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Desconocidas y Fascinantes: Alla Nazimova, con Isabel Franc.

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Alla Nazimova-De patito feo a cisne de la escena, con Isabel Franc.

De pequeña la apodaban “el oso” y “el barril” por su físico poco agraciado; era regordeta y de aspecto viril. Con el tiempo, Alla Nazimova transformó su rostro y su figura hasta conseguir que su largo cuello, sus ojos violetas y su voz de arpa irradiaran una fascinación irresistible.

Mariam Edez Adelaida Leventon nació en Yalta en 1879 en una caótica familia judía. A su madre le gustaba llamarla “Alla”, de ahí tomó su nombre artístico al que añadió Nazimova por un personaje literario (la heroína de la novela rusa Niños de las calles). Su infancia transcurrió en un ambiente de violencia. Cuando sus padres se divorciaron fue entregada a una familia Suiza y allí empezó a mostrar sus inquietudes artísticas. Tomó lecciones de violín, aprendió francés y alemán, pero tuvo que soportar las violaciones continuas de uno de sus hermanos. Posteriormente, su padre volvió a casarse y la llevó a Rusia donde recibió también el maltrato de su madrastra, que no soportaba su aspecto masculino.

A los 16 años estudió en el Teatro de Arte de Moscú bajo la dirección de Stanislavsky. Alla se había convertido ya en una joven estilizada y atractiva. Para pagarse los estudios se prostituía en las calles. Una noche vio a unas mujeres que lanzaban octavillas reclamando el sufragio universal. Ese fue su primer contacto con el movimiento feminista; asistió a algunos mítines y conoció a las que luego serían referentes del feminismo y el socialismo.

Decepcionada con Stanislavsky, que se había vuelto conservador, abandonó el Teatro del Arte. Por aquella época se casó con un estudiante llamado Sergei Golovin, para ocultar su apellido judío. Un año después, se incorporó a una compañía con la que hizo una gira por Europa y allí empezó a forjarse su fama como actriz.

En 1905 un grupo de actrices británicas organizó una obra benéfica para costear el traslado de la compañía de Alla a Nueva York. Sus interpretaciones de obras de Chéjov y de Ibsen fueron muy alabadas por la crítica estadounidense. Y el número de amistades feministas influyentes iba aumentando, sopranos, periodistas dos primas de Theodore Roosvelt, actrices, empresarias, etc. La traductora y manager de la compañía era Emma Goldman, una anarquista ruso-judía entusiasmada con Alla que, gracias a sus contactos con la prensa neoyorquina, consiguió convertirla en una auténtica estrella. Ambas iniciaron una relación amorosa, que años más tarde rompió Emma debido a las numerosas infidelidades de Alla con otras mujeres, entre ellas la famosa guionista Mercedes De Acosta.

Como actriz, Alla se estaba convirtiendo en un mito se dice que la rodeaba “una aureola fantasmagórica, revestida de noche y humo, se la veía en todas partes y no estaba en ninguna, como una diosa pagana.”

En 1906 firmó contrato con el productor Henry Millar y debutó en Brodway con gran éxito de crítica y público. Su popularidad se mantuvo durante años y siguió brillando en Broadway, pero Nazimova se dio cuenta pronto de la hipocresía estadounidense: se hablaba de libertad pero su sexualidad no era aceptada.

En 1917, firmó un contrato con la Metro en el que tenía derecho a elegir guión, protagonista masculino y director. En más de una ocasión impuso a dos amigas lesbianas como guionista y la bailarina y a una de sus amantes, en la dirección o en los decorados.

Su éxito le proporcionó notables ingresos con los que se compró una mansión de estilo español a la que llamaba “El jardín de Alla”; 14.000 metros cuadrados en un camino de tierra que, con el tiempo, se convertiría en el famoso Sunset Boulevard. Allí se reunía la elite de Hollywood y se celebraban fiestas donde el alcohol (ilegal a partir de 1919 por la “Ley Seca”), las drogas y las orgías lésbicas entre actrices estaban aseguradas.

Alla produjo y dirigió la película Afrodita, basada en la novela de Pierre Louys en la que se trataba abiertamente el sexo y las relaciones entre mujeres. Pero la censura prohibió el film y mandó destruir todas las copias haciendo que esta obra se perdiera para siempre.

Sus ideas revolucionarias y sus relaciones hicieron que su nombre se asociara al comunismo y al lesbianismo en un país donde la represión se acentuaba hasta el punto de encarcelar a actrices lesbianas en plena actuación. Para dar apariencia de normalidad a su vida organizó un “matrimonio blanco”, pero aún así, ningún estudio quiso financiar un film con ella, por lo que en 1923, escribió, produjo, dirigió y protagonizó una Salomé demasiado vanguardista y solo apta para una minoría culta. En la obra, las interpretaciones eran coreografiadas como una pantomima ralentizada (una formula que repetiría Lindsay Kemp 50 años más tarde en Flowers). No fue aceptada por el público estadounidense y la carrera cinematográfica de Nazimova se vino abajo. Tuvo que vender su mansión y viajó a París donde trabó amistad con Dolly Wilde. Su deseo habría sido quedarse en Europa pero solo podía aceptar papeles de extranjera.

Vivió sus últimos años junto a su compañera Doodie, interpretando pequeños papeles de anciana. Murió en California en 1945. Está enterrada en el cementerio Forest Lawn Cypress. En la lápida solo pone Nazimova y en su tumba nunca faltan violetas.

Para saber más: No nos consta que existan biografías en castellano. Información en:

Artículo en Internet:

Alla Nazimova: El áspid lésbico de Stanislavsky

http://www.pseudoghetto.com/allanazimovaaspidlesbico.htm

Nazimova la actriz más grande del mundo

http://mujeres-riot.webcindario.com/Alla_Nazimova.htm

En inglés tenéis: Alla Nazimova, My Aunt, Tragedienne: A Personal Memoir, de Lucy Olga Lewton. Minuteman Press, 1988; y Nazimova: A Biography de Gavin Lambert, Knopf, 1997.

Si queréis revisar la película Salomé, se puede comprar por Internet

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Desconocidas y Fascinantes: Liane de Pougy con Isabel Franc.

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Liane de Pougy con Isabel Franc.

Una mañana que Natalie Barney paseaba por el Boi de Bologne quedó fascinada por una mujer de belleza angelical que paseaba en su carruaje. No desistió hasta conseguir que se convirtiera en su amante. Era Liane de Pougy. Cortesana primero, princesa después y monja al final de su vida, recibió los calificativos de la Divina, la Reina del Amor, la Perla o la Sultana del Sexo

Anne-Marie Chassaigne nació en 1869 en el seno de una familia pobre. De raíces bretonas por parte de padre y españolas por parte de madre, fue educada en un estricto pensionado religioso. A los dieciséis años se casó con un militar amigo de la familia. La noche de bodas él la poseyó con tal violencia que siempre habló de esa experiencia con horror. Tuvo un hijo a los dieciocho años con el que jugaba como si fuera su muñeco, pero por el que no sintió nunca una inclinación maternal. Los frecuentes malos tratos de su marido la llevaron a la infidelidad. Al descubrirlo, éste la hirió de un disparo en la espalda. Anne-Marie huyó a París donde dio clases de piano y de inglés y es probable que ejerciera la prostitución. Tiempo después adoptó el nombre se Liane de Pougy, inició su carrera como cortesana y llegó a convertirse en una de las Tres Grandes junto con La Bella Otero y Emilienne d’Alençon, su rival en el music-hall parisino y su amante intermitente.

De un extremo a otro de Europa se alabaron la belleza y la inteligencia de Liane. Tocaba con gracia el piano y la guitarra, hablaba inglés y español y era una experta amazona. Su porte y su elegancia la llevaron a ser confundida con la reina de Suecia en una ocasión en la que acudió a la ópera cuando su rostro no era todavía conocido. Al ocupar su palco, el público se puso en pie y la aplaudió. Ella sonrió divertida sin saber qué estaba ocurriendo. Se cuenta que en Niza, la coronaron Perle du carnaval, la metieron en una ostra gigante, a modo de perla humana, y unos marineros la pasearon a hombros por entre una muchedumbre delirante.

Aunque, no destacaba ni como actriz ni como bailarina y cantante, actuó en el Folies Bergère, el Olympia y el Théâtre Française de San Petersburgo entre otros prestigiosos locales. Seguramente, parte de su éxito se debió a que siguió siempre el consejo que le dio la actriz Sarah Bernhardt: “Muestra tu belleza, pero en el escenario mantén la boca cerrada”

A finales de siglo, no tenía rival como cortesana. Podía escoger a quien deseara y los pocos afortunados a quienes concedía sus favores lo pagaban con desmesura. Un pretendiente le envió un ramo de rosas en un singular envoltorio: un jarrón de plata en un carruaje tirado por cuatro caballos enjaezados en plata pura. Entre sus múltiples amantes masculinos se encontraban monarcas, príncipes, industriales, banqueros y hombres de Estado. Con sus voluminosas ganancias, se construyó una suntuosa mansión en el centro de París y compró elegantes casas de recreo en Bretaña y en Niza.

Además de su actividad artística, escribió una obra teatral y siete novelas (algunas de ellas grandes éxitos de venta), en las cuales mostraba abiertamente sus inclinaciones bisexuales, cultivando así su leyenda. Idylle Saphique (1901) narra su romance con Nataley C. Barney. Reimpresa casi setenta veces el primer año de su existencia, esta obra fue la comidilla de París durante meses.

En 1910 contrajo matrimonio con el príncipe rumano Georges Ghika, convirtiéndose así en una auténtica princesa. El matrimonio sufrió una grave crisis cuando el marido de Liane le fue infiel con la última conquista femenina de ella. Posteriormente, se reconciliaron y se trasladaron a Suiza huyendo de la Segunda Guerra Mundial.

En la última etapa de su vida, Liane de Pougy sintió un profundo acercamiento con la obra religiosa del asilo francés de Santa Inés. Decidió tomar los hábitos de la Orden Terciaria de las Dominicas y vivó el resto de sus días consagrada a la oración y a la reflexión. Murió en Suiza el 26 de diciembre de 1950 bajo el nombre religioso de Ana María de la Penitencia.

Para saber más: En Souvenirs indiscrets (1992) Natalie Barney narra su encuentro con Liane. Hay también una biografía: Liane de Pougy, courtisane, princesse et Sainte de Jean Chalán (1994). Ambos en Flammarion. Y en la biografía de N. Barney de Suzanne Rodríguez (Circe 2004) hay un capítulo entero dedicado a ella.

 

 

 

 

 

 


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