la poda de final de verano
FOTO: Sobredo
http://www.flickr.com/photos/sobredo/2043530684/sizes/m/in/photostream/


