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BROKEN HARD - Díselo con un poema

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Díselo con un poema

Ya sabemos que podemos expresar nuestro amor o nuestro desamor con canciones, unas muy ñoñas y otras no tanto, aunque ñoñas en su mayoría al fin y al cabo. Pero… ¿Qué pasa con los poemas? ¿Acaso la poesía no es otro de los vehículos más utilizados para hablar de amor?

¿Quién no recuerda aquellos versos tantas veces recitados siendo niñas que decían “Oh, bella flor del jardín, que hueles a calcetín…”? Con los años, se han hecho muchas versiones diferentes, pero nos quedamos con esta:

 

Oh, bella flor del jardín,

que hueles a calcetín,

cambiaría tu hermosura

por un cubo de la basura,

si la mierda fuese oro,

tu serías un tesoro,

tu cuerpo es tan bello

como el culo de un camello.

 

Dejemos la anécdota y los juegos infantiles y adentrémonos en la poesía de verdad, empezando por la micropoesía de Ajo y sus excelentes poemas de amor. Aquí os mostramos tres ejemplos breves, concisos y certeros:

¿Y si corazón no fue más que

el aumentativo de la palabra coraza…?

 

Reclamación: devuélveme lo que te he querido. No he quedado satisfecha.

No busques la de ayer

que ya no existe

muere cada noche

abrazada a la almohada

que dejaste libre.

Y de la poesía minúscula de la micropoetisa Ajo terminamos con la gran poesía de Gloria Fuertes, que merece, sin duda, un reconocimiento por sus poemas en general y por los de amor en particular, un homenaje a su aparente sencillez y su transparencia en el mensaje. Su poema titulado “Pienso mesa y digo silla” es la expresión perfecta de lo que suele ocurrir cuando una se enamora. Ahí van los cuatro primeros versos:

Pienso mesa y digo silla,

Compro pan y me lo dejo,

Lo que aprendo se me olvida,

Lo que pasa es que te quiero.

Pues ya veis, en poesía, como en las canciones, el amor adopta mil formas y presenta mil caras distintas. A cada una le pertoca encontrar la forma de expresión que mejor le vaya.

Ajo – “Micropoema #2”

FOTO: pedrohonrubia.com



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