rss search

next page next page close

Broken Hard – Corazón robado

Corazón robado

Su madre se lo había advertido muchas veces; sus amigas, también. “Te entregas demasiado, vas a sufrir mucho en esta vida”, le decían cada vez que Ángela les contaba su último fracaso amoroso. Pero Ángela entendía el amor como una experiencia profunda y global en la que solo cabía la entrega absoluta. El problema era que, la mayoría de las veces, solo se entregaba ella, mientras que la otra lo hacía a medias, muy poco o casi nada.
(más…)


next page next page close

Broken Hard – Reanimación

Maniobra de reanimación cardíaca de primeros axilios.

(intro Satchi)

Una semana más, como hacemos siempre en el espacio BROKEN HARD, hablamos de rupturas. Y si algo está claro es que poner fin a una relación implica un riesgo para la salud. Ya vimos en su día que aquella frase que solemos decir “me ha roto el corazón” no es cierta, porque el corazón no puede romperse… ¡Pero sí puede pararse! Es que el corazón… El corazón es un órgano muy raro, un músculo incomprensible para nuestro cerebro, el pobre, que va loco perdido intentando controlarlo, pero no puede… El corazón puede pararse por la pérdida de la mujer amada, sí, pero también por otras causas, como por ejemplo un flechazo o un orgasmo de campeonato, y en todos los casos es necesario revivirlo cuanto antes con ejercicios de reanimación…

(texto Polli)

Ejercicios de reanimación

Reanimar un corazón, en el fondo, tampoco es tan difícil. El problema es que no puedes hacerlo tú misma, necesitas a alguien que lo haga por ti. No tiene que ser amiga tuya, ni siquiera conocida. ¿No te ocurre a veces que vas por la calle y pasa una mujer por tu lado, y te mira fugazmente, y tú la miras, y se te acelera el corazón? Pues eso es una “reanimación momentánea a distancia”, que funciona muy bien para alegrarte el día y no requiere contacto físico ni compromiso emocional de ningún tipo.

Luego está la que llamamos “reanimación física”, la que se lleva a cabo en las distancias cortas y sí requiere, claro, cierto acercamiento. En estos casos necesitas cierta confianza con la chica que te reanime. Puedes contactar con ella de diversas maneras: por Facebook, por correo electrónico, por chat, en un bar de mujeres… Allá cada una con sus estrategias.

Una vez establecido el contacto, y después de unas cuantas copas y un poco de conversación, la chica voluntaria puede hacerte la reanimación de dos maneras. Por una parte, puede poner en práctica la famosa Maniobra de Heimlich, que consiste en que te abrace por la espalda estando tú de pie. En esta posición, la chica empieza por ejercer presión sobre tu abdomen y tu estómago, justo por encima del ombligo, con una mano cerrada y la otra encima. A partir de esta posición inicial, la Maniobra de Heimlich puede evolucionar de mil maneras distintas para completar la reanimación con éxito, así que lo dejaremos a la imaginación de cada una…

Y por otra parte, tenemos la reanimación cardíaca típica, la de toda la vida, la que se practica en los primeros auxilios y que consiste en que la chica te insufle aire por la boca y luego ejerza presión sobre tu esternón con ambas manos, justo en el punto equidistante entre tus pechos. Si alguna vez te hacen este tipo de reanimación, procura apartar tu lengua cuando ella te insufle aire, porque si no, bloquearás el paso del aire hacia tus pulmones y tu corazón no conseguirá latir de nuevo con normalidad. Así que relaja tu lengua y deja que la suya lo haga todo.

Ambos tipos de reanimación cardíaca suelen dar excelentes resultados. Optar por uno o por otro depende, casi siempre, de la chica que te reanime, del momento y del lugar que escojáis para llevar a cabo tan delicada maniobra. Pero lo que sí es seguro es que, con estos ejercicios, tu corazón volverá a latir como si nunca se hubiera parado…


next page next page close

Broken Hard – Colada de corazón

Tiempo atrás, cuando iniciamos la sección BROKEN HARD, dijimos que el corazón no se rompe, pero que sí puede sufrir y enfermar por causas muy diversas: desengaños, discriminación, malos amores… Hoy retomamos aquella idea inicial para proponeros una manera de recomponer corazones maltrechos, esperando que os resulte de utilidad en algún momento de vuestra vida…

Colada de corazón

Ante todo, no os pongáis nerviosas, porque los nervios atacan directamente al corazón, pueden provocar arritmias y taquicardias. Y no queremos eso, ¿verdad que no? Y menos aún si estamos mal.

Lo segundo, muy importante: hay que reconocer las causas y asumirlas. ¿Y cómo se hace eso? Fácil: preguntaos por qué estáis mal, por qué vuestro corazón late desacompasado. Solo es posible encontrar el remedio si se conocen las causas de la enfermedad. Sobre todo, no os mintáis a vosotras mismas, aunque os duela. Pensad en ello en los momentos en que os sintáis medio bien, nunca cuando estéis de bajón. Tened en cuenta que vuestro cerebro tampoco funciona a pleno gas, porque un mal bombeo del corazón suele provocar desequilibrios importantes en todo el organismo, como por ejemplo falta de oxígeno en la sangre y riego cerebral insuficiente. Si no podéis pensar con claridad, mejor que no penséis y lo dejéis para otro rato.

Una vez que estéis tranquilas, hayáis descubierto y asumido las causas, podéis pasar a la acción. Cogéis el corazón y lo dejáis en remojo unos días en un barreño con agua destilada, con Viakal y Vanish a partes iguales. El primero acabará con las calcificaciones, es decir, con esas relaciones tóxicas enquistadas que parecen no terminar nunca; el segundo es ideal para eliminar todo tipo de manchas en forma de malos recuerdos y experiencias traumáticas.

Pasados unos días, que pueden ser más o menos dependiendo del estado de cada corazón, podéis pasarlo a la lavadora. Para los casos más leves bastará con agua fría y ciclo corto; para los más graves, ciclo largo a 40 grados. Y para los graves de verdad, programa con centrifugado. ¡Ojo! No os paséis con la temperatura del agua o vuestro corazón podría encoger y nunca volveríais a ser las mismas. Podríais amar de nuevo, pero menos. Una vez terminado el proceso, dejad que el corazón se seque al aire antes de recolocarlo en su sitio.

NOTA IMPORTANTE: durante los días de colada os sentiréis vacías e incapaces de amar. Es normal, no se puede amar sin corazón. Pero tampoco se puede amar con un corazón sucio y maltrecho.

(vídeo de Youtube: Retomemos – “Corazón roto”)

Imagen de previsualización de YouTube

La Polli-Carme Pollina

 


next page next page close

Broken Hard –Ya no te quiero.

(intro Satchi)

Sólo hay una frase más difícil de pronunciar que “te quiero”, y es la siguiente: “ya no te quiero”. Y sólo hay una cosa peor que tener que pronunciarla, que es, claro, tener que escucharla. Cuando dices “ya no te quiero”, o cuando te lo dicen a ti, lo mismo da al fin y al cabo, se rompen muchas cosas de golpe y tu mundo parece pararse en seco. Ponerlo en marcha de nuevo es un proceso largo y a menudo penoso que empieza exactamente después de que esas cuatro palabras malditas corten el aire y hasta tu respiración: “ya no te quiero”… “ya no te quiero”… “ya no te quiero”… Pero a veces, más de una y de uno prefieren hacer oídos sordos, y en estos casos, lo mejor puede ser intentar tomárselo con un tanto humor como sea posible…

(texto Polli)

Ya no te quiero

Acabas de decirle que ya no la quieres, ¿y qué te ha contestado ella?: “Vale, cariño, no te preocupes, nos puede pasar a todas. ¿Comprarás tú el pan mañana?”. Y tú, extrañada y hasta un poco contrariada porque el breve discurso que te ha costado días, incluso meses, preparar, parece haber caído en saco roto, no te ves con ánimos para hacer otra cosa más que darte la vuelta en la cama, pensando que quizá ella está medio dormida y te ha contestado en sueños sin saber lo que decía. Decides que volverás a intentarlo por la mañana. Y lo intentas: “Oye, creo que ya no te quiero”. Y ella: “¿Ah, no? ¿Y cómo lo sabes? Anda, no seas absurda y no te olvides de comprar el pan”. Te da un beso y sale disparada hacia el trabajo, sin darte tiempo a réplica.

A media mañana, te llama al móvil y quedáis para comer juntas en el centro. Piensas que esta vez será la definitiva, así que, a la hora y en el lugar convenidos, entre dos cucharadas de una excelente sopa miso, vas y le sueltas: “¿Y si te dijera que a lo mejor ya no te quiero?” A lo que ella contesta, imperturbable y sin dejar de devorar sus nigiris de salmón: “Anda, termina de comer, yo me voy, tengo reunión a las tres y media y ya llego tarde. Nos vemos en casa. No hagas nada, me toca a mí preparar una buena cena”. Y se va.

Por la noche, después de cenar, tiradas las dos en el sofá viendo Gran Hermano en la tele, te armas de valor otra vez para un nuevo intento, el último:

—Cariño, a lo mejor algún día dejo de quererte, ¿vale? —le dices, mientras le acaricias el pelo. Pero ella te corta casi sin dejarte terminar la frase.

—Cállate, por favor, no oigo la tele.

—Vale, me callo, pero, ¿has oído lo que te he dicho?

Y ella te contesta, por fin, sin dejar de mirar hacia la pantalla panorámica de leds de última generación.

—Que sí, pesada, llevo desde ayer por la noche oyendo lo mismo, que no me quieres. Bueno, ¿y qué? Yo tampoco te quiero a ti, ¿y te digo yo algo? ¿Verdad que no? Pues sigue acariciándome el pelo en silencio y déjame ver el programa, que está muy interesante… Los de Gran Hermano son la pera, se dicen cosas tremendas los unos a los otros y nada, hacen ver que no va con ellos y siguen con sus vidas… Es que me parto, vamos…

Conclusión (si es que la hay): es muy triste no querer, pero más triste es fingir que se quiere.

Y no quiero terminar hoy sin parafrasear una expresión de la Satchi, porque me gusta dar la vuelta a las palabras —y más a las suyas— para encontrarles nuevos sentidos y significados: “un beso para todas, muchos besos para una”…

(vídeo de Youtube: “Amores circulares”, corto de César Vallejo) La calidad es bastante mala, pero el vídeo está muy bien…

La Polli-Carme Pollina


next page next page close

Broken Hard: Reencuentros.

(intro Polli)

Para muchas personas, la Navidad no es tiempo de alegría y felicidad, sino todo lo contrario. Si no se está en un buen momento personal, estas fechas pueden llegar a ser asfixiantes y nada beneficiosas para la salud mental, especialmente en casos de ruptura o problemas sentimentales. Y si, para más inri, coincides con tu ex pareja en el lugar y el momento menos pensados, se pueden crear situaciones rocambolescas. Porque los reencuentros no siempre son deseados…

(texto Satchi)

Armando el Belén

Belén ha llegado antes de hora, no puede evitarlo, es una costumbre que le inculcaron de pequeña y hoy, a sus treinta y cinco años, sigue anticipándose a todo. Será porque es un poco ansiosa, o porque tiene miedo de perderse cosas si llega tarde, o a lo mejor lo que le pasa es que tiene prisa por alcanzar algo o a alguien, pero no sabe qué ni a quién. Por culpa de sus prisas la dejó Elvira, su última novia. Elvira siempre se quejaba de que se corría demasiado rápido, de que no la dejaba disfrutar de su cuerpo como ella deseaba. El día que Elvira la besó buscando sexo y Belén tuvo un orgasmo inmediato se colmó el vaso. Elvira recogió sus pertenencias y se fue. Ocurrió el 15 de noviembre.

Hoy, 20 de diciembre, Belén espera a las demás chicas tomando un café en la barra del local social. Se ha apuntado a participar en el pesebre viviente que organiza la agrupación de lesbianas de su barrio, más que nada para distraer la mente. Le parece bien la idea de montar un belén sólo de mujeres, en el que incluso las Reinas Magas cabalgan a lomos de camellas y San José es María José, la alcaldesa de distrito. Sí, hay mucha bollera en el barrio de Belén, y por eso le gusta vivir en él, entre otras cosas. Pero también tiene un problema, y es que muchas de sus ex son también sus vecinas, y claro, como la mayoría de sus relaciones terminan mal, se pasa los días cambiando de acera para esquivar antiguos amores.

A la hora en punto llega María José, que también es la encargada de la coordinación. Belén le da dos besos antes de que la salude y se da cuenta de que ha vuelto a anticiparse. Y María José, que conoce su fama de orgásmica precoz, se ríe entre dientes, mientras Belén piensa de sí misma que es idiota y que quizá necesita terapia, como tantas y tantas veces le advirtió Elvira.

A medida que van llegando las demás y se van repartiendo los papeles, Belén saluda desde lejos a algunas de las chicas, aunque la mayoría no le devuelven el saludo, pero no le importa, ya está acostumbrada. Lo que peor le sienta es que ha visto entrar a Elvira, si llega a saber que ella estaría aquí, no se apunta a la tontería esta del pesebre. Y encima, Elvira hará de María y a ella le toca hacer de ángela, así que tendrá que acercarse a su ex más reciente para anunciarle mediante gestos que será madre por obra de la Espírita Santa. Piensa que, por una vez, la historia es cierta, porque si María espera que María José la deje embarazada, va lista.

La coordinadora pide silencio, va a dar las instrucciones para montar la escena.

—A ver, chicas, colocaos según vuestro papel. María, María José y Jesusa, en el centro. Las Reinas Magas, a la derecha; las pastorcillas, a la izquierda; y tú, la caganera, al rincón. El primer pase empieza dentro de quince minutos, así que… ¡A desnudarse todas!

A Belén le da un vuelco el corazón. Nadie le había hablado de desnudarse, aunque, ahora que lo piensa, nadie le había hablado tampoco de disfrazarse. Se acerca disimuladamente a la puerta del local, donde está colgado el cartel que anuncia el pesebre, y se da cuenta de que la culpa es suya porque ahí se dice bien clarito: “Navidad 2010. Pesebre viviente lésbico”. Y más abajo, en letra pequeña: “sin ropa, en reivindicación del espíritu navideño más humilde”.

Si pudiera, Belén se iría a su casa ahora mismo. Lo último que le apetece es desnudarse frente a muchas de sus ex parejas. Pero no puede, su sentido de la responsabilidad se lo impide. Cuando Belén se compromete a hacer algo, lo cumple hasta el final sin importarle las consecuencias. Así que vuelve a su posición inicial, junto a Elvira, que ya está desnuda y con Jesusita en brazos representando a la Virgen, y empieza a quitarse la ropa. Elvira se vuelve hacia ella.

—Nena, ¿y esos pezones? —le pregunta.

—Cállate —contesta Belén, tajante—, ya sabes que yo me pongo muy rápido. Y deja de hablar, en los pesebres vivientes no se habla.

Empieza el pase. En la primera escena, la ángela tiene que posar su mano sobre el hombro de María, y al hacerlo, Belén siente que se le eriza el vello de todo el cuerpo. Y Elvira sonríe, porque lo sabe. Luego, en otra escena, le toca acercarse a las pastorcillas para indicarles el camino hacia el portal, y al hacerlo, descubre entre el grupo a Verónica, otra de sus ex, con quien siempre disfrutó de un sexo fenomenal. Verónica la mira, y a Belén le sube el rubor a las mejillas.

Así, empitonada y ruborizada, Belén se dirige hacia las Reinas Magas en una de las últimas escenas del pesebre, para cumplir con su misión anunciadora. Y allí está Ivonne en su papel de Baltasara, una imponente mujer negra que llegó a España de vacaciones y se quedó porque sintió que Barcelona le gustaba más que los Estados Unidos. Ivonne y Belén fueron pareja durante poco más de un año. Al verla, el sexo de Belén se incendia sin remedio. Por fortuna para Belén, el pase está a punto de terminar.

Con los últimos aplausos del público entregado, Belén empieza a vestirse a toda prisa. Quiere alejarse de allí lo antes posible, huir de su pasado. Ha decidido que no volverá mañana ni ningún otro día, y así se lo hace saber a la coordinadora, quien le dice que la echarán en falta pero que no se preocupe, que ya se las apañarán.

Pocos minutos después, Belén se dirige a su casa, dos calles más abajo, pero cambia de acera para evitar a Rosa, que sube en dirección contraria.

—Tengo que cambiar de barrio —se dice.

La Polli-Carme Pollina

[email protected]


next page next page close

Broken Hard: Reparto de bienes.

(intro para ti, Satchi ¿La encuentras suficientemente extensa?)

Y después de una ruptura… Toca repartir bienes, todas las cosas que se han compartido y que ahora deben dividirse o bien repartirse a partes iguales o proporcionales, según la aportación de cada una. Esto es tuyo, esto es mío, esto para ti, esto para mí… Este proceso, generalmente penoso y triste, puede ser muy fácil o muy difícil, dependiendo de la cantidad de sentido común y de generosidad que seamos capaces de aplicarle. Y también depende, claro, del tipo de objetos, porque no es lo mismo tener que repartirse una lavadora o una colección de discos compactos… Un consejo: sed generosas, especialmente con el amor que le habéis dado a vuestra pareja mientras ha sido vuestra pareja. Dejad que se lleve todo ese amor con ella, porque sólo así os recordará siempre con aprecio y cariño.

Reparto de bienes

Esa tendencia innata, llamémosle manía, que tenemos las lesbianas de irnos a vivir juntas a la segunda cita tiene a veces un coste muy elevado. Y es que, si la cosa no funciona, toca deshacer lo que se ha hecho, a riesgo de pasarnos la vida haciendo y deshaciendo, haciendo y deshaciendo… El reparto de objetos como libros, CD y similares no plantea, en principio, problema alguno, porque son fácilmente cuantificables y reconocibles. Si acaso, el problema puede venir con los que estén firmados por sus autores o autoras, porque pueden ser objeto de codicia por ambas partes. En estos casos, tendréis que negociar. Los electrodomésticos, los muebles y el resto de objetos del hogar sí suelen traer más problemas a la hora del reparto, por sus propias características. ¿Cómo dividir una lavadora? ¿Ella el bombo y tú el filtro? ¿O es mejor venderla y repartir el dinero? Pero, ¿quién va a querer una lavadora de segunda mano? ¿Y el tresillo? ¿Quién se queda con el sofá y quién con las butacas? Eso por no hablar de la vivienda en sí. Decidir quién se va y quién se queda puede ser muy fácil o muy difícil, dependiendo de cuál de las dos sea la titular de la hipoteca o del contrato de alquiler. Y si lo son ambas y no hay acuerdo, a vender, a repartir beneficios y cada una por su lado. Claro que, en otros casos, hay quienes siguen compartiendo techo aunque hayan dejado de ser pareja, pero, personalmente, no conozco a ninguna lesbiana que lo haya hecho, y por mi experiencia creo que eso es algo más propio de los hombres gays.

Lo que me asombra realmente es el tema de la ropa, que, pudiendo ser de fácil reparto, puede ser incomprensiblemente difícil, más complicado cuanto más tiempo haya durado la unión. Porque sí, porque es cierto que, al final, de tanto convivir, muchas lesbianas confundimos la personalidad y hasta la ropa, y así no hay manera de saber de quién son esas bragas que quedaron en el cajón de la cómoda. ¿Serán tuyas, o las habrá dejado ella aposta, como recuerdo?

(vídeo de la canción de Verónica Orozco titulada “Las bragas”. La canción es una mierda, pero al menos es de temática lésbica. Además, la chica no está mal y, encima, la letra habla de bragas… ¿qué más queremos?)

La Polli-Carme Pollina


next page

Broken Hard – Corazón robado

Corazón robado Su madre se lo había advertido muchas veces; sus amigas, también....
article post

Broken Hard – Reanimación

Maniobra de reanimación cardíaca de primeros axilios. (intro Satchi) Una semana más,...
article post

Broken Hard – Colada de corazón

Tiempo atrás, cuando iniciamos la sección BROKEN HARD, dijimos que el corazón no se...
article post

Broken Hard –Ya no te quiero.

(intro Satchi) Sólo hay una frase más difícil de pronunciar que “te quiero”, y es...
article post

Broken Hard: Reencuentros.

(intro Polli) Para muchas personas, la Navidad no es tiempo de alegría y felicidad,...
article post

Broken Hard: Reparto de bienes.

(intro para ti, Satchi ¿La encuentras suficientemente extensa?) Y después de una...
article post